Una mansión que acoge infinidad de orgías (14) (3ª parte)
Por El Manso Embravecido
Enviado el 13/05/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Johnny obedece y chupa el crucifijo y el collar hasta dejarlos brillantes. Luego sigue por cuello, pechos, etc. Succiona la lechada que se escurre por el coño y el trasero.
La hembra queda tan saneada e higienizada que ni se molesta en ducharse antes de comenzar otra sesión de gang bang y bukkake en otra habitación, con otros maromos. Johnny quedó empachado de tanto esperma y babas tragar.
Se despiden y Johnny se dirige a la habitación que el busca le indicó, la número 15. Baja a la planta principal. Jorge, el segurata, lo observa caminar por los pasillos y bajar las escaleras. Johnny pega unos toques en la puerta indicada. Le abre una mujer de unos 33 años y con el pelo a mechones.
--Pasa, anda. Llevamos un porrón de tiempo esperando –le suelta, malhumorada, la mujer.
Una vez dentro, otra de las compañeras (un poco más joven y con el pelo corto teñido de rubio pajizo), comenta:
--Así nos gustan los hombres que nos apetece sodomizar. Altos, fuertes y muy masculinos. No nos presta el hecho de encular a la típica marica loca.
--Yo soy heterosexual. Solo me atraen las mujeres –comenta Johnny.
--¿Pero no vienes de tragarte un montón de esperma de 20 machirulos? --dice la tercera en discordia, que es muy alta y delgada y de melena morena lacia.
--Yo lamí el cuerpo de una mujer escultural. El esperma, cuando entra en contacto con las mucosas y la piel de una hembra, toma otro cariz. Ya no es solo esperma de machos, adquiere otro sabor –aclara el marica-hetero, intentando salvar su masculinidad.
--Pues colócate de pie, cara a la pared. Que te vamos a empalar mis amigas y yo, por maricón –comenta la de melena morena, que es la más mordaz e incisiva de las tres.
Estuvieron dándole caña más de tres horas. En ocasiones le cogían de la media melena rubia y le tiraban hacia atrás, para susurrarle al oído insultos muy guarros. A Johnny le dieron tantos caderazos, tantos pollazos, que le dejaron el esfínter tan ancho como el chocho de una octogenaria. Las chicas tuvieron una buena sesión de aerobic y de Humillación de Machos. El maricón hetero salió de la sesión con el esfínter anal bastante inflamado, como si le hubieran pinchado ácido hialurónico en el ojete.
Las chicas se quedaron en la habitación carcajeándose, haciendo chistes verdes sobre el machote con el ano bien abierto por tres mujeres modernas.
Johnny se dirige a la habitación 22, en la 1ª planta. Recibió un mensaje para lamerle el trasero a una marquesa septuagenaria, accionista de la mansión El Edén. Esta señora está con un chico de 26 años, practicando sexo anal. En mitad de la refriega le entraron ganas de hacer aguas mayores. Se dirige al baño. Después de defecar y limpiarse, se encapricha de que un bidé humano la limpie más en profundidad, en vez de usar el bidé tradicional.
A Johnny, cuando entra a la habitación, el gigoló le dice:
--La vieja te espera en el baño. A la muy puta le peté tanto el trasero que casi se caga encima. Vete a lamerle el culo, anda. Después, cuando se lo dejes bien limpito, se lo vuelvo a petar.
El marica-hetero lameculos se espera lo peor. Entra en el baño y se encuentra a una mujer de 1,68 m de altura y muy delgada. Rubia y con media melena. Era atractiva a pesar de sus 72 años. “Podía ser peor”, piensa Johnny.
--Colócate en el suelo, boca arriba, que me quiero sentar en tu cara. Déjame el trasero bien acicalado. Quiero impresionar a mi puto y que no se lleve una mala impresión de mí. ¡Qué vergüenza, en mitad de la faena tener que venir al baño! --comenta la marquesa.
Un cuarto de hora lamiéndole la raja anal y chupándole el ojete a la septuagenaria, y la mujer quedó perfecta para volver a la carga.
En estas tres sesiones, Johnny se sacó más dinero que Jorge trabajando un mes de guarda de seguridad. Jorge, hasta pensó en hacer algún trabajo extra como tragaesperma, marica de mujeres con strapon y como lameculos. El problema es que en su trabajo y en su vida social, tiene ganada fama de macho ibérico (de macho alfa), y no quiere desilusionar a sus seguidoras. En casa, con Maite (su mujer), no le quedará otra que ser la puta en la cama.
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