Mi primera orden, apenas pusieron un disco bailable, fue que sacara a bailar a Melissa. Ella, ni corta ni perezosa, y compinche mía y de Silvia, se lo bailó, y aprovechó para continuar calentándole rozándole sus pechos cada que podía. Mirándolos bailar, sólo imaginaba a mi esposo con otra mujer, y no me disgustaba, es más, quería verlo. Me sentía caliente, no sé si por la pastilla, pero me sentía excitada, y sé que Saúl igual.
Al regresar a la mesa, le pedí a Melissa, que se sentara en medio de los dos, a lo que accedió, mientras Jonatán vino a sentarse a mi lado. Charlábamos los cuatro amenamente; y mencionamos el tamaño de los senos de Melissa, quien dijo tener talla 34D; y le pregunté si podía tocarle uno, y ella asintió. Metí mi mano dentro de su blusa, y la acaricié mientras ella cerraba sus ojos; mi esposo me miraba asombrado, a lo que le pregunté si quería tocar. ¿Puedo? – dijo. Por mi sí, le respondí. Por mí también, dijo Melissa, que se abrió completamente la blusa, y dejó sus senos dentro de los brassieres al aire, mientras se sumía en un beso profundo con Jonatán. Acerque mi boca a Saúl y mordiéndole un labio, lo jale hacia abajo, hasta poner su rostro frente a los senos de Melissa. Liberé esos senos de su sujetador, y quedan colgando, parados, firmes, con sus pezones igual de firmes, parados, y mi Saúl sin resistirse, empieza a chupar el seno derecho que coje con sus dos manos. Melissa empieza a gemir, con cada lamido y con cada mordisco que Saúl aprovecha para dar a su pezón. Jonatán a su vez coge el otro seno, y así Melissa tiene dos hombres succionando de sus hermosas tetas.
Mientras Silvia y Lady, están atendiendo a Sergio, que sentado ve como entre las dos comparten su miembro; Lady está chupándole sus testículos halándolos con su boca, mientras Silvia se introduce el tallo del pene lo más que puede, hasta sentir arcadas que no la desaniman en su propósito.
Melissa gime, y desesperada empieza a desvestir a Jonatán y a mi Saúl, que ni cortos ni perezosos, quedan desnudos en un santiamén. Allí, parados ambos con sus erectos miembros frente a Melissa, puedo ver que mi maridito con seis décadas encima, no tiene nada que envidiarle a ese mozo con poco más de la mitad de sus años, aunque ciertamente el aparato del joven es mucho más grande y portentoso. Melissa se arrodilla y coge el pene de Jonatán, y empieza a darle una mamada apasionada. Saúl con ganas de acercarse, me voltea a buscar primero, pidiéndome permiso con la mirada, a lo que asiento. El se acerca a Melissa, que de inmediato coge su pene, y con una mano en cada miembro se va turnando para chupárselas.
El administrador del bar y uno de los meseros, que se han quedado para cerrar, están sentados masturbándose mientras observan como se desarrollan las acciones en cada grupo.
Mientras suena un bolero, Marco viene y empieza a bailar conmigo, me rodea suavemente con sus brazos y me dejo llevar con la música; mientras me recuesto sobre él me dice que sigo siendo una mujer muy atractiva, mientras pienso que mis pechos y mi cuerpo ya no es el de antes. Me besa suavemente y siento devolverle el beso, y ahí, nos quedamos varios minutos en ese beso interminable, aun cuando la canción ya había cambiado. Estoy allí abrazada a él besándolo, bailando muy suavemente, cuando siento que otro me abraza por detrás. Sólo sigo abrazada a Marco besándolo, y presiento que el que está detrás es el administrador, pues al mirar de reojo a los asientos solo veo al mesero que continúa masturbándose. Siento en mis nalgas, la verga del administrador, que se mueve acompasado a nuestros cuerpos; mientras intenta romper la tela de mi falda. Solo baila, le digo. Y el administrador, se pega a mí, en silencio. Solo siento su tranca sobre mí. Mientras al frente siento el bulto del aparato de Marcos, que sigue atrapado en su pantalón. Estoy allí, como en sándwich, en medio de esos dos penes, besando a Marco, pero deseando mamarle el pene a mi marido, quien tiene los ojos volteados recibiendo la mamada de Melissa.
El mesero ya se ha levantado y ha acometido arrodillado detrás de Lady, mientras ésta sigue chupando la verga de Sergio. Lady solo gime con cada empuje del mesero. El administrador me suelta y repite la operación con Silvia, quien antes le da una buena chupada, para continuar mamando el de Sergio en compañía con Lady.
Aun besando a Marco, con una mano abro su pantalón que cae al piso, liberando su pene que ya conocía. Y vuelvo a acariciarlo, como la primera vez, despacio, lentamente, y estoy en esas, cuando es Marco quien me dice: bésalo. Lo llevo al asiento, donde sentada, lo cojo y le doy un beso en toda la punta de su verga, y ésta pareciera que se levanta aun más, reclamando más, y me la meto toda. Primera verga que siento en mi ser en 30 años que no es la de Saúl; y m encantó, grande, brillante, suave. Con mi lengua se lo lamia de arriba abajo, le chupaba todo el glande, le chupaba sus bolas, y el solo me cogía con suavidad mi cabeza. Queria probar hasta donde podía entrar ese pene que podía tener unos 20 cms de largo; y me lo empujaba hasta sentir arcadas, quería que Marco me penetrara oralmente. Y tal como la primera vez, sentí esa explosión a través de su aparato que terminó inundando mi boca con un potente chorro de su semen, salado, rico, que cayó también sobre mi blusa, que terminé quitándome junto con mi sujetador, dejando mis pequeños senos al aire. Senos que ya no son tan firmes como cuando era una sardina, y que los años y los hijos han menguado.
Silvia que ha parado su trajín con Sergio y el administrador, se viene donde yo estoy y se sienta a mi lado y me empieza a besar, no me puedo resistir, su lengua me explora toda, mientras sus manos acarician mis senos, cuyos pezones se empiezan a endurecer, me los pellizca, me duele pero me gusta. Me gusta el sabor de su boca, sabe a semen, pero diferente al de Marco. Me recuesta sobre el asiento abierta de piernas, recogiendo mi falda; con delicadeza me quita los panties, recuesta mi cabeza y llama a Sergio, al administrador, a lady y al mesero. Silvia organiza a todos, ella es la jefa. Con mi cabeza recostada echada para atrás le pide a Sergio que me penetre por la boca, pone a lady a chuparme un seno y morderme el pezón, al mesero le entrega el otro seno; mientras que Marco, al lado mío deja que le masturbe nuevamente para alcanzar otra erección, y con la otra mano masturbo al administrador, que ya está erecto.
Continua en De copas (4)
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