Hoy te he visto de nuevo

El cielo azul penetraba por la ventana del despacho, la mañana parecía empezar bien, a pesar de haber estado trabajando casi toda la noche y haber dormido en el despacho. A las 8:30am tenía una aburridísima reunión, así que debia darme prisa en asearme un poco y en tomarme un largo café negro de la máquina del pasillo si quería rendir como se esperaba de mí.

Me lavé la cara con agua bien fría y fui a por la bolsa de aseo para emergencias a mi taquilla, donde con un peine plegable me desenredé el pelo, me cambié de ropa interior y me eche desodorante, después de darme una rápida ducha y secarme con una toalla de lavabo reservada en mi maletín para casos como el de hoy. 

Me dirigía a la máquina de café cuando te vi, mirando la pantalla del ordenador. Aún no me acostumbro a que me ignores y mi mirada busca con ansia la tuya, encontrando solo un vacío. Una inquietud interna, hace que me ponga a moverme sin parar, sin rumbo fijo, me siento y me levanto varias veces en una silla, después en un tamburete y acabo con mi espalda en una pared, sin poder apartar la vista de ti. Intento concentrarme, agudizo el oído porque te oigo que hablas con una compañera. No escucho lo que dices, pero me encanta oír tu voz. 

El jefe me da los buenos días, y me doy cuenta que son las 8:25am y está a punto de comenzar la reunión. Me esfuerzo por moverme, por separarme de ti y cierro la puerta de la sala de reuniones con la esperanza de que algún día, todo vuelva a ser como antes, y pueda abrazarte, acariciar tu cara, besarte sin parar, mirar tus ojos color castaño y reflejarme en ellos.

Yo esperaré, con una ilusión que se me trunca cada día que pasa, pero con un amor que no puedo evitar, y que me dice que esto no es el final entre tú y yo.