La costilla de Eva - parte primera

La conferencia estaba por comenzar. En la sala, cientos de mujeres esperaban con expectación el discurso de la genetista que, en los últimos años, había revolucionado el concepto de evolución humana. Cuando finalmente subió al escenario, el silencio se hizo absoluto.  

“La historia nos ha contado que la humanidad necesita equilibrio entre los sexos. Pero los hechos científicos nos dicen algo distinto,” comenzó.  

Las diapositivas iluminaron la pantalla con pruebas contundentes: la longevidad superior de las mujeres, su resistencia inmunológica, la estabilidad genética del cromosoma X frente al deterioro progresivo del Y. El público apenas respiraba mientras los datos hablaban por sí mismos.  

“La biología nos ha dado ventajas que han asegurado nuestra supervivencia a lo largo de los siglos. Frente a condiciones extremas, hemos demostrado una capacidad de adaptación sin comparación. La pregunta que debemos hacernos no es si somos más fuertes, sino si la evolución ya ha tomado su decisión.”  

Las murmuraciones empezaron a recorrer la sala. Era un planteamiento audaz, uno que sacudía las estructuras del pensamiento tradicional.  

“La ciencia nos ha mostrado que los métodos de reproducción sin intervención masculina ya no son una teoría, sino una realidad. Si la evolución sigue su curso… ¿podría ser que el futuro pertenezca únicamente a las mujeres?”  

Las palabras resonaron en cada rincón de la sala. Un nuevo capítulo en la historia de la humanidad estaba a punto de escribirse.