Algo de comer después de una fiesta

"Te digo que no hay nada que me anime está noche; estoy seguro que reprobé esa prueba de mates." Dijo Armando 

"¿El profesor Ordóñez?" Preguntó Pedro.

"Sí."

"Bueno, ya todos están borrachos. Vámonos de aquí, se cómo puedes animarte."

"¿A dónde vamos?"

"A comer algo; así despejas un poco la mente."

Media hora de camino después, llegaron a una casa vieja."

"Aquí es."

Pedro llamó a la puerta. Le abrieron dos chicos que Armando reconoció como estudiantes que fueron expulsados hace meses del instituto.

Al entrar todo se veía mucho más maltratado. Armando piso algo.

Era una chaqueta, idéntica a la que llevaba su profesor el día de hoy.

Más adelante por el pasillo, dejaron tirados un pantalón gris y unos zapatos de vestir; y en un sillón, estaba su mochila.

"No... Yo debo irme." 

"¿Qué haces Armando? ¿Me vas a despreciar la cena?"

"¡Con una mierda, ya vengan a comer!" Una voz ronca dijo desde la cocina.

A medida que el hombre se acercaba con una bandeja, a través del comedor pobremente iluminado con una luz a punto de caducar, viajaba un aroma a cerdo cocido.