CUENTOS BREVES (del manual de la masturbación) (31)

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CUENTOS BREVES
(del manual de la masturbación)

(31)

EL PLACER DE LEONOR

 

Leonor está sentada delante de mí, con los pies sobre el asiento. Lleva un top amarillo y sus tetas de mediano tamaño se aprecian completamente, apretadas contra el tejido; los pezones están en punta, con sus hipnotizantes gruesas formas, como brillantes cerezas. Por en medio de la minifalda, subida hasta las caderas, veo su peluso castaño, que ella acaricia lascivamente. Yo ya tengo erecto mi cipote.

—¿Puedo sacármela? —le pregunto.

Ella con una sonrisa malévola sacude la cabeza, y se abre completamente de muslos. Estira la carne con los dedos de ambas manos y los labios interiores de su chocho salen a la superficie. Estoy tan cerca que distingo sus tonalidades, la suavidad húmeda de la boca de la vagina rosada, la hinchazón de los verticales labios gruesos con el vello en sus bordes.

Me he bajado el pantalón corto y el calzoncillo. Mi polla sale al exterior, tan tiesa que queda recta desde su nacimiento hasta la altura de mi ombligo. Estoy tan caliente que siento la saliva acumulada en la superficie de la lengua y mis latidos son comparables a los de un atleta corriendo una maratón.

Leonor se abre completamente el conejito con una mano y acaricia los labios con la otra. Lleva los dedos a su boca y empapados de saliva vuelve a recorrer las sinuosidades disparejas de cada uno; lentamente, llevándome a un paroxismo cruel; mi verga tiesa reclama atención, ser también acariciada, sobada, apretada; que el capullo hinchado, con la piel lustrosa de un creciente color cada vez más morado, sea recorrido con dedos sabios —los suyos— hasta el estallido, como un géiser caliente y espeso. La cima del glande refulge la humedad que forma una media esfera que crece hasta resbalar hacia el borde violáceo para, finalmente, trazar una línea azarosa hasta llegar al vello de mi pubis. El deseo me carcome a cada gesto de Leonor.

Veo como delicadamente ella introduce los dedos en el túnel vaginal, con un movimiento en espiral. Las falanges se hunden hasta el fondo, hasta que los nudillos se aprietan contra el monte de Venus. Leonor da un respingo, cierra los ojos, abre la boca, pasa la lengua por los labios, y gime; juega dentro del coñito. Puedo escuchar el sonido untuoso de su interior, mientras ella jadea y se folla con la experiencia de quien conoce cada milímetro exacto donde estallan las burbujas del placer.

Cuando abre de nuevo sus ojos, con los dedos saliendo y entrando en la cueva paradisíaca de su chochito, le pregunto:

—¿Ya puedo empezar yo..?

—Ya, ya puedes —dice casi en un susurro.

Sujeto mi polla en la parte baja. El mango está duro y calentísimo; me mojo el puño con el flujo que ha ido vertiéndose, gota a gota, en la desesperación de la espera. Con la otra mano bajo toda la piel y hago lo mismo que ella: recorro la extensión venosa del falo de arriba abajo, con una nueva riada, más intensa y constante, de flujo que ya ha empapado todo mi capullo.

Disfruto de la suavidad sedosa de la masturbación controlada, mientras oigo como ella jadea teniendo en su cuevecita ígnea los dedos que la masturban. Me acerco más. Puedo oler el perfume de su carne femenina, el olor atractivo de su coño. Ella me sonríe y saca los dedos completamente empapados de su juguito hirviente de deseo. Los lleva al clítoris y lo apresa entre ellos. El fruto carnoso ya tiene su tamaño máximo, su color morado intenso destaca bajo el vello púbico, como una bellísima flor en el centro de la boca de la vagina; está tan endurecido que las caricias apenas lo desplazan con el movimiento rotatorio.

Leonor cierra de nuevo los ojos y gime sin cesar. Yo me masturbo más enérgicamente... Ya no puedo detenerme. Noto que me llega el clímax. Me tenso, allí arrodillado a tres palmos del coño insaciable de Leonor. Me envuelve un calor que emana del vientre de ella, el perfume sexual impregna mis pituitarias. El chocho está chorreando flujos... De mis labios se escapa un grito de placer cuando el primer espasmo hace salir un grueso salpicón de semen, seguido de varios más. Mi respiración se desata en jadeos. La leche brota y la polla recibe los latigazos de cada golpe que lleva el lácteo flujo de mis huevos hasta el orificio trasladándome al paraíso del placer. Entonces..., con un dulce ronroneo, Leonor llega a su orgasmo, se corre también violentamente; sus muslos de abren y cierran rítmicamente. Goza y gime casi hasta el llanto. Sus dedos frotan el lóbulo clitorideo con movimientos muy rápidos; pasan del frutito morado a los labios; todo el coño brilla con la mezcla de saliva y flujo.

—¡Ahora! —me dice—. ¡Ahora! —repite como si fuera una orden—. ¡Cómemelo!

Me agachó sobre el chocho como un fervoroso fiel ante la figura de su dios. Beso, lamo, chupo, me sumerjo... Hundo mis labios, aplasto mi nariz, me lleno de aquel olor narcótico, mi boca, mi barbilla, mi lengua, se llena del sabor intenso de Leonor, del coño de Leonor, de la caliente savia interior del chocho de Leonor. La carne deliciosa se abre cuando estiró los pliegues, sintiendo el vello ondulado a ambos lados de la caverna del placer misterioso del orgasmo de Leonor... Ella, mientras yo paladeo y trago, vuelve inmediatamente a ponerse tensa y... vuelve a descargarse en un nuevo orgasmo brutal. Me apresa la cabeza; gime y da movimientos circulares con la vulva contra mi boca oferente. Los latigazos de su conejito caliente van distanciándose de uno en uno, hasta que queda inerte, exhausta y yo me libero de la agradable mordaza de sus dedos. Doy un último lametón para llevarme su condensada salinidad y beberme todo su jugo. Miro aquel bendito coño y le doy un beso final.

Me levanto ligeramente y observo el rostro de felicidad celestial de Leonor, cuyos dedos acarician los oscuros pezones de sus senos.  «Hoy —me dije—, mi cuñada está más bella que de costumbre».

 

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(0): El momento tan esperado (parte uno)
(1): Desnuda frente al espejo
(2): Fetichismo
(3): La apuesta con Bárbara
(4): El delirio de tu néctar
(5): En el gimnasio
(6): Respuesta condicionada (versión 1)
(7): Respuesta condicionada (versión 2)
(8): Mi eterna fantasía
(9): Irreprimible
(10): Espejo de la realidad
(11): Espejismo o realidad
(12): Y así llego el momento
(13): Iniciación (1)
(14): Iniciación (y 2)
(15): Amanecer
(16): Gladys (I)
(17): Roma-Abril
(18): Gladys (II)
(19): Mi encuentro con Dorrie
(20): Sesión completa (parte uno)
(21): Sesión completa (parte dos)
(22): Retrato impresionista 2.0
(23): Gladys (III)
(24): Gladys (IV)
(25): Gladys (V)
(26): Gladys (VI)
(27): El descubrimiento de Alex -1-
(28): El descubrimiento de Alex -2-
(29): Nuestro ardiente juego preparatorio -1-
(30): Nuestro ardiente juego preparatorio -2-


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