Doris, la nana de la casa(5)
Por Gonzalo41
Enviado el 08/05/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Mi bebé despertó, mi joven alumna debía realizar sus quehaceres, de un salto me abandonó y quedé sólo, exhausto y todavía incrédulo, recuerden mi edad, más de 40 primaveras, frente a un torbellino de 21, abandoné la ducha, a medio secar sobre mi cama me tendí, dormí un poco, al despertar mi mente divagaba, habría sido verdad o lo soñé, di media vuelta y seguí durmiendo, esperando retomar el sueño maravilloso, nunca sucede, al rato el calor me superó, me levanté, chapuzón en la piscina, para despejar mis pensamientos, era cierto y recién comenzaba este sueño real.
Volví al dormitorio, me vestí y fui en busca de mi princesa chica y a la que se transformaría en mi nueva princesa, por los próximos 3 años, ya pasado de medio día, Doris daba el almuerzo a mi bebé, tal cual había dejado mi dormitorio, casi desnuda y sin ninguna verguenza, abrazándola fuertemente por detrás, al oido le susurro, ¡gracias, muchas gracias!, eres mi sueño, a la vez que mi mano invadía su entrepierna y un beso, terminaba la frase, ¿que quiere almorzar?, voy al pueblo, Pizza, ¿otra cosa?, helado, salí e hice las compras, al regresar, mis mujeres estaban en la cama jugando y riéndo como niñas pequeñas, Doris ya totalmente desinhibida, vestía sólo su cabello negro azabache, la visión que me regalaba era de creerla, mi sueño estaba por llegar y con suerte 3 hrs. durante la tarde para nuestro gozo. Me retiré a la cocina, ordenando mi cabeza, después de almuerzo, tendríamos un par de hrs. para nosotros, era la primera opción, pero había tiempo.
El sueño venció a mi pequeña, está dormida y Doris regresa a la cocina, desnuna y con su cabello tomado en una la de caballo, tengo hambre, dice y yo seré su mozo, la pizza se va rápidamente, dejando el helado para más adelante, el reloj marcaba las 15:10, tendríamos hasta las 17:30 con suerte, sin interrupciones, regresamos al dormitorio, nos relajamos sobre la cama, conversamos, el tema por supuesto sería lo sucedido esa mañana, la confianza y fiato entre nos, crecía con cada palabra o frase íntima, entre besos y caricias, nos dijimos de todo, mi interés era saber de sus sentimientos, su orgasmo, saberlo absolutamente todo, no habíamos descansado y consulté si deseaba descansar, en la noche, estaríamos más tranquilos, como siempre, accedió.
Nos acurrucamos, me hice el dormido, en mi interior tenía ganas de comenzar de nuevo y gozar de su juventud, pero quería descansar, no tomaría la iniciativa, inconscientemente esperaba que solita, tomara el mando, ver que deseaba, al rato, su cuerpo mojado con el sudor de una tarde de más de 30 grados, resbalaba sobre mí, sin decir palabra, sólo gemidos y resoplos, se movía excitada frotándose contra mi espalda, esperando mi respuesta, la cual no asomaba por ninguna parte, le dije, ahora te toca a ti, ¿como? no sé, haga lo que quiera, organizó sus ideas, pues estuvo un momento como pensativa, de acurrucada en mi espalda, me giró sobre mi espalda y paso a sentarse sobre mí, comenzó a besarme, con esos besos juveniles, apasionados, mojados y con harta lengua, yo pasivo, sin entusiasmo aparente me acomodé, para disfrutarla al máximo, la dejé ser lo que ella quisiera ser, me besaba y lamía como si no hubiera futuro, cuello, pecho, axilas, abdomen, llegó a mi pene que estaba por estallar, lo acarició, miró, besó, sabía que hacer, chupaba la puntita, besaba el tronco, se comía los coquitos, yo trataba de frenarla, para durar lo más posible, pero no paraba, en eso se lo come enterito, teniendo fuerte arcadas que al parecer le gustaron, pues siguió su faena, sin bajar su intensidad, a punto de acabar, pedí un segundo de su atención, como pude la cambié posición, haríamos un lindo 69 con ella arriba, siga con lo que esta haciendo, me encanta, yo le daría especial cuidado al más chiquito, mi boca beso sus nalgas y el interior de sus muslos, su conchita fue lamida de extremo a extremo y el placer lo expresaba con gemidos y jadeos, mi dedo pulgar con suavidad intentaba invadir ese culito aún virgencito, momentáneamente se retiraba y mi lengua tomaba su lugar, chupando y lamiendo por fuera e intentado de repente entrar en ese hoyito, sólo tenía un objetivo en mente, esta noche ese culito debía tener su primer dueño, por su parte, no se había quedado atrás, he hizo lo mismo que yo, lamiendo, besando y chupando mi culo como una experta, pedí me masturbara, besando mi hoyito a la vez, exploté sin control y sin pedir nada, trago todo el semen que pudo. Pedí un descanso, nos abrazamos, al oído le pregunto, ¿estás bien? ¿quieres más? ¿le gustó chupar de mi pene? con la voz entrecortada, escucho, si quiero más, en ese momento caí en un relajante sueño.
Al despertar, mi hija y ella dormían, eran casi las 5, aprovecharía ese ratito, su despertar sería lo más placentero posible, muy despacio me acomodo, pero Doris se despierta de inmediato, quédese tranquila, le digo, quiere un masajito, le recordé que, un masaje fue lo primero que sucedió entre ambos y a la noche, quiero tenerla, ¿de acuerdo? y como siempre, asintió. La acomodé de espalda y empiezo a besar su rostro, frente, pómulos y párpados, Doris extendía sus labios, pero no era mi objetivo, vuelvo a besar sus tetitas, brazos y guatita y que lindas tetitas, libres y firmes, unos pezones pequeños y cada vez más duros por la excitación, los empiezo a chupar y morder, gemido tras gemido, sigo bajando y bebo nuevamente sus dulces jugos de la tarde, mis dedos están ocupados, orificio disponible, es ocupado, delicadamente no quiero asustar a nadie, el lubricantes que guardaba, no tiene sentido, mi mano se desliza sin problemas entre sus piernas, las cuales levanto y separó, tomo sus manos y solicito sujetar en esa posición sus muslitos, su culito virgen queda expuesto, me acomodo y como el maestro Woodman, comienzo a darle con mi lengua a su conchita caliente, si decir agua va, comienzo a acariciar ese culito redondito y virgen, mi lengua va de arriba a abajo, entre conchita y culito, mis dedos de a uno, presionan el capullo de ese culo, suave, redondo, tibio y todo lo calentón que se puede pensar. La presión comienza a surtir efecto, el primer dedo ya se mueve con soltura y no escucho reclamos, sus gemidos y suspiros continúan, el segundo intruso está listo para actuar, con cuidado presiono, escucho un "NO NO me duele" lo retiro y sigo dilatando ese capullo. El dilatador si tenía sentido, una porción en mi dedos y sigo mi labor, mi lengua chupa, besa y muerde su clítoris, tal como más temprano, bajo el ritmo y continúo mi masaje, con Doris de guatita y entregándome la perspectiva de su culo, redondo, durito y virgencito.
Mi masaje continuó hasta el despertar de mi niña, los pañales se cambiaron, el biberón y los chanchitos se solucionaron, en la cama las caricias continuaron, al rato con la bebé tranquila, tomamos una refrescante ducha, para esperar la noche. Mi bebé estaría durmiendo a las 22:00 a más tardar.......
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