TREN NOCTURNO (4)

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Tren nocturno (4)
(Variación sobre un tema de Frank Bridge)

Janis y Trishia son pareja. Janis ha descubierto que Trishia tiene un romance con Piper, su compañera del almacén. Dolida, deja la compra en la entrada de la casa, coge algo de dinero y se marcha hacia la estación del ferrocarril. Allí toma un billete de ida para Jersey. En el tren viaja una pareja de ancianas solamente.
Janis rememora su vida pasada, antes de Trishia.

__________________

El alimento de los dioses es nuestra desdicha, piensa Janis. Mi corazón es el puzzle esparcido de los cien mil cristales de mi amor, los que le di a Trishia.
La noche en que nos miramos, fijamente, latentes; deseos ardientes. Sus ojos de lince taladraban las paredes de aquel local con las parpadeantes luces de neón. Yo no apaciguaba mi inquietud. Volví a mirarla. Enrojecí, pero en el ambiente de escalas musicales inconclusas fui invisible. Otra forma de invisibilidad, la invisible constancia de la punzada en el vientre. Los ojos abiertos para conseguir robarle el alma. ¡Ay, cómo deseaba su cuerpo! Recorrer la espalda desnuda y desatar el nudo de la camisa de color incierto. Besar aquel cuello africano, olerla toda... ¡Cuánto deseo infinito tracé en el cuero del sillón, en aquel rincón!
Vacía. La orografía de mi vida: plana. Y ella, pliegue del subsuelo, se abrió paso perforando la reseca tierra de mis días. Ahora muerdo mis labios: ¿rabia, dolor, tristeza...? Un glaciar de hielo en el centro de mi pecho. 
Túnel, puente, destartalados almacenes, huertos ... Las dos ancianas cuchichean. Perversos juegos de maledicencia. Son las frías estatuas neoclásicas que perdieron su virginidad en un absorto instante de "lo que es correcto"¿Por qué Piper? Me besó en mi cumpleaños y me deseó cien años más de felicidad. Abrazó a Trishia. Una forma de esconder el olor de su cuerpo íntimo ante mi honorable ignorancia. Pero yo sí recorrí la intimidad de Trishia aquella misma noche a la salida del pub. La llevé a mi casa. Copa de pippermint helada, John Mayer en el reproductor. Separó de mi piel la ropa interior. Besé sus labios interiores. Conocí el aroma fresco de su vientre.
Yo la amo. Sé que ha sido una furtiva aventura de fin de semana. Nunca ella masajeará sus pies como yo. Piper desea un polvo a hurtadillas, eso es todo. Trishia siempre soñó una aventura caliente. Otros senos, otra mirada ardiente sobre su cuerpo. Otros espasmos para compararlos con los míos. ¡Tantas veces hemos roto el alba! 
Llegamos a la estación. Amo a Trishia. Es ese tipo de amor verdadero, nuestro bilateral. Acurrucarnos en el nido que creamos. No le basta. Hay otra rama en este árbol. Imagino sus besos, sus abrazos, sus jadeos. Pero no son los míos; no son los de ella conmigo; no son los nuestros. Son los de ellas y los nuestros, nuestros gemidos son sólo nuestros.
Bajo del tren. Regreso a casa. ¿No puede haber un amanecer y un atardecer en un mismo día?
La amo. Regreso a casa.

 


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