Visita Comercial (1)

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
756 visitas

Marcar como relato favorito

Era última hora de la tarde, las 7, más o menos, tras regresar a casa de hacer unas compras, me duché y me estaba desmaquillando, me encontraba desnuda frente al espejo. Mi cuerpo estaba muy bien proporcionado para mi edad, piernas no demasiado largas, caderas no muy anchas y pechos grandes, media melena rubia y ojos verdes. Me gusta verme desnuda frente al espejo.

Mi contemplación se vio interrumpida por el sonido del timbre. Ahora vivo sola y no esperaba a nadie, seguramente sería algún vendedor, pero mi curiosidad hizo que me colocara una bata por encima y saliera a abrir la puerta. Era una chica joven, de unos 25 años, alta, delgada, vestía un traje con falda azul y unas gafas que le daban un toque entre inocente e intelectual.

- Buenas tardes - se presentó ella - me llamo Andrea y vengo a ofrecerle una oferta para pagar menos en la tarifa de la luz.

Mi pensamiento fue responderle que no me interesaba y cerrar la puerta, sin embargo, algo dentro mío hizo que la invitara a pasar. La llevé al salón la invité a sentarse frente a la mesa y yo me coloqué, también sentada, a su lado. Andrea sacó unos papeles de su carpeta y comenzó a explicar su oferta.

- Bueno, ..., no me has dicho como te llamas.

- Ana - le respondí yo con una sonrisa.

- Ana, ¿Cuánto pagas de luz al mes?

- Depende, unos 60 euros, me parece demasiado para lo poco que tengo conectado.

- Es muchísimo, Ana, con nosotros pagarás la mitad.

Ana comenzó a contarme las bondades de su compañía y de su oferta, que seguro que tenía contraprestaciones por otros sitios. Yo escuchaba con toda la atención que podía, pero también observaba que Andrea se estaba poniendo cada vez más nerviosa. Enseguida noté cual era el motivo. Mi bata no era cerrada, dejaba ver una parte de mi escote y Ana, aunque lo intentaba, no podía desviar su mirada de allí. De vez en cuando tartamudeaba y se equivocaba en sus explicaciones.

- Perdona, Ana - se intentaba justificar - quería decir 4 por ciento, no cuatrocientos.

- Ya lo imaginaba, Andrea.

Cada vez la notaba más nerviosa.

- No sé qué me pasa hoy - se volvía a justificar.

- No pasa nada, Andrea, será que has tenido un día muy duro.

Me gustaba mucho la reacción que estaba provocando en Andrea, así que decidí intentar incrementarla. Sin que ella se diera cuenta aflojé el cinturón de la bata y separé un poquito las 2 partes de esta, así mi escote se incrementó, dejando a la vista buena parte mis pechos, no solo eso, ahora también quedaba una parte de mi muslo. El nerviosismo de Andrea al notar aquello se incrementó de forma considerable.

- ¿Puedes repetir lo de la tarifa nocturna? - le pregunté yo - No lo he entendido muy bien.

- Claro - respondió ella - Es que si enciendes un aparato a partir...

- Ese gráfico no lo veo muy bien - la interrumpí yo. ¿Te importa si me acerco un poco?

- No, no.

Uno de mis pechos quedó a la altura de la cara de Andrea que casi temblaba, yo lo acerqué un poco más y mi pezón, cubierto por mi bata estaba a la altura de sus labios. Andrea sudaba, se notaba que tenía que contenerse mucho para no lanzarse sobre mi pecho.

- El 8 por ciento - dije yo - Ya lo he visto bien.

Y retiré mi pecho de la cara de la sorprendida Andrea, que balbucea sin acertar a decir nada.

- Digo que es un 8 por ciento menos, ¿no? - reiteré yo.

- Sí, eso es un 8 por cierto menos con nuestra tarifa.

Le sonreí, mientras la chica trataba de volver a centrarse en sus explicaciones. Yo, mientras, desabroché del todo el cinturón de mi bata, quedando mis pechos casi al descubierto y poco le faltaba a mi sexo.

- ¡Vaya, se ha roto el cinturón de la bata! - expliqué yo mientras me levantaba de la silla, quedándome de pie frente a ella - Iré a buscar otra bata.

- Bueno...

Ella no acertada a responder nada, aunque intentaba disimularlo, no podía apartar sus ojos de mi cuerpo.

- Aunque somos 2 mujeres adultas, así que no creo que tenga nada que no hayas visto, sigue con tu explicación - le sugerí yo mientras seguía de pie frente a ella, mostrándole mi cuerpo prácticamente desnudo.

- El 800, esto el 8, no el 18...

Andrea casi no acertada a articular nada coherente.

- ¿Te pongo nerviosa, Andrea? - le pregunté yo.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Cursos online gratuitos de escritura y redacción

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed