Ver a mi esposa recién cogida... por otro.

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
697 visitas

Marcar como relato favorito

Sólo los que ya lo han vivido y gustado pueden saber lo que se siente. Ver a tu esposa, desnuda, tirada en la cama, empapada en sudor... y no sólo de ella. Con las piernas abiertas y su coño un poco rojo... y semen fresco saliendo por sus labios vaginales. Que huela a sudor, a sexo, a verga, a huevos, a culos... y que ese olor no sea el tuyo. Que su cara tenga un reflejo de placer, de paz, de tranquilidad y su boca con una sonrisa... entre picardía, inocencia y lujuria.

Que su cuerpo todavía tenga temblores por el orgasmo recién vivido... y saber que ese placer no se lo diste tú sino otro hombre. Saber que sus pechos fueron tocados, acariciados, mordidos, pellizcados y lamidos por la lengua de otro... y que sus pezones estuvieron dentro de la boca del otro y que le daban mordidas duras como tanto le gusta. Recordar cómo se movía y temblaba tu esposa mientras el otro la acariciaba o le metía los dedos hasta el fondo de su coño... o de su culo. Y no se borran de tu memoria los gemidos, suspiros, ruidos y hasta las palabras más sucias que ella pronunció al sentir que otra verga y no la tuya, le entraba y salía, topando con su útero. Saber que tu mujer tuvo entre su boca otra lengua y otra saliva que tampoco son tuyas... y que besó a otro... con pasión, con lujuria, con morbo... e incluso con un tipo de amor y de agradecimiento por el placer que el otro le daba. Que había sentido el olor de otro hombre y su sabor, el aliento, el sudor y que eso les encanta a ella y a ti.

Después oler a tu esposa y en sus manos y dedos todavía sentir el olor al sudor, a la verga y huevos... y el culo, del otro. Oler su cuerpo y reconocer el olor a la piel de tu mujer, pero mezclado con el olor del cuerpo y el sudor del otro. Saber plenamente que otro se cogió a tu esposa... sin ninguna duda... y con muchas pruebas de que así acaba de ser. Y seguro encontrar no sólo rastros del semen que le metió, sino todavía verlo... blanco... oloroso... ya empezando a secarse en los pelos que rodean sus labios vaginales... o su culo. Haber oído que al otro le pedía más... mucho más... fuerte... duro... rápido... y que ella le agarraba las nalgas y las jalaba para sentir mucho más la verga del otro entrar en su cuerpo. Saber que tu esposa se acaba de comportar como una puta caliente... degenerada... apasionada... que entregó su cuerpo, entero, a otro... y frente a tus ojos. Que lo besó. Que seguro por momentos hasta se olvidó de ti y se concentró en el otro y en el placer que ella estaba recibiendo... y dando al otro hombre. Que ella sabía con certeza que estaba siendo adúltera... y frente a ti... y con tu conocimiento y para tu placer también. Saber que además que le encanta coger con otros, también sabe que a ti eso te vuelve loco... y en cierta forma cuando coge con otros frente a tus ojos, monta un show perfecto... de movimientos, sonidos, olores... como la mejor puta o artista porno... con la diferencia que ella no finge su placer y goza de cada segundo con el otro... frente a ti.

Haber visto cómo el otro se quedó tirado, desnudo, encima del cuerpo también desnudo de tu esposa, después que la llenó de semen. Pero también haber visto cómo el otro gozaba y temblaba mientras se la cogía... y más cuando se empezó a venir dentro de ella... y con cada espasmo y chorro de semen que le metía, él gritaba y suspiraba... y daba los últimos puyones dentro de su panocha... fuertes... como con cólera... duro... y que cada golpe de su pubis contra el de tu mujer, un nuevo chorro de semen le llenaba ese hoyo delicioso que ella tiene. Y por supuesto saber por experiencia propia, el placer que el otro está sintiendo al cogerse a tu esposa... tú ya lo has sentido infinidad de veces. 

Y ver que él se separa de tu esposa y saca su verga de su concha... mojada por su semen y el jugo de tu mujer... y te llega el olor de semen, verga y pusa, al mismo tiempo. Y que él se acuesta al lado de ella, rendido, respirando muy hondo porque se quedó sin aire. Pero que deja una mano encima de una teta de tu mujer y se la aprieta suavemente. Y que tu esposa todavía abre más las piernas para que puedas ver su crica recién cogida por otro... y el semen que le le empieza a gotear hacia las nalgas y que seguro le llegará a su ano. Y saber que tu mujer no cogerá ese semen ni se levantará inmediatamente a limpiarse. Todo lo contrario, se quedará tirada en la cama y abrirá más las piernas no sólo para que admires su panocha sacando el semen de otro... sino para que te tires entre sus piernas y te goces oliendo el semen y toda la peste a coño que ella tiene... y después toques sus labios vaginales y te llenes los dedos de semen... y los huelas... y los lleves a tu boca para empezar a degustar ese sabor tan delicioso que tiene el semen, especialmente si es de otro hombre y saliendo de la panocha de tu mujer. Y después acercar tu boca a su coño y empezar a lamerlo y a chuparlo... no sólo para saborear el semen y su jugo, sino para darle por lo menos otros dos orgasmos con tu lengua entrando y saliendo de su coño... acompañados de un par de dedos en el mismo hoyo o en su culo. Y cuando se viene verla temblar y gritar sus orgasmos... al lado del cuerpo del otro... y que con una mano te acaricia a ti, pero con la otra soba el pecho del otro... o su verga o sus huevos.

Y quedarte con la cara y la boca llena del semen del otro y el jugo de tu esposa... y ese sabor tan delicioso... y la peste a concha caliente y verga que te hará suspirar al sentirlo llegar a tu nariz cada vez que abres la boca para respirar o para hablar. Y también lamer todo el semen que pudo quedar afuera de la panocha de tu mujer, en sus muslos, en su perineo, en su ano. Y aprovechar para meterle la punta de la lengua en ese ano delicioso que tiene... en el caso de mi mujer, moreno y rodeado de pelos y siempre oloroso y de sabor delicioso. Y ver que el otro también te está viendo... y que sabe que se cogió a tu esposa... y que lo hizo frente a ti... y con tu consentimiento... y que tú también sabes lo mismo... y que te encanta... y hasta agradecerle al otro por el placer que le dio a tu esposa... y por la forma como la trata...

Eso es una delicia.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Cursos online gratuitos de escritura y redacción

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed