24 HORAS EN TIJUANA II

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Nuestra intención era coger un taxi que nos llevara más al centro de Tijuana, lejos de esta zona turística. Así lo hicimos, cogimos el primer taxi que vimos en la acera. Primero subió mi hijo, le seguí y aun no me había acomodado, cuando

un gachupín entro por la misma puerta y se sentó junto a mí. No nos dio tiempo ni a decir “sorry sir.......here´s a gentleman”, cuando otro pelao se introdujo en la plaza delantera. Con las mismísimas mi hijo, que parecía muy lanzao pero que en el fondo era un “feerful”, pego un brinco y escapó por la puerta contraria. Yo le seguí, tras un cortes “bonsoir”.

 

 

 

¡Otra vez en la acera!, junto a un burro pintado de tigre. Desde allí, observamos que lo que había ocurrido era lo habitual. Bastaba con coger el vehículo adecuado. ¡Fácil! : Si quieres ir a Agua Caliente coges uno rojo, si quieres ir por el Paseo de los Héroes uno blanco y verde, pero si prefieres ir por Insurgentes naranja y gris; más largo seria el trayecto si coges el verde con franjas crema, podrás llegar hasta Rosarito; el amarillo y blanco te llevaría a la playa. Pero si, según el tijuaneño con el que platicábamos, no quieres usar el colectivo y lo que quieres es uno para ti, puedes coger el amarillo desde la Garita o uno libre.¡Joder! ¿Cómo se reconocen los libres?. Total: opción yellow.

 

 

 

Le dijimos, al que manejaba, que nos llevara a un sitio “donde van los de aquí”, “ya sabe......”. No se enteró, mejor entendió lo que quiso. Primero se empeñó en llevarnos hasta Rosarito, cuando vio que no había nada que hacer, que no era eso, nos dio una vuelta por las zonas “más in” de Héroes e Insurgentes y nos propuso que si queríamos ver la factoría de los pick up de Toyota o alguna otra “maquilladora”. ¡Que no!. Nos dejó en la puerta de un centro comercial mientras hacia un gesto circular con la mano, juntando índice y pulgar. Entramos, un momento, porque yo quería ver una tienda de la Comercial Mexicana y enseguida de vuelta al yellow. 

 

 

Esta vez el chofer, que era defeño, nos entendió mejor. Nos llevo a una zona que no estaba mal. Uno de los sitios que visitamos era un barucho muy estrecho, con una barra a todo lo largo y en paralelo a ella una fila de mesas con sus banquitos y su espejo. En cada mesa había un solo individuo, ninguna individua, bebiendo en solitario y alguno durmiendo la mona echado sobre la mesa. Pedimos unas micheladas con cerveza Indio y con mucho tabasco, el niño le añadió, además, un montón de salsa inglesa. Nos pasamos a la Tijuana morena. Platicabamos con el expendedor sobre zonas “de marcha” en Tijuana. Nos comentó que al caer la noche, lo mejor es irse a la zona de la Sexta; alli se ubican bares, pubs y club, a los que acuden tanto los de aquí como los gringos, muchos de ellos menores de 21, ya que aquí la edad legal para poder beber es de 18; vienen de San Diego, pero también de toda California, Arizona y Nevada. Tomamos nota.

 

 

A mi hijo le llamo la atención un cartelito que había tras la barra, que apercibía sobre las normas de comportamiento en el local. Sacó su camarita de video de baja resolución, que utilizaba también como cámara de fotos y le hizo un retrato. No se resistió a, con el video, hacer un “barrido” artístico por el publico de las mesas; cuando iba por la mitad, justo antes de enfocar la luz de la calle, que habitualmente convertía todo en un borrón; un individuo, con pinta de azteca, se levantó envalentonado. Se dirigió hacia nosotros con la finalidad de “requisar” la camarita. El chilango tiraba de ella y mi niño la protegía como un hombre.

 

Nota.- Ya tuvimos otra amenaza de secuestro de la camarita de los c....... en las Vegas, en el Coyote Bar, donde solo esta prohibido hacer dos cosas: tocar y hacer photos. Pues n.p.c., tuvimos dos apercibimientos y el tercero era roja directa y perdida del enser. Me permito reproducir la foto que consiguió después de ese lío, y eso que esta pasada por Photoshop. ¡No le pegaron de pequeño lo suficiente!.

 

 

 

Continuemos. El azteca nos había confundido con reporteros de un programa de cámara oculta, entonces de moda, que se dedicaba a “pillar” adulteros/as, mentirosos/as en general, etc. O, como en este caso, a uno que había jurado a su esposa que no había vuelto a probar la bebida.

¡Que somos españoles. ¡ Que no somos de la XHDTV-TV!. ¡Somos de andalusia! ¡Papi, joder, dile algo!.

Papi estaba, todo el día, como en una nube, todo le “hacia gracia”, en un estado de risa perpetua. Los colores, los olores, la música, la cerveza, el tequila, las salsas....me tenían así.

El chavo empezó a calmarse y comenzamos, sin ganas, ¡otra! Platica. Esa risa mía, por to y tomedaigual y mientras no nos den en la cabeza, mosqueaba al “del ocho” cada vez que se producía; lo que le hacia pegar una especie de respingo amenazador, como de reojo y “a lo Chiquito”. El niño, ¡como tonto!, se había guardado ya la cámara en la mochililla .

 

 

 

 

La platica españolista, no sabemos como, derivo hacia Rocío Durcal. El chavito se torno azteca, de pronto, al comprobar que el niño no sabia ni una sola canción de “Santa Rocío”. Venga insistir. Al niño lo había visto yo moverse, algo, con ACDC y si acaso con los Rolling; pero no lo veía, ni tarareando siquiera, por rancheras. El azteca volvía a dudar de nosotros, y de ahí al numero de la camarita otra vez, había “un pasiiiito”. Trate de ayudar. En mi duermevela intenté concentrarme, me pasaba de la ranchera al tango y de ahí a la tuna. Y si pensaba en Rocío, me “iba” a cuando era niña, de ahí, en libre asociación, a Marisol y de ahí a la nada y de la nada a “cuatro cascabeles...”. Trate de hacer un trato, cambiando a Rocío por Manolo Escobar, pero la sardonia no me lo permitía.

 

Ya estaba pensando en decirle al niño, que a lo mejor había que empezar a sacarle algo de pecho al charro, cuando intervino el del bareto; le dijimos que si, que dos ambar y que le pusiera otra a D. Gabriel. Se tomo una michelada, que luego fueron dos, con zumo de frutas. Abandonamos el local con todo el dolor “del alma no puedo”. Dejamos pagada otra ronda y menos besos hubo de todo. El niño le dejo su dirección. ¡ Por si vienes palmeria Gabi!.


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