Primera vez con una trans 2

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Como sé que lo que les interesa en estos relatos es el sexo, trataré de resumir lo que pasó antes de poder coger con Marcela, nuestra primera transexual. Pero estoy seguro que dar el contexto hará más interesante cómo y por qué pudimos llevarla a nuestra cama, de eso hace dos semanas.

Como saben por leer la primera parte, mi esposa la invitó a cenar a nuestra casa. Todo transcurrió de manera muy agradable y al final de la velada ya ella era nuestra amiga y confiaba en nosotros. Esas cenas se repitieron dos veces más en la siguiente semana, y lo que hablábamos era cada vez más íntimo. Los temas eran sobre su transexualidad, los problemas que tuvo con su familia y los que la conocían y cómo lidiaba con ellos. Eso hacía que cada vez se sintiera más cómoda con nosotros y que los temas fueran profundos. Y por supuesto que tratamos la parte sexual... de ella... y de nosotros (sin revelar todas nuestras experiencias). De nosotros supo que éramos un matrimonio muy unido y que la comunicación entre nosotros era total, que nos conocíamos a profundidad como personas y como pareja y que no nos ocultábamos nada... y que sexualmente éramos muy activos, honestos, transparentes y dispuestos a satisfacernos... incluyendo fantasías y fetiches... y le contamos algunas cosas, pero no de los intercambios o tríos sino de nuestro gusto por los olores y sabores sexuales, las lluvias doradas, los genitales y las axilas peludas... y mi esposa hasta le mostró sus axilas sin rasurar y le dijo que igual tenía el pubis, la vagina y el culo... y que yo también tenía mucho pelo en el cuerpo.

Marcela nos contó que ella siempre había sabido que era mujer... y que nunca le gustaron los hombres... aunque tampoco había sentido en su adolescencia mucha atracción sexual hacia las mujeres. Que más era el querer ser mujer a pesar de tener un cuerpo masculino y con verga y huevos. Que a los 16 años salió del clóset en su casa y sus papás armaron un gran revuelo y hasta la obligaron a ir a terapia... pero por consejo del terapeuta, después de muchos test y exámenes físicos y emocionales (gran profesional en la materia) sus papás llegaron a entender la profundidad de su deseo y necesidad de ser mujer... y que aunque no estaban convencidos accedieron a apoyarla y ayudarla en su camino a la transición de hombre a mujer. Se tuvo que cambiar de colegio, empezó la terapia hormonal y su cuerpo empezó a cambiar y a desarrollar pechos y a tener más características sexuales femeninas. Cambió su nombre (Marcel a Marcela), su ropa, su forma de hablar y de comportarse y todo empezó a mejorar en ella. Lamentablemente en el nuevo colegio tampoco fue bien aceptada y tuvo que salir para comenzar estudios en su casa... y a trabajar para ayudar a sus papás con la terapia hormonal y todo lo demás para ser mujer.

Ella ahora tiene 22 años y es una mujercita preciosa y muy deseable... pero por increíble que parezca, sus experiencias sexuales fueron muy limitadas y muy pocas. Dos veces pudo ver a sus amigas desnudas y ver que se pajeaban con sus dedos y metiéndose cosas en el coño y el culo...pero cuando trató de tener sexo con ellas... al ver a Marcela desnuda y con una verga parada y huevos, se echaron para atrás y le dijeron que si ella hubiera sido una "verdadera" mujer sí se habrían acostado con ella... pero que siendo "diferente" no querían hacerlo y menos que ella les metiera la verga. Y eso frustró a Marcela... así que cuando la conocimos no había tenido sexo con mujeres.

Un par de veces tuvo sexo con dos hombres... pero siempre fue muy incómodo y no le gustó nada. Y nuevamente se frustró. La primera vez fue con un joven que conocía desde la niñez y que era gay de clóset. Él era gay pasivo así que casi no le hizo nada y sólo le pedía que ella lo penetrara... pero eso no es lo que quería Marcela... porque penetrar era más una actividad masculina y ella lo que deseaba era que se la metieran y sentir lo que es ser mujer poseída por un hombre... así que sólo tuvieron sexo oral en donde haciendo 69 se mamaban hasta terminar en sus bocas (Lo que sí le encantó fue chupar una verga y sentir su olor y su sabor, y el semen le gustó cómo sabía). Al final ya no lo hicieron con ese amigo gay porque ninguno se sentía satisfecho. Su "segundo" hombre fue un señor adulto que conoció un día que salió... y las cosas se fueron dando y cuando él supo que ella era trans, le dijo que por él no tenía problema en tener sexo con ella... pero que no le tocaría ni le mamaría la verga sino sólo se la metería entre el culo. Al fin una tarde Marcela perdió la virginidad de su culo. El hombre se la cogió, pero sin buscar la satisfacción de ella sino sólo la de él. Además la trató muy brusco y la lastimó con su forma de agarrarla y colocarla en 4... y el metió la verga (con condón) casi de un sólo empujón... sin prepararla, lubricarla o dilatarla... y ella lloraba y gritaba de dolor... y él más duro y rápido se la cogía. Lo único bueno fue que él se vino rapidísimo y la tortura terminó. Por supuesto que ella ya nunca más quiso verlo... menos coger con él. Así que las pocas experiencias habían sido muy insatisfactorias y ella casi estaba resignada a no tener ni relaciones sentimentales ni sexuales, "normales". Y la única forma de tener placer era masturbándose... sobándose la verga al mismo tiempo que se metía dedos o cosas o dildos entre el culo... y así sí había aprendido a "abrir" su culo... y a tener muy ricos orgasmos pajeándose la verga de diferentes maneras y sacar bastante semen, que se comía.

Mi esposa le contó que nosotros éramos muy buenos amantes y que nos dedicábamos a tener pero también a dar todo el placer que pudiéramos. Que siempre estábamos muy conscientes y dedicados a que el otro tuviera grandes orgasmos... y le contó que yo a ella la hacía venirse entre 5 y 8 veces, como mínimo, cada vez que cogíamos. Que teníamos sexo vaginal, oral y anal... pero también hacíamos lo necesario para mantener el deseo entre nosotros... que hacíamos "juegos" y todo el "calentamiento" necesario para hacer de cada sesión en la cama, algo excelente. Y que aunque yo generalmente sólo terminaba una o dos veces en varias horas, nunca dejaba que ella quedara insatisfecha... Así eran nuestras cenas... y en la última invitamos a Marcela a ir con nosotros a un hotel en un lago que queda a un par de horas de donde vivimos... sería un fin de semana largo que comenzaría el viernes por la mañana y que regresaríamos el domingo en la noche... ella aceptó de inmediato y mi mujer y yo sabíamos que esa sería la oportunidad para hacerla nuestra...

Continuará


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