Primera vez con una trans 1

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Como lo hemos contado, con mi esposa tenemos más de veinte años de tríos e intercambios de pareja. Y aunque hemos hecho cosas como orgías, gangbangs con hombres y mujeres y cumplido fantasías y fetiches... nunca habíamos cogido con una trans ¿Por qué? Porque nunca se nos había dado la oportunidad y aunque sí lo deseábamos, la idea se había quedado en el tintero. Y siendo los dos bi, sería más que lógico coger con una trans y tener prácticamente los mejor de los dos mundos en una sola persona... pero el tiempo fue pasando y nunca pusimos el empeño por encontrar una que nos gustara... porque cuando lo hablábamos en la cama, los dos poníamos requisitos muy altos de lo que querríamos de la trans y que fuera la adecuada para hacerlo.

No queríamos trans que fueran "masculinas" o se notara que eran más hombres que mujeres... o que sólo parecieran travestis. Queríamos que fueran "mujeres" con vergas y huevos. Que no tuvieran coño no era problema, con el culo, la verga, los huevos y las tetas nos bastaba a los dos. Mejor con pechos naturales por hormonas y no rellenos de silicón y que no tuvieran las cicatrices de las operaciones (eso nos mata el deseo). Mejor chaparritas, morenas, delgadas y con vergas "normales" y no monstruosas, que no nos gustan para nada. Y si no eran circuncidadas, mejor. De piernas femeninas muy suaves y bien rasuradas... aunque sí queríamos pubis, huevos, vergas y culos peludos. Y axilas sin rasurar, que nos vuelven locos de placer a mi esposa y a mí. Y especialmente que no fueran o lucieran como putas... aunque sabíamos que quizá tendríamos que pagar si encontrábamos a una ideal. Así que sabíamos que sería muy difícil encontrar una trans así. Y pasó el tiempo y las trans sólo fueron fantasías ocasionales para condimentar las cogidas con mi esposa.

Pero al fin después de tantos años encontramos la que sería ideal. Fue inesperado y una muy agradable sorpresa. Sabemos que no hay casualidades en la vida, pero en este caso sería una excepción.

Al trabajo de mi esposa (Ella es ejecutiva en una empresa comercial muy conocida) llegó una cliente con un problema y le tocó a mi esposa atenderla. Era una joven, morena, con buen cuerpo, pero tirando a delgada. De facciones muy femeninas y agradables. No era una belleza, pero sí muy atractiva. Suave para hablar y voz femenina. Parecía tímida. Mi esposa sintió algo "raro" en ella, pero en ese momento no supo qué era... tampoco le puso atención a ese pensamiento y se dedicó a atenderla y a solucionar la situación. Después de 15 minutos de plática, mi esposa le dijo que la solución tomaría unos días más y que estarían en contacto muy pronto.

A los dos días mi esposa la llamó por teléfono y le indicó que necesitaba que llegara otra vez para continuar con el trámite. Esa segunda reunión tomó más de una hora y en ese tiempo mi esposa no sólo sintió la misma sensación "rara" sino que empezó a darse cuenta de "ciertas" cosas que indicaban que la cliente tenía "algo" que ocultaba... y mi esposa llegó a la conclusión que o era travesti, o un gay haciendo la transición o ya había salido del clóset. A partir de ese momento mi esposa puso más atención y comenzó a dirigir la conversación hacia la dirección que le pareció más indicada. Como la espera era larga comenzaron a platicar sobre sus vidas personales. Mi esposa la hizo sentir muy cómoda y la "joven" reaccionó muy bien, tanto que al final de la reunión podría decirse que ya eran "amigas"... a pesar de la diferencia de edades. Mi esposa en los 40s y la chica en sus 20s. Ese día tampoco se pudo dar solución final al problema inicial... así que sería necesario que volviera a regresar al día siguiente. Esa noche mi esposa me contó todo y yo le "confirmé" sus sospechas... la cliente se llamaba Marcela y hasta me mostró una foto del expediente... y a mí me encantó esa muchachita... fuera o no fuera gay o trans.

Al día siguiente la reunión con Marcela fue como de dos viejas amigas. Mi esposa intencionalmente hizo que la solución tardara mucho más... y como la hora del almuerzo se acercaba, mi mujer la invitó a almorzar. Ya en el restaurante la plática cambió a temas más personales. Mi mujer le contó sobre nosotros como pareja... pero por supuesto no le dijo nada de nuestras "actividades" en la cama. Pero la sinceridad y apertura de mi esposa hizo que Marcela se empezara a "abrir" y a contar sobre su vida... y en un momento y sin que Marcela lo esperara, mi mujer le dijo directamente que pensaba que Marcela era gay, travesti o trans... y que eso a nosotros ni nos molestaba ni nos espantaba... y que sabíamos que serlo era una gran carga... y que si Marcela lo deseaba podía contar y confiar en nosotros y que seríamos excelentes amigos... sin juzgarla y que la apoyaríamos en todo lo que pudiéramos. Marcela se quedó muda por un momento y con los ojos muy abiertos y sin saber qué decir... hasta que dijo un suave "gracias"... y dijo que sí, que era trans... y que sí, que su vida había sido muy dura... y que todavía lo era. Que se sentía liberada ahora que ella se aceptaba como mujer, pero que los problemas sociales, familiares, laborales y religiosos eran muy fuertes. Marcela contó sobre su vida los siguientes 45 minutos... hasta que tuvieron que regresar a la oficina de mi esposa y acabar con los trámites.

Cuando Marcela se iba a ir mi mujer le dijo que nos encantaría invitarla a cenar a nuestra casa, que estaba segura que yo sería de gran apoyo y un gran amigo para ella. Marcela aceptó y acordaron la cena para el siguiente viernes. Cuando mi mujer me llamó para contarme, no cabía de la felicidad y la excitación que sentía por Marcela. Y yo también empecé a imaginar lo que podríamos llegar a hacer. Y esa noche cogimos con mi mujer con más pasión y morbo que los días anteriores... y volvimos a revivir las fantasías con trans, pero ahora ya poníamos una cara y un nombre... Marcela.

Sabíamos que no podríamos ser agresivos o de primas a primeras tratar de coger con ella... no era una puta y no lo hacía por dinero... queríamos respetarla y que ella se entregara voluntariamente. Así que con paciencia y tiempo lograríamos llevarla a nuestra cama... y que mientras tanto la fantasía y el morbo serían deliciosos y un buen sustituto mientras se daba lo real. Volvimos a ver mucho videos y fotos y porno de travestis y buscábamos a los que físicamente se parecían a Marcela... y cogíamos como adolescentes llenos de hormonas. Sabíamos que coger con Marcela sería un hito más y muy importante en nuestra vida sexual... y lo anhelábamos mucho.

Marcela llegó puntual ese viernes.

Continuará...


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