Te amo y te recuerdo. Texto breve.

        Una habitación sencilla, casi vulgar. Una cama, un armario empotrado, una mesilla  de noche con un solo cajón sin doble fondo y una silla en la que, digo yo, alguién se habrá sentado. Una ventana que da a una calle más bien tranquila y una lámpara de techo que no es bonita.

          Eso es todo lo que vería un observador pasajero.

          Pero yo veo lo que otros no ven, yo veo a través del tiempo y del recuerdo, yo veo secretos.

            Decido mover la silla y ponerla junto a la cama, decido sacar de una carpeta algunas fotos en las que aparece su cara, su sonrisa, su mirada. Fotos que me ayudan a recordar en color.

          Y entonces ocurre la magia. Los recuerdos pintan a dos personas sobre la cama y llenan el aire de palabras, ecos de un pasado que no volverá. Y mi piel revive el tacto de su piel y mi sentido del olfato reproduce el aroma de su perfume y mi cuerpo, todo mi cuerpo, con infinita nostalgia, se agarra a sensaciones que, de algún modo, aun están ahí.

Ha pasado tiempo, mucho tiempo, y por fortuna aun la recuerdo.

Ha pasado tiempo, bastante tiempo, y la echo mucho de menos.

Pero el tiempo no ha borrado la esperanza, mi único consuelo.

Y vivo pensando en el día en qué volveremos a vernos, sé que lo haremos.

Y llega la noche, y vuelve la magia, esta vez en sueños.

Te quise, te quiero y te querré. Respeto tu libertad y tu pensamiento.

 Pero mi mente es libre, mi deseo eterno y mi amor por tí, recíproco o no, vivirá en mi ser, en mi mente, en mi recuerdo.