La razón psicofóbica

La razón psicofóbica

El oscurantismo como fragmento temporal aparentemente terminó hace siglos, ya son pocos los que siguen creyendo en los efectos que dejó tal causa; por lo general, se recuerdan los procesos hegemónicos donde quemaron mujeres a causa de su ciencia medicinal, persiguieron con cruces a los amantes de los dioses antiguos y de sus misterios escritos sólo la ceniza dejaron en el aire; geopolíticamente el globo se repartió en beneficio de los “purasangre”, quienes le dieron a los indígenas el libro a cambio de sus tierras, dañaron lejano oriente, oriente medio, África y América… Que se sepa que ellos, tienen a partir de sus acciones y para siempre, una deuda histórica de infinitas proporciones con la humanidad entera, todas las civilizaciones exterminadas, su sabiduría ancestral, folclórica y cultural, es algo impagable.

Como si fuera poco, nos dejaron de regalo la más terrible de las enfermedades, revestida con específicos adornos que los sentidos en caso de no estar aguzados ignoran, se llama psicología y entra en la cabeza como broca en mantequilla. “Esa peste” -como le digo de cariño- observa a lo lejos al incauto, se ubica tranquilamente en el metafórico receptáculo y su ocupación es ni más ni menos que ir torturando poco a poco la mente sana, su evidente propósito será desoxigenar, desangrar y desgarrar todo cuanto pueda, la cantidad de tiempo no importa, para los buenos efectos de la labor será mejor hacer las cosas muy pero muy despacio, ser un buen huésped y dejar a su anfitrión mentalmente en la calle, fritarlo, secarlo y en última instancia, señalar ante la sociedad ese individuo como inadaptado, hostil y susceptible de ser encerrado, o digno de laboratorio. Olvidé decir que al principio te sonríe, te da la mano y para saber tus secretos se vende como amiga.

Por Acrobacia
Bogotá Colombia