Conectando con la naturaleza (1-3 final)

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Dalila sentía que, por primera  vez, se encontraba viva. Por primera vez, sentía que se podía comer el mundo. Nunca se había sentido así. Se encontraba, en un estado dormida, pero a la vez, despierta. Su cuerpo estada en un estado que no se podía explicar a sí misma. Era como si durmiera y se encontrara dentro un su propio sueño, pero viendo, sintiendo, pensando y al mismo tiempo, dueña de sus movimientos y sus actos.

Dalila abrió los ojos, respiro profundamente. Miro a los arboles, parecía que su ser se había unido al bosque. Sintió la necesidad de abrazar a ese árbol que tenia al lado, que le había cedido su tronco, para que su espalda se echara en él y descansara, mientras se tranquilizaba. Su mano lo acaricio, terminando en un gran abrazo entre los dos.

Noto como ese ser, tan grande, áspero y lleno de vida. Le agradecía la caricia y el abrazo. Ella, Dalila a cambio le dio gracias por aceptarla, por acogerla y por permitir ser consolada desde lo mas profundo de su ser. Miro al bosque notando que ahora si se encontraba realizada, completa. Sentía, que la madre tierra le había hecho ver, lo bendecida que era. Las cosas que tenía y nunca se había parado a verlas. El que la soledad, solo era odjetiva y abstracta.

Dalila miro a su alrededor, con los labios en silencio dio gracias al viento, al bosque a los animales de la naturaleza. Miro al cielo echándole un guiño. Y empezó a caminar devuelta al vehículo. Abrió la puerta, se sentó y  acercando  la llave, la introdujo en el orificio y como de la nada, por arte de magia lo arranco como si nunca se hubiera parado solo o estuviera estropeado.

De camino a casa de su madre, por su mente iban apareciendo un sinfín de pensamientos hermosos. Ya no le preocupaba pasar dificultades, ni situaciones difíciles. Sabía que en el camino se encontraría caídas, pero se pregunto a ella misma;

--¿Quién no se cae y se levanta, aprendiendo a caminar?, ¿Quien no se desahoga, llorando, para sentirse mejor? Ahora se sentía más fuerte que nunca y lo más importante, sabía que siempre podía contar con la naturaleza, aunque no siempre la podía escuchar, ni ver.

 Bajo del coche, entro en la casa de su madre, la vio en la cocina guisando y acercándose silenciosamente, mientras su madre la llamaba, pues la escucho entrar. La abrazo por detrás, rodeándole con sus brazos y en el oído le dijo;

--Gracias por ser mi madre, gracias por tenerme, gracias por cuidarme y dándose la vuelta, mirándola a los ojos le dijo. Gracias por darme un Amor puro sin condiciones, ni pedirle nada. Terminando dándole un beso en la mejilla y diciéndole; Te quiero mamá.

                                  

 

                                         Fin


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