DEMASIADO JOVEN.

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Yo trabajaba en un pueblo en un comercio de comestibles, propiedad de una viuda. Allí vivía interno, comía y dormía en su casa, era como uno más de la familia.
Ella no necesitaba el comercio para vivir. Lo conservaba en recuerdo a su marido. Tenía muchos terrenos de cultivo con gente que se los trabajaba con mulas en esos tiempos.
Yo era casi el jefe, en el comercio, la viuda solo pedía las cosas que yo le decía que necesitaba, Pasando una vez o dos al día, a ciertas horas y si notaba que tenía más trabajo para ayudar un poco. Si  todo estaba en orden se marchaba y quedaba solo.
Era una buena jefa, educada, amable y tratando bien a todo el mundo. Cosa difícil de encontrar en aquellos oscuros tiempos.
Tenía dos hijas, una en Salamanca estudiando y la otra vivía con ella. Las dos estaban muy bien, eran guapas ,educadas y no se metían en nada con nadie. Pero sin dar mucha confianza a las clases  más bajas. Cosa normal en esos tiempos.
La que vivía en casa era muy poco habladora, muy católica, siempre con sus cosas de religión, frecuentando la iglesia, el convento del pueblo, dando catequesis, con un rosario colgado y pendiente de ver si podía ayudar en algo a los demás.
Su novio trabajaba en el Banco del pueblo, era una cosa parecida a ella. La madre comentaba que era bueno, pero con poco espíritu. No estaba muy contenta con el noviazgo, notaba como que su hija no tenía mucho entusiasmo  por casarse.
Un día la viuda recibe de su hija la noticia que se quiere meter a monja. El disgusto para elle es muy fuerte, no le gusta nada esa idea que tiene la hija. 
Habla con el novio haber que puede hacer, este le responde que si es su decisión, el nada puede hacer para poderla cambiar.
Su madre busca una solución para quitarle esas ideas de la cabeza de su hija, lo comenta conmigo y no ve que camino seguir. 
Se le ocurre una idea descabellada y dirigiéndose a mí. Me pregunta que si me gusta su hija. 
¿Por supuesto que me gusta? No me atreví a decirle  que me gustaba tanto que todas las noches le hacía el amor soñando con ella.
Solo se me ocurrió decirle que era mayor que yo y casi no cruzamos palabras, solo hola  adiós y poco más. Las pocas veces que pasaba por detrás del mostrador yo trataba de rozarme con ella,
pero ella ponía mucho cuidado en que eso no sucediera.
El favor que te pido es que trates de conquistarla. Yo te ayudare en lo que pueda, sería muy feliz si lo consigues y se le pasa esa idea tonta que tiene de meterse a monja.
Si consigues conquistarla, procura dejarla en estado, lo más rápido posible. Yo creo que su novio no le mete mano y por eso se quiere meter a monja.
Si eso sucediera me harías muy feliz. Eres un buen chico y siempre te lo agradecería, 
Su habitación no se quedará cerrada por la noche por si la necesitas para hablar con ella o para otros menesteres.
La tarea no me disgustaba. Lo malo era que yo no sabía por donde meter mano. Apoyado y aconsejado por su madre hacía lo que ella me recomendaba que hiciera. Ella trataba de resaltar mis cualidades ante su hija, incluso aumentándolas. Haciendo de Celestina.
 Todo fue inútil, La hija no quería saber nada del asunto. 
El día que le dije que me gustaba, se santiguó diciendo que era una idea descabellada, que no pecara, ni que se me pasara por la imaginación esos pensamientos hacía ella, estaba decidida a casarse con Jesús y nadie la apartaría de ese camino.
Rechazado y dolido me sentí, agobiado avergonzado, tan presionado que en su presencia me
ponía rojo de vergüenza. Me despedí de ese lugar al no saber que hacer.
Ella se metió a monja. Unos años después fui a ver a su madre, me dio las gracias por intentarlo, reconoció que fracasamos los dos. Que  eso me vino muy grande al ser demasiado joven para esa aventura 
La visite unas dos veces más y conserve su amistad hasta el final.
Para una vez un mi vida que tenía a la suegra de mi parte y que quizás habría solucionado mi vida, de pasar por tantos trabajos y tantas calamidades, no tuve la suerte de mi parte. 
 No se si ese tal Jesús acaparador de esposas me hizo la puñeta o no. (Es broma)
Así se las ponían a Felipe II de fácil. ¿Eso dicen? El pudo aprovecharlas (Yo no)

 

 


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