PÁGINAS DEL DIARIO DE MARLENE (1)

                                                    12/02/2015

Bastó el cruce de nuestras miradas una sola vez. Dejaste de ser la desconocida, la invisible ¿Y yo para ti? Aquella mañana ajetreada, de tedioso ir y venir, corriendo por los archivadores (¡malditos legajos impertinentes que declaramos extintos y que perviven y nos asfixian!), tú fuiste la serena tabla de salvación en mi pensamiento.

Luego aprendí a buscarte, a ti, no a tu imagen. Estabas apoyada en el pretil. Yo pasé por el puente de madera, que crujía bajo mis sandalias, sobre las cuales mi falda blanca semejaba las alas de una mariposa.

Y..., ya fui tuya inevitablemente.