Tendencias del Inconsciente y Karma
Por Luis R.
Enviado el 08/05/2025, clasificado en Reflexiones
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En un pequeño pueblo envuelto en tradiciones, vivía José, un hombre que jamás se cuestionaba nada. Creció escuchando frases como “los hombres no lloran”, “la mujer en la casa” o “los de fuera no son de fiar”. No eran malintencionadas, simplemente eran parte del aire que respiraba.
José se convirtió en padre joven. Sin saber por qué, sintió que debía criar a su hijo con “firmeza”. Cuando el niño lloraba, lo mandaba a callar. Cuando su hija jugaba con barro, le decía que se comportara “como señorita”. Y cuando un vecino de otra cultura se mudó a su calle, comenzó a mirar con desconfianza, aunque nunca le hubieran hecho nada.
No odiaba a nadie. Solo repetía lo que había aprendido sin saber que lo aprendía.
Pasaron los años y su hogar se volvió frío. Su hijo apenas le hablaba. Su hija se marchó a otra ciudad donde, decía, podía ser ella misma. El vecino nuevo, a quien nunca conoció realmente, se convirtió en el mejor amigo de su esposa.
Una tarde, en soledad, José se sentó frente al espejo. Se preguntó por qué su vida se había tornado tan distante, por qué sentía que el mundo le devolvía lo mismo que él había sembrado, sin saberlo.
Y entonces lo entendió: nunca eligió quién era. Solo copió.
Aquellas actitudes no eran suyas. Eran figuras heredadas, arrastradas por generaciones. Eran tendencias del inconsciente. Y el resultado, esa soledad forjada sin intención, era su karma.
Por primera vez, lloró. Y por primera vez, sintió que tal vez aún podía cambiar.
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