La sensualidad expresa de Alfred Hitchcock
Por Jasper
Enviado el 16/08/2024, clasificado en Reflexiones
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Al revisar Extraños en un tren, la conocida película de Alfred Hitchcock, estrenada en 1951, resulta llamativo que la casposa censura de EE.UU., muy activa en esa época de persecución del arte libre, no tocará el silbato al someter a escrutinio unas largas secuencias en las cuales el personaje de Miriam Haines, esposa de comportamiento poco ortodoxo para la moralidad del momento, de un afamado tenista amateur Guy Haines, siguiendo el magnífico relato de Patricia Highsmith.
Hitchcock filma una de las más sensuales escenas del cine, a mi juicio. Sin separarse del relato turbador de Highsmith, el británico realiza una larga toma en la cual Kasey Rogers, la actriz protagonista del personaje de Miriam, saborea y lame con fruición, haciendo girar la punta cremosa del cucurucho del helado, mientras la introduce y saca de la boca mostrando un lascivo movimiento de la lengua, dejándose observar provocadoramente por el extraño que poco después la asesinará. Antes, en medio y después de esa incitante escena, Miriam y Bruno Anthony, interpretado magníficamente por el actor Robert Walker, establecen un juego de miradas insinuantes que generan una alta tensión emocional y sexual. Poco antes del asesinato, Hitchcock presenta un juego de sombras en un túnel de feria en la que, entre los juegos de la protagonista con uno de sus dos acompañantes, es fácilmente identificable con los movimientos de una cópula.
Recomiendo la revisión del film, por ser una obra maestra del género llamado de suspense, y para disfrutar de la sensualidad expresa de las imágenes creadas por el director inglés.
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