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Clara lleva cuatro horas esperando en urgencias con su hijo tosiendo sin parar. Desde que cerraron el centro de salud del barrio, todo está colapsado. A su lado, un cartel nuevo: "Clínica Privada Sanare. Cuida tu salud". Suspiró. No podía pagar ni el alquiler.
En la escuela, ya no hay apoyo para niños con necesidades especiales. Lo suplieron con “voluntarios” que rotan cada semana. Su jefe le dice "tienes trabajo". Y sí, lo tiene. Cobrando la mitad, trabajando doce horas y sin derechos.
Mientras tanto, en televisión, la nefasta presidenta sonríe:
—Hemos reducido el gasto público. Qué gran victoria ¡jejeje!
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