DESEO INCONTROLABLE

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Lo que era un día normal para cualquiera, para nosotros no lo iba a ser, sería nuestro segundo encuentro y aunque ya no estábamos tan nerviosos no sabíamos exactamente dónde ir.

Me recogió donde siempre en su coche se le veía tranquilo, pero a la vez ansioso, entré en el coche y nos íbamos camino alguna parte tranquila fuera de miradas indiscretas donde pudiéramos estar cómodos.

Se dirigió a la playa pensábamos que no habría mucha gente por las fechas que eran y que hacía frío.

Pero debieron pensar como nosotros y aunque no estaba llena había bastante gente.
Fuimos a tomar algo, el no dejaba de mirarme, de buscarme la mirada que yo le huía porque me vuelve vulnerable ante él, y todo lo que no puedo controlar me pone muy nerviosa.

Me tocaba la pierna por debajo de la mesa, me acariciaba el brazo y me besaba en la mejilla cuando yo realmente lo que deseaba era que me llevara a otro lugar y que me empotrará con fuerza y sin descanso.

Pero aun así estaba encantada con él, seguía tocándome la pierna y buscándome…

Nos decidimos a irnos y de camino al coche me azotaba el culo, cosa que me vuelve loca, me pone juguetona y me ponía delante de él poniéndole mi trasero por delante de su pelvis. Me agarraba el pecho y sin querer mi cabeza se reclinaba hacia atrás dejándole vía libre para besarlo.

Ya dentro del coche buscábamos un lugar discreto para dar rienda suelta a nuestro deseo.

Mientras conducía yo le iba tocando la pierna y subiendo mi mano por su muslo, me moría de ganas por desabrocharle el pantalón y ponerme a lamerle y no parar de hacerlo hasta que dijera basta.

Detuvo el coche y no se pudo contener más, se vino hacia a mí y empezó a besarme, su lengua invadía mi boca y me excitaba cada vez más.

Su mano por dentro de mi suéter buscaba mi pecho sin descanso hasta que se encontró con mis pezones que no dejaba de acariciar, los saco del sujetador y por encima del escote los comenzó a chupar, a lamer y a mordisquearlos, me moría de gusto de que su boca me devorara de aquella manera.

Desabroché su pantalón y bajé un poco el bóxer dejando libre su erección, acariciándola suavemente, estaba totalmente empapada, dura, hinchada, deseando ser lamida, chupada, que mis labios la atraparan devorando cada centímetro de piel, jugando con mi lengua en su glande.

Su boca seguía devorando mis pechos y me hacía gemir sin control, bajo mis leggins y metió su mano acariciándome por encima de mi ropa interior ya bastante humedecida por culpa de la excitación.

Metió los dedos por dentro y buscó mi clítoris acariciándolo muy suave y muy despacio, enseguida mis jugos empaparon todo mi sexo y no dejaba de jadear.

Nos percatamos de que teníamos mirones y por un momento tuvimos que parar … dios estaba súper excitada y súper mojada.

En cuanto los perdimos de vista continuamos con nuestro deseo y pasión retenida. Me incliné sobre él y comencé a besarle sin control, buscando su lengua desesperadamente y masturbándole sin compasión, su mano enseguida buscó mi humedad introduciendo sus dedos en mi interior, diossss que gozada. 

Me senté sobre el asiento levantando mis caderas para que tuviera mayor accesibilidad a todo mi ser, entraba y salía de mi arrancándome gemidos y jadeos que salían de mi boca sobre sus oídos, él estaba enloquecido, yo no dejaba de masturbarle, no quería que parase estábamos excitadísimos, seguíamos besándonos, me chupaba los pechos, mordía mis pezones y sus dedos entraban y salían de mí, empapados de mis jugos cada vez más abundantes, creía que iba a explotar de un momento a otro, su pulgar acariciaba mi clítoris fuerte y rápido, los dedos cada vez más rápido … y de nuevo volvían los mirones, tuvimos que parar … recomponernos y abandonar aquel lugar…

Y decidimos irnos de allí cada uno en su asiento tuvimos que disimular, paró el coche un poco más adelante las ganas de terminar lo que habíamos empezado no podían esperar.

Así que nos pasamos a los asientos de atrás, puso las cortinillas de las ventanillas que hacían que tuviésemos más intimidad.

Empezó a besarme con pasión y a quitarme la ropa sin control hasta que me dejó totalmente desnuda, él se quitó el pantalón y los bóxers dejando al descubierto su imponente erección que tanto deseaba metérmela en la boca y así lo hice, lamiéndola, chupándola, con ansia, estábamos excitadísimos, sus manos recorrían mi cuerpo, acariciaban mi sexo e introducía los dedos en mi interior, su boca succionaba mis pezones y mis jadeos con su polla dentro de mi boca eran casi ahogados, cada vez la metía más al fondo provocando mis arcadas y lagrimeando cada vez que me atragantaba, no podía aguantar más y le pedí que me follara, sin dudarlo un segundo se sentó sobre el asiento y me colocó encima de él.

Introduciéndome todo su miembro erecto, duro e hinchado hasta el fondo, me sentía morir de placer, por fin lo tenía dentro de mí, estaba quieta inmóvil disfrutando de esa sensación de estar llena, poco a poco empecé a moverme despacio y sin descanso.

El mordía mis pechos, los lamía, los estrujaba, ufff me encantaba esa sensación de poder estando yo encima y llevando el ritmo.

Empecé a moverme cada vez más rápido y más descontrolada, siii así me gusta, jadeábamos a la vez, los gemidos eran evidentes, no nos importaba que fuera del coche había dos mirones que no dejaban de tocarse a la vez que no parábamos de movernos. La situación nos ponía más y más calientes.

En cada penetración un chorro de mis jugos salía de mi interior y lo empapaba por completo, estaba súper húmeda, caliente chorreante. El no dejaba de tocarme el culo y metió uno o dos dedos para empezar a dilatarlo sin dejas de moverme sobre él.

Me inclino un poco y me la metió por el culo. Grité de dolor, pero ese dolor poco a poco se fue disipando por el placer de tenerle dentro y que fuese abriéndome a su conveniencia. En ese momento yo ya no tenía el control era totalmente suya. 

Me dejé llevar y cada vez mis gritos y mis jadeos eran más intensos.

Los de fuera del coche cada vez más excitados no paraban de tocarse y de disfrutar de vernos.

Nosotros cada vez más excitados de ver que les gustaba vernos follar así.

No podíamos aguantar más.

Empecé a acariciarme el clítoris mientras el seguía penetrándome sin piedad.

Y de repente una explosión de placer recorrió todo mi cuerpo y grité, grité sin control y en ese momento todo su semen invadió mi interior sintiendo como su miembro palpitaba dentro de mí.

Nos miramos y nos besamos, levantando la cabeza y viendo que los dos mirones que estaban allí también habían terminado y disfrutaron del mismo modo que lo habíamos hecho nosotros. 

Fue una experiencia inolvidable y muy excitante.


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