Doris, la nana de la casa (1)
Por Gonzalo41
Enviado el 05/05/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Doris, la nana de la casa (1)
Soy Gonzalo y este relato tuvo lugar, hace ya casi 12 años, unas semanas antes del nacimiento de mi segundo hijo, mi esposa había sufrido bastante, al llevar a nuestro primer hijo a la sala cuna y volver a su trabajo, ahora, estaba empecinada y decidida a tener una nana puertas adentro, para no dejar nuestro bebe en una guardería, ojalá la elegida fuera del campo y jovencita, sin mañas de alguien más adulto, para poder enseñarla, conforme a sus hábitos.
Luego de una ardua búsqueda, tenía seleccionadas a dos candidatas, que no conocía en persona, el teléfono fue la vía de contacto, una de ellas tenía celular y había mandado su currículo con foto al mail de mi mujer, por teléfono se escuchaba bien y en las fotos no se veía para nada fea, al parecer gordita, pero de lindas facciones, tenía 24 añitos, soltera y sin hijos; la otra candidata, era más jovencita, aún no cumplía 20 añitos y tenía un niño de casi 2 años, ella debía trabajar para poder criar y darle lo mejor a su hijo, que se quedaría con los abuelos. Mi mujer, como madre, valoró el sacrificio de esta niña y se inclinó por ella, Doris era su nombre, se pusieron de acuerdo en las condiciones del trabajo y una semana antes del parto llegó a la capital directamente del campo a más de 500 Km. de nuestra casa. En el proceso, mi opinión fue requerida y preferí ni siquiera intervenir, yo estaría de acuerdo con la decisión de mi esposa, días antes de su llegada, le mandamos dinero para que adquiera un par de celulares para dejar uno en su casa y otro para ella, para poder estar siempre comunicada con su familia y estar siempre en contacto con su niño.
Un par de días después, enviamos el pasaje para su viaje a la capital, llegaba un sábado por la mañana, debía ir a buscarla y la conoceríamos durante ese fin de semana.
Esa mañana partí al terminal de buses y al llegar, la llamo a su celu y cordialmente, me dice que ya estaba llegando, pero no tenía idea de donde estaba, no te preocupes le dije, estoy en el andén de la línea de buses, tranquila, ya llegué y la estoy esperando, no pasaron ni 10 minutos y el bus abre sus puertas, llamo a su celular y veo dentro del bus a una jovencita complicada tratando de contestarlo, con un bolso en una mano y una chaquetita en la otra, la observo con algo más detención y pienso, mi mujer debe estar loca, realmente no entiendo, me trae la tentación a nuestra propia casa, era linda, su rostro era hermoso, chiquita, no era flaca, algo gordita, en realidad no sé, estaba entera rica y lo que realmente de dejó prendido eran sus tetitas, de buen tamaño, turgentes y juveniles, la maternidad no las hizo sufrir, me contesta y le digo, ya la veo, levante mi mano, me busca con su mirada y hacemos contacto visual, me acerco a recibirla como corresponde, se merecía un beso y un abrazo, pero me contuve, yo iba bien perfumado y ella olía fresca y natural, a pesar de casi 8 horas de viaje.
Cargué sus bolsos y nos dirigimos al auto, el trayecto fue más bien tenso y silencioso, se notaba que estaba nerviosa, traté de hacer conversación pero las respuestas eran más bien monosílabas, entonces me explaye y di mi discurso, como éramos como familia y como era yo como persona y como sería tratada ella dentro de la familia. Por mi parte no hice nada que parecía fuera de lugar, de hecho, pasó casi año y medio, hasta la primera vez que tuvimos algo entre nosotros, todo ocurrió de forma natural, sin presionar y sólo conversando, hacernos cercanos, tratarla como parte de nuestra familia, hacerla sentirse apreciada, lo cual fue realmente fácil, ella era simpática, de excelente trato y lo más importante, quiso y cuidó a nuestros hijos como propios, debíamos cuidarla, de la misma forma y así lo hicimos.
Ya al cabo del primer año, nuestras conversaciones eran muchísimo más personales, me había contado sus secretos y ya éramos bien compiches, pero siempre bien discretos, jamás frente a mi mujer nos mostrábamos cercanos, ella me trataba siempre de don............
Me contó su historia, esta no era muy diferente a muchas otras de jovencitas de campo, estaba pololeando con un compañero, todavía en el colegio y con 17 años, en tercero medio tuvo relaciones una o dos veces con su pololo y lamentablemente, quedó embarazada y según sus propias palabras, la experiencia del sexo por primera vez no había sido nada de placentera. No pudo terminar su último año de secundaria, y eso la complicaba demasiado, añoraba su licencia de enseñanza media y por supuesto, con la aprobación de mi mujer, ofrecí las posibles soluciones y evidentemente todo mi apoyo y ayuda.
De todas las alternativas, lo más conveniente para todos y en especial para mi, era que podía estudiar en casa y daría exámenes libres, de acuerdo a las materias que el Ministerio de Educación asignaba, yo organizaría sus clases y haría de profesor cuando se necesitara, la realidad sería su profesor a diario, sus estudios fueron el inicio de esta relación furtiva y excitante, fueron más de tres años de lo mejor y más excitante que me ha pasado en mi vida.
Dos semanas después de su llegada, nació mi niña y Doris la recibió en casa, la cuidó y quiso como propia, cuidó a mis 2 hijos como nadie y se integró a la familia sin limitaciones, la cuidaríamos tal cual ella lo hacía con nuestros hijos.
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