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El Partido Popular, que con frecuencia señala a otros como mafiosos, lidera el ranking de corrupción con más de 120.000 millones presuntamente desviados, según estimaciones no oficiales. ¡El 8 % del PIB!
Le sigue el PSOE con 10.000 millones, y detrás, otros.
Resulta irónico que quienes más acusan sean, a la vez, los que más han saqueado. ¿Puede haber democracia cuando los mayores ladrones se presentan como jueces morales?
Lo que debería ser representación ciudadana se ha convertido en botín político. No se trata solo de corrupción: es una estructura sistemática de impunidad disfrazada de democracia.
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