Una mansión que acoge infinidad de orgías (14) (1ª parte)
Por El Manso Embravecido
Enviado el 13/05/2025, clasificado en Adultos / eróticos
282 visitas
Jorge por fin se quedó solo en la garita de seguridad. Despidió a su compañera de trabajo Araceli y al grupo de personas que les ayudaron a poner en práctica su plan de dominación sexual contra Lucas, su compañero de trabajo que lo intentó chantajear por celos.
Le suena el teléfono móvil. Es su mujer.
--Hola mi amor –le contesta él--. Llevo todo el día pensando en ti. Esta guardia se me está haciendo muy larga. Es muy tedioso este trabajo. Me agrada escuchar tu voz.
Jorge mintió, cínicamente. Del otro lado del auricular, algo le dice su mujer sobre si se puede fiar de él, al trabajar en un lugar tan libidinoso.
--Yo solo tengo ojos para ti, mi vida. Justamente hace un rato leí en una página web un artículo de una consejera matrimonial, te lo voy a mandar por WhatsApp. Pienso ponerlo en práctica contigo para hacerte la mujer más feliz del planeta. Léelo:
Alabanza al Beso Negro
“A una hembra empoderada, ejecutiva y con parné, no hay cosa que le provoque más placer que tener a su hombre olisqueándole el trasero.
Poder decirle a sus amigas: “Ayer me lamieron el culo, en sentido literal”, “Mi hombre me comió el ojete anal y me lamió, como un perrito faldero, la raja del culo”.
Sus compañeras de trabajo y amigas, después de unas risotadas y carcajadas ridiculizando al marido, no dejarán de tenerle a su amiga envidia. No tardarán en exigirle a sus parejas que les hagan lo mismo.
La mujer agradece una buena follada, que la empotren fuerte. Le satisface que le coman el coño, correrse en la boca de su amante. Pero no nos engañemos, el hecho de tener a un macho succionándole el trasero es algo sublime para su autoestima. ¿Hay mayor acto de sometimiento a tu pareja que lamerle el trasero, literalmente hablando? No por casualidad expresiones populares como “Tenerte comiendo de mi mano”, “Besar el suelo que piso”, “Lamerme el culo”, denotan una actitud servil hacia tu ser amado. La mayor muestra de amor que uno puede mostrar. Pero estas tres expresiones que se dicen en sentido figurado, hay que ejecutarlas al pie de la letra. Solo así conseguiréis hacer extremadamente felices a vuestras mujeres.
La chica, a cuatro patas, espera con ansiedad que su pareja se acerque y le hinque el hocico entre las nalgas y le ensalive el esfínter.
También, mientras el chico está acostado en el suelo boca arriba, la hembra, en cuclillas, disfruta en extremo aplastando las nalgas en la cara de su hombre. Entre esas dos lunas se encuentra su original agujero negro. Gracias a su fuerza de gravedad, la boca del macho se va acercando. Este, le pega un intenso morreo. No solo besuquea superficialmente el ano, sino que introduce toda la lengua por ese peculiar horizonte de sucesos, recogiendo y tragando todo lo que va encontrando a su paso.
Otra de las posturas que también tiene mucho morbo es: la chica de pie (con las piernas un poco separadas), y su hombre sentado en el suelo, entre sus piernas, bajo palio. El macho sorbe con placer el culo y lame con fuerza la raja anal.
En cualquiera de estas tres posturas y alguna más, a las chicas les vuelve locas sentir cosquillitas en el ojete. Notar una lengua húmeda en su raja, lamiendo y lamiendo.
Si no estás dispuesto a regalarle un Beso Negro a tu chica, buscará quien se lo ofrezca. Y a ese otro lo acabará adorando más que a ti.
Que no te disguste el hecho de que tu aliento sepa y huela a culo. Llévalo con orgullo, es la mejor prueba de que estás cumpliendo con los preceptos matrimoniales.
Que tu aliento huela y sepa a culo de tu hembra es la mayor insignia, la más sublime, con la que el Matrimonio y el Establishment pueden honrar y condecorar tu complacencia y dedicación exclusiva para con tu amada”.
Jorge, con su esposa, abandona toda pose de macho dominante, de esclavista de putas y sarasas. Con Maite, su mujer, es un auténtico calzonazos, mandilón. Maite es muy controladora. Le encanta tener castrado a su hombre. Que se comporte como un eunuco.
--¿Qué te pareció el Manifiesto de esta consejera matrimonial? --le pregunta Jorge a su mujer.
--Espero que cumplas tu palabra –contesta Maite--. Llevamos poco tiempo casados. De noviazgo tampoco estuvimos muchos meses. Ya irás conociendo mis gustos. Espero que sigas siendo tan servicial y dispuesto como hasta ahora. No soporto a los machirulos. Si me casé contigo es porque todo lo que tienes de hombretón, físicamente hablando, lo tienes de dócil y complaciente.
Está claro que Maite no conoce aún a su esposo.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales