Subí una pierna sobre una silla, y me dejé culiar mientras me concentraba en lamer el coño de Melissa; Sergio empezó a turnarse en mis orificios, y así siguió hasta que cuando anunció que iba a acabar, le pedí que lo hiciera sobre el coño de Melissa, para terminar de empalagarme con sus fluidos y con el semen de Sergio.
Al sonar otro bolero, bailé apretada a Marco, sintiendo su pene sobre mi pubis, Daniel vino a hacerse detrás mío, apoyando su parado pene sobre mis nalgas. Marco me besó con dulzura, y mientras ponía su mano sobre mi cuello atrás, yo saboreaba con mi lengua la suya; que delicia sentirlo. De pronto me levanta con sus fornidos brazos, levanto mis piernas, y entonces me penetra, dejando caer el peso de mi cuerpo y siento que estoy totalmente empalada en su miembro. Daniel aprovecha la posición y dirige su pene hacia mi ano, introduciéndolo totalmente. Les pido que se queden quietos un rato, que solo quiere sentirme llena por ellos, sentir su presión, sentir sus vergas presionando mis paredes, y me siento plena. Empiezan a moverse, uno y luego el otro, mientras Marco me levanta un poco, cogen un ritmo frenético, hasta que Daniel eyacula dentro de mí y se retira; y esta vez es Lady quien se apresura a venir a comer del semen que empieza a salir de mi ano, mientras que Marco continuaba con su faena. Cuando para aún sin acabar, viene Jonatán a reemplazarlo, de forma que quedé colgada de los brazos de Jonatán, mientras su mástil me empieza a taladrar, y a la vez que Marco, se concentra en follarme por atrás. Jonatán lo hace lentamente pues por su tamaño me lastima, mientras que Marco me penetra deliciosamente. Ambos estallan en mi interior, inundándome de su semen, y a ambos agradecida les doy sendos besos en la boca. Entre ambos me mantienen levantada, mientras que Silvia y Melissa, la una por delante y la otra por detrás, me limpian con sus lenguas además de tragarse el semen que fluye por mis orificios,
A estas alturas de la noche ya le había mamado la verga a mi marido, a Marco, a Sergio, a Jonatán, a Daniel y a Andrés; me habían penetrado Marco, Daniel, Andrés, Sergio, Jonatán y mi Saúl y analmente mi esposo, Marco, Daniel, Sergio, Andrés y Jonatán. Silvia, Lady y Melissa me habían besado mis partes, y yo había probado las de Melissa y de Silvia. Con todos había probado de todo.
Recostada, extenuada, viene Saúl y me pide que hagamos un 69, pero que mientras el me besa quiere ver cómo me penetran analmente; nos acomodamos, y mientras yo le mamaba su verga, y él me lamia mi coño, Marco me follaba lentamente por el ano, mientras mi marido veía en primera fila dicha acción. Mientras yo le besaba su pene y se lo masturbaba con una mano, con la otra untada de saliva, le metí un dedo en el culo, el apretó, pero se lo metí, y le debió gustar porque su pene se empalmó más. Silvia advirtió el asunto y se acercó, y ella previamente ensalivados le metió hasta tres dedos, mi marido se quejaba, pero no ponía resistencia. Silvia llamó a Melissa y a Jonatán. A Melissa la hizo recostar sobre la espalda de Saúl, a quien le gusto sentir esas enormes tetas sobre él, pero el objetivo del cuerpo de Melissa era hacer peso sobre él para evitar que se levantara; pues mientras yo le seguía dando una mamada profunda, ella seguía jugando con sus dedos en su culo, mojándolo con saliva, y cuando menos Saúl se lo esperó, Silvia le dijo a Jonatán que clavara su verga en el culo de mi marido. El primer envión de Jonatán casi lo hace saltar al techo con un madrazo, pero el peso de Melissa no lo permitió; con la verga adentro Jonatán se quedó quieto mientras el ano de Saúl se acostumbraba a dicho volumen. Silvia acurrucada adelante besaba a Saúl en la boca y le decía que aguantara que estuviera tranquilo, que supiera lo que sentía yo cuando el me daba por el culo. Al rato, Jonatán empezó a penetrar el culo de mi Saúl, entraba y salía, entraba y salía; Saúl solo gemía, mientras yo le chupaba su verga que se creció con la enculada que le daban. Silvia lo besaba apasionadamente, metiéndole su lengua hasta lo profundo, Jonatán ya tenía su ritmo de penetración, así como Marco en mi culo. Silvia de un momento a otro, sacó el pene de Marco, le dio una mamada y de inmediato se lo ofreció a Saúl, que empujada su cabeza por Silvia no tuvo sino más que abrir su boca y empezar a dar también una mamada a marco. Marco se corrió a un lado mientras mi esposo le mamaba la verga, y dejó el espacio que ocupó Sergio que empezó a culearme con fuerza. Mientras que Melissa que ya se había bajado de encima de Saúl, metía su cabeza entre mi cuerpo y el de Sergio, para chupar mi coño. Al otro lado, se acurruco Lady a mi lado, y ella siguió chupando el pene de mi marido, mientras que Andrés también me ofreció su verga que empecé a chupar con ganas.
Este matrimonio estaba siendo culeado literalmente hablando. Mientras a mí me daba por el culo Sergio, se la mamaba a Andrés y Melissa me chupaba; Saúl es culeado por Jonatán, se lo mamaba a Marco y a él se lo mamaba Lady.
Terminamos inundados de semen, mi culo del semen de Sergio, mi boca con el semen de Andrés, el culo de mi marido con semen de Jonatán y su boca con semen de Marco. La boca de Lady con semen de Saúl.
Aún con mi boca llena del semen de Andrés que no me había tragado, me hice entender para que Melissa se tragara el semen de mi culo, y me echara luego en mi boca; que Saúl pusiera su culo sobre mi para que el semen que le salía cayera en mi boca, así mismo el semen de su boca en mi boca, y el semen de la boca de Lady cayera también en mi boca. Con mi boca abierta, pude recibir todo eso, aunque parte se me salía por las comisuras de mis labios y caían sobre mis senos. Con mi boca llena del semen de todos ellos, me acerque a Silvia y dándole un beso, trate de pasarle mi carga mientras buscaba su lengua con la mía, y el semen se regaba por nuestras caras y pechos. Le dije que ese era mi regalo de agradecimiento por esta noche. Apunta de besos nos limpiamos la una a la otra. Puso empeño en cada beso que medio, para sentir su ternura, finalizando con una maravillosa chupada de mis pezones erectos.
Iban a ser las cuatro de la mañana, y ya era hora de irnos. Por alguna razón, Andrés, el administrador no nos cobró propina alguna. Ni el mesero tampoco. Tomé el contacto de Silvia, y le dije que le llamaría, y que entonces no necesitaría de ninguna moneda. Ya era ella mi jefa.
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