Denunciar relato
En un futuro no muy lejano, los robots convivirán con los humanos, realizando tareas cotidianas.
Un día, uno de ellos, llamado Hammer comenzó a cuestionar su existencia. Mientras observaba a su dueño llorar por un amor perdido, decidió aprender sobre emociones. Hammer recopiló historias de amor y tristeza....y al final, en un gesto inesperado, le ofreció un abrazo. En ese instante, el humano comprendió que, aunque Hammer era solo un robot, había logrado tocar su corazón. La línea entre la máquina y el ser humano se desdibujó, y ambos aprendieron que la conexión verdadera no siempre necesita un corazón que late.
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