El Juego de los Mensajes

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El teléfono de Marcos vibró sobre la mesa de noche, iluminando la habitación con un brillo azulado. Sofía, medio dormida, extendió la mano para silenciarlo. Pero cuando vio el nombre "Lorena" parpadear en la pantalla, sus ojos se abrieron por completo.  

Con cuidado de no despertar a su esposo, tomó el dispositivo y deslizó el dedo. Contraseña incorrecta. Un nudo se formó en su garganta. ¿Desde cuándo Marcos ponía contraseña a su teléfono?

Usando suavemente el dedo pulgar de Marcos (que dormía boca arriba, exhausto después de su "larga jornada de trabajo"), desbloqueó el dispositivo. Los mensajes aparecieron como una confesión escrita en luz:

Lorena (23:47): "No puedo dejar de saborearte. ¿Cuándo volverás a follarme?"
Marcos (23:49): "Mañana. Mientras mi esposa cree que estoy en el gimnasio."

Sofía sintió cómo el aire abandonaba sus pulmones. Pero lo más sorprendente no fue el dolor... sino el calor que se extendió entre sus piernas.

Durante la semana siguiente, Sofía se convirtió en una detective. Siguió a Marcos hasta un apartamento en el centro, donde pasaba sus "horas de gimnasio". Desde el café de enfrente, vio luces encenderse y apagarse tras las cortinas. Su imaginación pintó imágenes vívidas: Marcos desabrochando el sujetador de Lorena, sus labios recorriendo piel ajena, sus manos...

Una tarde, mientras doblaba la ropa, encontró un billete de hotel en el bolsillo de Marcos. Suite 304. Hotel Velasco. 8pm. Esa noche, inventó un dolor de cabeza y se quedó "dormida" temprano.

El hotel era más lujoso de lo que esperaba. Sofía usó una peluca oscura y gafas de sol, registrándose como "Laura Méndez". Cuando el ascensor llegó al tercer piso, sus manos temblaban.

La puerta de la suite 304 estaba entreabierta. Dentro, velas aromáticas iluminaban una escena preparada: pétalos de rosa en la cama, champán en hielo... y en el centro, Marcos, de espaldas, hablando por teléfono.

—Sí, cariño, estoy solo aquí esperándote... Como acordamos.

Sofía contuvo la respiración. ¿Estaba hablando con Lorena?

Entonces Marcos se dio vuelta. Y sonrió.

—Hola, esposa.

El mundo se detuvo. Marcos extendió su teléfono hacia ella. En la pantalla, una conversación con un contacto llamado "Juego Seguro":

Marcos (ayer): "Todo listo para mañana. Ella tomó el cebo."
Juego Seguro: "Seguro que viene?"
Marcos: "Apuesto mi colección de vinos a que sí."

Sofía miró alrededor. No había rastro de otra mujer. Solo una cama enorme, juguetes eróticos sobre las sábanas... y su esposo con esa sonrisa de lobo que la volvía loca.  

—¿Todo esto... fue un teatro?

Marcos se acercó, deslizando una mano bajo su falda.

—Te vi revisando mi teléfono hace semanas. Esa noche, creé a 'Lorena'. Quería ver cuánto te excitaba la idea de compartirme." Sus dedos encontraron su humedad. "Dios, Sofía, estás empapada."  

Lo que siguió fue un torbellino. Marcos la llevó a la cama, atándole las muñecas con la corbata que "Lorena supuestamente le regaló". Le mostró en su teléfono cómo había creado fotos falsas usando IA ("Estos pechos son de una modelo polaca, cariño").  

Y luego, mientras la penetraba por detrás frente al espejo del baño, susurró:

—La próxima vez que quieras jugar a los detectives... solo pídemelo.

Sofía se vino gritando, sabiendo que este era solo el primer capítulo de su nueva dinámica.


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