Casi me descubre mi amiga, pero valió la pena arriesgarse #1

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Como empezar este relato... demasiadas cosas ocurrieron en poco tiempo que pareció de película. Pero como es común decir, vamos desde el principio... si leyeron mis relatos anteriores quiero que sepan que la chica involucrada sigue siendo la misma, mi tan “querida amiga”, si es que todavía lo sigue siendo... pero eso lo explicaré al final.

Si quieren ponerse en contexto de quien es y que tanto significa ella para mi les recomiendo que lean los anteriores capítulos, que por cierto no tienen desperdicio.

Si están listo aquí vamos...

Luego de las locuras del verano 2023 llegamos a noviembre de ese mismo año donde se vuelve a producir otro de esos acontecimientos dignos de recordar. Pero ¿qué pasó en medio de todos esos meses? Pues a nivel de conseguir algo más...no. El invierno llegó y, por ende, los días de pileta acabaron (como tantas veces lo hice yo). Sin embargo, hubo algunos sucesos bastante destacables: mi amiga, quien llevaba una relación de más de 3 años, terminó en el mes de mayo luego de varios vaivenes. Tuvo 2 meses algo tristes, pero como buen amigo siempre estuve ahí para contenerla.

Nos juntamos una fría tarde de julio para charlar, y me comenta que tiene ganas de empezar gimnasio, ya que al estar sola de nuevo tenía intenciones de distraerse y porque no, hacer actividad física.

A modo de chiste le comento: “Ahora que estás sola querés agrandar culo no?”. Ella se rió y siguiendo la broma me dice: “Y bueno, tengo que agrandarlo para impresionar a alguno supongo”.

Mi cabeza automáticamente piensa “No tenes que agrandarlo mucho para impresionar... sino pregúntame a mí”.

Como ya comenté, no es una chica atlética ni ha hecho entrenamiento casi nunca, pero sorprendentemente siempre fue flaquita y con la ropa adecuada podía llamar la atención con su cola, por lo menos para mí.

Aprovechando la situación le recomendé que fuese a mi gimnasio, al menos así podría verla en calzas, y ver ese proceso de crecimiento de glúteos. Sin embargo, consiguió ir a un lugar cercano a su casa y a precio más barato. Con el pasar de los días fuimos hablando sobre su experiencia en el gym y cada vez que le tocaba hacer piernas siempre terminaba extenuada. Como a mí me gusta mucho ir al gimnasio le fui recomendando ejercicios (sobre todo los de pierna) y ella los implementó, sumado a que sus profes la exigían muchísimo los dolores musculares eran la evidencia. Cada vez que me contaba sobre la rutina y que le costaba 3 días en recuperarse, yo la alentaba y le daba fuerzas de que valdría la pena los resultados. Era Julio y ya me empezaba a ilusionar del cambio que podría ver en el próximo verano.

Llegó el mes de noviembre y el calor se hizo presente nuevamente. Ese día nos juntamos a tomar algo y hablamos sobre el clima agradable que hacía. Yo le comento que tendría que ir a comprar nuevas mallas ya que tenía las mismas de hace años. Ella aprovecha y me comenta: “Debería hacer lo mismo, pero antes pensaba deshacerme de algunos bikinis, además que algunos son los que me había comprado mi ex”.

Yo le comento “¿Pero no pensas en venderlos? Podrías sacar algo de dinero con eso..”

Ella: “No se me ocurrió, podría llevarlos a un outlet o algo así, nunca lo hice”

En ese momento me di cuenta que estaba creando el escenario perfecto para concretar un pervertido plan...

Unos días después fui a su casa por la tarde y hacía bastante calor y estaba dispuesto a ejecutar ese plan. Pasó el rato y no encontraba la forma ni el momento oportuno de preguntar, al punto que iba a desistir, pero tomé coraje y pregunte descaradamente: “Hey, sé que esto no tiene nada que ver pero... has ido al outlet a vender tus bikinis y todo eso?

Ella: “Cierto, pensaba ir esta semana a vender 5 conjuntos, ¿por qué preguntas?”

Yo: “Porque quizás te conseguí un comprador, bueno, una compradora quiero decir... ¿te acuerdas de mi amiga X? Justo hablamos el otro día y me dijo que iba a ir a uno de esos outlet en estos días para conseguir bikinis”

No hay que aclarar mucho... si bien la chica que le mencioné existe, es claro que era toda una mentira para ser el “intermediario” de esa venta. Entonces mi amiga me dice “Genial, no hay problema, decile que un día venga a casa y mira los conjuntos, podes venir con ella así no tiene vergüenza.”

En ese momento debí improvisar con tal de no perder la oportunidad: “Entiendo, pero le comenté a ella que yo iba a estar en tu casa y por ahí podrías mostrármelos a mí y yo le paso fotos”.

Sabía que mi plan no era muy estructurado, pero debía continuar con la mentira como sea, y antes de que ella me pidiera su número para hablar con ella o algo similar le digo: “Ahora está en línea, si le paso algunas fotos las podrá mirar y a lo mejor quiere algún conjunto”.

Mi amiga estaba bastante confundida por la situación, pero como soy su gran amigo de tantos años, no dudó demasiado. Sin embargo, preguntó: “Como sabes su talle? ¿Acaso te lo dijo?”

Yo: “Si, pero son ambas de la misma altura y contextura, por eso le irá bastante bien”

Luego de pensarlo unos segundos me dice que vayamos a su pieza y buscaría algunos conjuntos.

Ella: “Estos son... le sacas fotos y se los mandas?”

Yo: “Si no tienes problemas lo hago, ¿puedo?”

Ya con la autorización le saco fotos a cada conjunto y lo mando a un contacto ficticio, pero tratando que ella no vea nada. Los conjuntos... eran 5 de los cuales 3 eran tangas bastante finas, yo conocía 2 ya que los vi cuando ella los usó y como no, en aquella sección de fotos legendaria (relato anterior), por último, el otro era una tanga roja que jamás usó, de solo verlo pude imaginar cómo le quedaría y mi pene palpitaba.

Seguimos hablando un poco para distender mientras esperamos la respuesta de mi “otra amiga”. Finalmente sigo con el juego: “Ahí me respondió, hay 3 conjuntos que le gustan y que quisiera comprarlos”. Decidí por el conjunto rojo, el otro era del año pasado con el que tengo buenos recuerdos y el otro era más normalito, para que no sospechara.

Mi amiga: “¿En serio? ¡Genial! ¿Pero en serio no quiere probárselos? Se los puedo guardar. Mirá que el conjunto rojo es ajustado”. Y claro que lo era... ¡ya me había dado cuenta!

Yo estaba con los latidos a mil, pero era una instancia que no podía desaprovechar y le digo “Eso pensé, no sé qué opinas amiga, pero si puedo mandarle fotos con el conjunto puesto le servirá para que vea como queda”

Ella: “No entiendo, ¿queres que pose y saques fotos para mandársela?”

Yo: “Si queres, si decis que no, no hay problema”


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