SECUENCIAS (Mati y Fernando)
Por Jasper
Enviado el 06/11/2024, clasificado en Adultos / eróticos
1717 visitas
SECUENCIAS
(Mati y Fernando)
"Sigue..., así, querida..., más". La voz de Fernando suena entrecortada. Mati agachada sobre el vientre de él, con el cabello en cascada, metida su tranca en la boca, casi toda entera y mamándola. Sus mejillas se hinchan y deshinchan mientras la lengua las empuja alternativamente al chupar la polla gruesa y larga, tiesa y endurecida de él. Las piernas velludas de Fernando recuerdan a las agujas de un compás abierto. Mati sujeta las pelotas peludas, con algunas hebras plateadas, con la palma de su mano en forma de copa. A intervalos palpa bajo la piel ligeramente granulada las desiguales bolas de él; las hace moverse, las junta, las sube y las baja, las aprieta con delicadeza. La otra mano agarra el falo por la parte de abajo, donde arranca el tronco de la polla.
A Mati le gusta la polla de Fernando. Particularmente le agrada cuando está en reposo, pequeña, dúctil, con una blandura casi infantil, con el glande escondido bajo los pliegues de piel oscura, el borde violáceo curvado. Disfruta cuando él se pone cachondo y ella ve cómo se desarrolla su tamaño; se descapulla el glande; va endureciéndose y se pone robusta, tiesa. Entonces el capullo adquiere un brillo matizado. Toda la verga tersa y hace que los huevos se tensen y endurezcan. Ella se calienta también al verla. Nota el deseo en ascenso, anticipando la penetración de ese miembro hasta sus adentros vaginales.
Fernando está muy tenso, las piernas con todos los nervios comprimidos. Se saca el mango de la boca. Chorrea babitas con alguna burbuja. Mati acaricia ese rabo que refulge a la luz de la lámpara de pie —él deja escapar sonidos guturales; se yergue y mira los juegos de ella. Aumenta su lujuria—. Hace círculos con la tensión del dedo índice sobre el agujero redondo que corona el capullo. El capullo está violáceo, pero menos que el borde que separa el glande del resto de la polla. La hace girar entre los dedos y observa en medio del glande el cordón rosáceo, que divide en dos la cabeza del falo y lo sujeta al resto de la piel tensada que se une a la de los cojones. Mati sabe que si continúa jugando y sobando esa zona Fernando se correrá inevitablemente. Pero está vez quiere que se vaya en su boca, para saborear el surtidor de la leche masculina, caliente y espesa. Se la lleva otra vez adentro. Fernando vuelve a tumbarse con los brazos caídos a cada lado del cuerpo.
Dentro de la cavidad chorreante de saliva, el glande vuelve a ponerse rígido. Mati lo pasa de un lado a otro de la boca. Se mete la polla y la saca rítmicamente. La lengua la repasa. Chupa y sorbe su propia saliva abundante, aunque una poca resbala desde sus labios a su barbilla. En ese instante ella lo nota: Fernando está a punto de soltar chorros de caliente semen. Comienzan los espasmos, y allí agachada apretando y succionando la tranca le oye gemir desesperado, y... un salto y luego otro de leche como un surtidor esparce el líquido en la boca de Mati, que sorbe como puede el torrente de semen, lo paladea y lo traga hasta que un ¡uuhhmmm! de Fernando señala el fin de la mamada. Poco a poco, nota como se afloja el miembro y lo saca al exterior. Lame unos pocos de los grumos lácteos y sube para besar los labios de él, mientras se abrazan.
Se levanta, se limpia con el dorso de la mano las gotas de leche que manchan los labios, se baja las bragas y se sienta sobre el pecho de Fernando. Separa la matita pelosa y los labios se abren mostrando sus paredes húmedas. «Cómemelo», le dice. Fernando la atrae hacia sí y besa el coño, introduce la punta de la lengua y saborea el flujo vaginal. Con el dedo medio dibuja la forma de guisante del clítoris. Las tetas de Mati suben y bajan con ritmo acelerado. Fernando manipula con Leticia el botón duro de la flor abierta de ella y juega a follar el coño con la lengua sinuosa en su interior. La boca de Fernando exprime los jugos sexuales de ella y, a la vez, caliente de nuevo, se masajea la polla tiesa. Mati comienza a gemir tocándose las tetas de pezones tiesos y endurecidos. Como un terremoto carnal, la vulva se estremece y golpea los labios de Fernando. Mati exhala suspiros de placer frotando el chocho goteante contra la boca de él. Ella nota los golpes del puño de Fernando con el ritmo masturbatorio que se scenrta al llegar al clímax. Estalla violentamente en una fuerte eyaculación. Mati se retira y se tumba frente a la verga que como un surtidor expulsa la leche y se la introduce toda en la boca, chupando el esperma.
Fernando escudriña cada instante de aquella mamada, hasta que Mati se saca la polla de entre los labios succionadores.
Mezclando los sabores sexuales se besan con fruición y los dos hermanos se abrazan hasta que se duermen plácidamente.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales