Seres de otra dimensión

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Recientemente me han preguntado qué opinaba acerca de que ciertos individuos de la NASA afirmaran que los extraterrestres podrían venir de otras dimensiones espacio-temporales.

Mi respuesta podría ser muy extensa. De hecho, en el año 1995 publiqué, junto a un colaborador, un libro en el que explorábamos la posibilidad de que los "alienígenas" fueran en realidad seres humanos de un futuro distante.

Recuerdo también que, antes de la publicación del libro, realizamos numerosos artículos para enviar a revistas especializadas. Ninguna quiso publicar una hipótesis que consideraban tan surrealista. En ese momento, la idea predominante era que los extraterrestres eran delgados, con cabezas en forma de pera, ojos enormes, y tres dedos en manos que colgaban de unos brazos ridículamente largos. Esa era la tendencia editorial, lo que estaba de moda.

Aun así, insistí. Le pedí una cita a la revista Karma 7. Volé a Barcelona y me dirigí a la calle Muntaner, donde se encontraba la redacción, en un piso algo informal. Allí me recibió un hombre muy amable, el director, junto con su hija, que era redactora (lamentablemente, no recuerdo sus nombres). Les expliqué en qué consistían los artículos, pero, por la expresión en sus rostros, comprendí que sería difícil lograr su interés. Me pidieron que les dejara una copia y que ya me responderían.

Salí de aquella oficina y fui a la revista Año Cero, obteniendo el mismo resultado. Mundo Desconocido, de Andreas Faber-Kaiser, ya había desaparecido, y Más Allá no era de nuestras preferidas.

Finalmente, ahorramos dinero y publicamos el libro por nuestra cuenta, al cincuenta por ciento con la editorial Grupo Libro, en su colección Paraísos Perdidos.

La hipótesis principal del libro planteaba que un grupo de humanos del futuro regresaba al pasado. Exploramos las razones detrás de estos viajes temporales y publicamos los resultados de nuestra investigación a mediados de los años noventa.

En esa época, autores como Von Däniken escribían sobre dioses venidos de las estrellas, especulando que estos seres habían traído la civilización a los humanos primitivos. Sin embargo, nosotros proponíamos que no había visitantes extraterrestres; eran humanos, pero de un futuro incomprensible para nuestro paradigma temporal.

Investigamos también en campos como la mitología, la religión y la arqueología, y realizamos trabajo de campo en algunos lugares del Himalaya hindú, como Ladak, donde las historias de avistamientos resultaban sorprendentemente realistas.

Ya en ese momento, comenzamos a sospechar que las descripciones de los visitantes eran muy humanas, aunque con cuerpos extrañamente reacondicionados: parecidos a nosotros, pero no del todo. Nos preguntábamos por qué el alienígena tenía una forma humanoide. ¿Por qué no imaginábamos a los extraterrestres como seres cuasi físicos, gaseosos, o del tamaño de un grano de cebada?

¿Por qué siempre los concebíamos como seres parecidos a nosotros?

¿Y por qué creíamos que venían aquí en cuerpo y alma?

Hoy en día, un dron puede ir a cualquier parte del mundo, y su piloto está integrado al vehículo volador sin necesidad de estar físicamente presente. En el futuro, se enviarán naves al espacio sin tripulación, y, en el caso de llevar una, ¿qué función cumpliría esta, si la nave estaría controlada por una inteligencia artificial y probablemente sería robotizada?

Creo que, en algún futuro, conseguiremos la tecnología para enviar naves al espacio con una tripulación virtual, que no necesite estar físicamente en la nave. Esto es lo que pienso que harían los extraterrestres: enviarían algún artefacto y lo dirigirían desde su planeta.

Por lo tanto, veo muy poco probable que en una supuesta visita, vengan ellos mismos y se presenten tal como nos los imaginamos.

Esta fue una de nuestras líneas de investigación: si son extraterrestres, ¿cómo son realmente? ¿Cómo es su nave y de dónde vienen?

Si yo fuera ellos, pensaba con mi limitada inteligencia, enviaría una nave fotónica (quiero decir que tendría el tamaño de un fotón) o neutrínica. Incluso podría ser del tamaño de un quark, y dentro de la partícula insertaría subpartículas con múltiples funciones, como proyectar pseudo-cuerpos que se confundirían con alienígenas, y así sucesivamente.

Esta idea es tan extravagante como la más aceptada, la del ser de cabeza de pera, pero igual de plausible, aunque yo consideraba ambas igualmente "delirantes".

Nuestra otra línea de investigación, que nos parecía la más probable, tenía que ver con la posibilidad de que, en el futuro, se descubriera la manera de desplazarse por la dimensión espacio-temporal de forma ilimitada. Si eso ya fuera posible, aunque tardemos cientos de años en descubrir la tecnología, ya estaríamos siendo visitados desde el futuro.

Esto nos lleva a que la pregunta original se divida en tres:

¿Son humanos o son extraterrestres moviéndose por nuestra línea temporal?

¿Existen otras líneas temporales distintas a la nuestra? Y, de ser así, ¿quién o qué habita allí?

Y la pregunta que considero más importante: ¿qué es el tiempo en relación con la conciencia?

 


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