Reflejo Oscuro

La noche había caído pesadamente sobre la vieja casa de Sara, envolviéndola en un manto de oscuridad que parecía palpitar con vida propia. Desde la ventana de su habitación, observaba cómo las sombras se alargaban y retorcían, como si fuesen tentáculos de una bestia hambrienta que acechaba oculta en la penumbra.

El sonido del reloj en el pasillo resonaba en su mente como un eco ominoso, marcando los segundos que se deslizaban inexorablemente hacia la medianoche. Cada tañido parecía llevar consigo un susurro siniestro, como si el tiempo mismo estuviera conspirando en su contra. Una sensación extraña se instaló en la habitación, algo parecido a la inquietud de ser observada, de sombras que parecían caer sobre ella y de voces que parecían susurrarle cosas ininteligibles al oído.

Decidida a alejar esos pensamientos, Sara se levantó de la cama y se dirigió hacia la cocina en busca de algo que la reconfortara. Pero en el camino, el crujido del suelo bajo sus pies resonaba en la quietud de la casa, como si cada paso la acercara más al borde de un abismo invisible, como una puerta invisible a la incertidumbre.

Al encender la luz de la cocina, una sensación de alivio momentáneo la invadió, pero pronto se desvaneció cuando vio reflejada en la ventana una figura borrosa de aspecto sombrío, con la mirada vacía clavada en ella. Su corazón dio un vuelco en el pecho mientras se quedaba paralizada por el miedo, pero cuando giró bruscamente hacia la ventana, la figura había desaparecido sin dejar rastro.

Temblorosa, Sara intentó convencerse a sí misma de que había sido solo su imaginación, que le jugaba una mala pasada. Tomó la taza de té entre sus manos, sintiendo el calor que emanaba de ella, pero incluso el calor no podía disipar el frío que se había instalado en su interior.

Decidió regresar a su habitación, pero cada sombra parecía cobrar vida propia mientras se deslizaba por los rincones oscuros de la casa. El sonido del reloj resonaba en sus oídos como un latido enfermizo, marcando el ritmo de su propia angustia.

Cuando llegó al pasillo, una sombra se deslizó rápidamente frente a ella, como si estuviera huyendo de algo que acechaba en la oscuridad. Un grito atrapado en su garganta amenazaba con escapar mientras se daba cuenta de que no estaba sola en la casa, que algo oscuro y siniestro la observaba desde las sombras.

Con el corazón martilleando en el pecho, Sara se lanzó hacia la puerta con la esperanza desesperada de escapar de esa pesadilla, pero se detuvo en seco cuando vio su reflejo en el espejo del pasillo. La figura estaba detrás de ella, con sus ojos vacíos clavados en los suyos, extendiendo una mano helada hacia su hombro.

Un grito de terror se ahogó en su garganta cuando la oscuridad la envolvió por completo, dejando solo el eco de sus propios latidos, resonando en el vacío de la noche.

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