CUENTOS BREVES (del manual de la masturbación) (27)
Por Eunoia
Enviado el 26/05/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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CUENTOS BREVES
(del manual de la masturbación)
(27)
EL DESCUBRIMIENTO DE ALEX -1-
Ana Rosa, sentada en el borde de la cama, dejó que los poco hábiles dedos de él desabrocharan el sujetador. Estaba sentado al lado derecho de ella apretando y soltando sucesivamente la lengua de ella entre sus labios ardientes y lascivos. Ana Rosa buscaba la lengua de él, la succionaba y la retenía un instante entre sus dientes, con un mordisqueo delicado.
Él, ignoraba su nombre, le pareció una pareja deseable para su día de cumpleaños número treinta y siete. Aunque era joven (aparentaba unos veinte o veinticinco, a lo sumo) tenía una corpulencia y un trasero que la atrajeron inmediatamente. Fue ella la que entabló conversación. La sala de arte moderno estaba casi desierta y nadie, salvo ella misma, se percató de su estrategia de decidido acercamiento al hombre. Con una astucia calculada se colocó detrás de él; tan cerca que le rozó el codo al pasar. Él se movió ligeramente y Ana Rosa se disculpó. El hombre la miró e intercambiaron sonrisas; la de ella era (lo sabía desde la adolescencia) irresistible, con sus gruesos labios de un natural rojizo. Como complemento, sus ojos negros, algo saltones, pero grandes y de mirada profunda obligaban a dejarse cautivar inevitablemente. Después su busto exuberante, sus caderas, suaves, pero rotundas, y sus nalgas atractivas como un dorado y firme melocotón, cerraban la imagen de una mujer que despertaba la pasión sexual.
Finalmente, el cierre se abrió y los grandes senos brincaron al aire. El chico se quedó admirando las circunferencias mamarias, la blanca piel, los pezones invertidos, con los cráteres de visible carne rosada, rodeados por las inmensas aréolas, que, como un imán, parecían hipnotizarle. Cuando Ana Rosa era más joven, en sus primeros escarceos amorosos la forma de sus pezones, menos corriente que la mayoría de las amigas y compañeras de clase, a las que espiaba en los vestuarios a la hora de gimnasia o natación, la incomodaban y acomplejaban, pero, con los años y las experiencias sexuales, descubrió que esa peculiaridad hacia que la relación fuera más intensa con los juegos a que daba lugar la exploración de sus tetas por parte de sus parejas íntimas.
Ahora disfrutaba al ver los ojos chispeantes del chico mirando sus grandes mamas y el enfoque de la mirada de él sobre los huecos de sus pezones. Él, tras el disfrute de la primera visión de las tetas de aquella mujer mayor que él, segura de sí misma, atractiva y de conversación inteligente, que le había invitado a tomar algo en su casa, llevó ambas manos hacia los senos y los acarició despacioso, con deleite.
Notaba cómo su sexo se endurecía y su pene crecía dentro del pantalón; aunque ya llevaba mucho excitado, desde el momento en que la mujer se retiró al aseo, donde estuvo un rato, y él entendía que lo siguiente era hacer el amor con ella. Cuando volvió estaba descalza y en ropa interior y le invitó a ir también al aseo. Aquello elevó tanto su tensión sexual, que le costó poder orinar. Observó que ella había hecho uso del bidet y el, a su vez, hizo lo propio. Al salir, ella le abrazó besándolo y lo condujo al dormitorio.
Después de acariciar las lunas mamarias comenzó a pasar los dedos por las cavidades de los pezones, jugueteando con ellos, hasta que notó cómo se endurecían y crecían hacia afuera, mientras la mujer respiraba agitadamente. Su polla estaba encajonada dentro del pantalón y le causaba dolor.
Ana Rosa le subió la camiseta y se la quitó, apretó el joven y viril torso ligeramente velludo y deslizó sus manos hasta el bulto de la entrepierna. Él emitió un breve sonido placentero. Ella le abrió la cremallera y sus dedos se internaron entre la tela. Sintió el cilindro caliente y extremadamente duro del hombre. Aun combado tenía un considerable tamaño. Sus dedos dibujaron la forma del glande, ancho y terso. Sin poder esperar más, lo arrastró desde el elástico y la juvenil polla saltó al vacío. Ana Rosa advirtió el húmedo y caliente flujo vaginal inundando el canal y discurriendo hacia la vulva; su clítoris estaba tan endurecido como la verga del chico. Éste, ansioso, besaba la boca de ella con la furia del deseo. Ana Rosa se apoderó de los labios de él, chupó la saliva caliente y le comió la boca, enredando con sus movimientos la lengua del hombre. Con un suave empujón lo tumbó sobre la cama y le agarró el miembro con las dos manos; una descansaba sobre la base del cipote, sobre el abundante vello púbico rizado; la otra en la corona del glande. Fue acariciando el reborde de aquel ancho, intensamente rosado capullo, por cuya pequeña boquita dejaba aparecer, en forma de una gota desbordada y otra emergente, la humedad del flujo preseminal.
El coño de Ana Rosa estaba ya completamente mojado. Abandonó la polla y con sus precisos movimientos se quitó la braguita de color azul, que tenía una mancha líquida ovalada. Volvió a la polla y comenzó un masaje rotatorio sobre el glande con una mano; con la otra subía y bajaba sobre el nervudo y venoso mástil. El chico gemía y ella veía como la nuez de la garganta se tensaba para dejar pasar la saliva acumulada. Tenía los ojos cerrados y sus muslos estaban muy tensos. Bajó la mano derecha a su vulva, entreabrió los labios externos e introdujo dos dedos en el tórrido canal del chocho; los dedos de cubrieron de la sedosa secreción vaginal. Los sacó y los llevó al hinchado clítoris que comenzó a manipular.
(Continuará)
Títulos anteriores
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(0): El momento tan esperado (parte uno)
(1): Desnuda frente al espejo
(2): Fetichismo
(3): La apuesta con Bárbara
(4): El delirio de tu néctar
(5): En el gimnasio
(6): Respuesta condicionada (versión 1)
(7): Respuesta condicionada (versión 2)
(8): Mi eterna fantasía
(9): Irreprimible
(10): Espejo de la realidad
(11): Espejismo o realidad
(12): Y así llego el momento
(13): Iniciación (1)
(14): Iniciación (y 2)
(15): Amanecer
(16): Gladys (I)
(17): Roma-Abril
(18): Gladys (II)
(19): Mi encuentro con Dorrie
(20): Sesión completa (parte uno)
(21): Sesión completa (parte dos)
(22): Retrato impresionista 2.0
(23): Gladys (III)
(24): Gladys (IV)
(25): Gladys (V)
(26): Gladys (VI)
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