El Probador (1)

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
573 visitas

Marcar como relato favorito

Esta es una de las cosas más sorprendentes que me han ocurrido en mi vida. Soy una mujer madura, de cerca de 50 años, felizmente casada y con hijos. Mi físico es más o menos normal para mi edad, soy morena con media melena, ahora la llevo terminada en puntas, los ojos marrones, labios pequeños, no me gusta maquillarme demasiado. Mi cuerpo no está mal del todo, soy más bien bajita, mis pechos grandes y un poco caídos y un tanto ancha de trasero y un poco de caderas.

Esta historia me sucedió un lunes por la mañana, en otoño, tenía unos días de fiesta en el trabajo y decidí aprovecharlos para hacer cosas que normalmente no puedo hacer, una de ellas, que me encanta, es renovar mi vestuario. Así que entre en una tienda de moda que habían abierto hace poco en el barrio y que me recomendó una vecina. La tienda era nueva y elegante. Era bastante amplia, con 2 pisos, uno para ropa masculina y otro, el de arriba, para la femenina. Yo tenía pensado, entre otras cosas, renovar mi ropa interior, así que empecé a curiosear por el piso de arriba de la tienda y fui seleccionando varias prendas. Había elegido unas camisetas interiores, una blusa y varias medias, cuando comencé a seleccionar conjuntos de braguitas y sujetadores. No sé cuánto tiempo estuve, pues no terminaba de decidirme por nada. Hasta a mí se acercó una dependienta, era de mediana edad, rubia con el pelo largo, guapa y con buen cuerpo. Vestía con el uniforme de la tienda, un pantalón ajustado azul oscuro y una blusa verde escotada. Ya digo que la chica era bastante atractiva. A mí eso no me importaba, lo que quería era encontrar algún conjunto de ropa interior que me gustase.

- ¿Puedo ayudarle en algo? - me preguntó con una voz muy dulce que desprendía amabilidad.

- No lo sé - respondí yo - Ya tengo seleccionadas varias cosas, pero las últimas se me resisten.

- ¿Y qué son esas cosas?

- Ropa interior, no logro encontrar nada que me convenza.

- Igual yo consigo que lo encuentre - me sugirió con su dulce voz.

- Si no tienes nada mejor que hacer... Cuando me pongo que no me decido, es complicado convencerme de nada.

- No sé preocupe, ahora mismo estoy sola en la planta, mis compañeras están ocupadas en otras cosas. Y aquí no tengo mucho que hacer. Además, cómo es temprano, casi estamos usted y yo solas.

- Vale, pero con una condición, que no me trates de usted que me hace muy mayor.

- De acuerdo, jajaja, era sólo por educación, eres muy joven todavía.

- Muchas gracias, eres muy aduladora.

Así, ella me empezó a sugerir cosas, algunas eran muy sexys, pero no eran exactamente mi tipo.

- No sé porque deshechas este conjunto, te tiene que quedar estupendo - me comentó mientras recogía un conjunto rosa un tanto escaso de tela.

- No creo, seguro que a mi marido no le gustaría verme así - le repliqué yo.

- Todo lo contrario, mujer, tu marido quedaría encantado, te lo digo yo.

- Sí ni el sujetador, ni las braguitas tapaban casi nada.

- Te tapaban solo lo que te tenían que tapar. Los ojos de tu marido se hubiesen salido de sus órbitas. Y no solo los ojos.

Yo le sonreí poniéndome un poco colorada, ella lo notó enseguida.

- Espero que no te haya molestado mi comentario - se disculpó ella - Solo quería resaltar lo atractiva que hubieras estado con ese conjunto.

- Ya lo sé - la tranquilicé yo - No pasa nada, ¿Por qué has pensado que me he podido sentir molesta?

- Es que hay mujeres de tu edad que... bueno... han perdido la pasión con sus esposos y casi no hacen el amor.

- Pues no es mi caso, mi marido es bastante fogoso y cumplidor.

- Me alegro mucho, jajaja.

Seguimos todavía unos minutos más, hasta que, por fin, encontré un par de conjuntos que me gustaron.

- Muchas gracias por tu ayuda - le dije a la dependienta - No sé qué hubiera hecho sin ti.

- De nada - respondió ella - He pasado un buen rato contigo, aunque seas un poco difícil eligiendo bragas, jajaja.

- Eso me dicen, jajaja.

- Allí, al fondo, tienes los probadores, ahora que no hay nadie puedes aprovechar y ver si lo que has cogido te queda bien.

- La ropa interior imagino que no puedo probármela.

- No se puede, pero si te la vas a quedar seguro no hay problema, me has caído bien.

- Si que me la voy a quedar, pero no estoy segura de que la talla sea la adecuada.

- Entonces puedes hacer una cosa, te quitas las bragas que llevas y, con cuidado, las mides con las que vas a comprar.

- No sé..., no te quiero causar molestias.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Cursos online gratuitos de escritura y redacción

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed