Visita Comercial (2)
Por seigex
Enviado el 16/07/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Ella no respondió nada, pero su reacción no fue la que esperaba. Se quitó las gafas, se levantó, se lanzó sobre mí y me empujó contra el sillón, quedando yo sentada y muy sorprendida. Andrea se colocó sobre mí, comenzó a besar mi cuello y a acariciar mis pechos con fuerza con sus manos. Como he dicho, ahora la sorprendida era yo, no esperaba esa reacción de aquella chica, que parecía muy tímida, y a la que me divertía provocar.
Intenté decir algo, pero Andrea me silencio poniendo sus labios sobre los míos e introduciendo su lengua dentro de mi boca, mientras sus manos acariciaban mi cuerpo. Nuestras lenguas y nuestras salivas se unían y se mezclaban, Andrea casi me deja sin respiración. Por fin dejamos de besarnos, aunque Andrea deseaba mi cuerpo y volvió a lamer mi cuello.
- ¡Espera un poco! - le pedí yo.
- ¡No voy a parar hasta que no devore todo tu cuerpo! - respondió Andrea.
Su respuesta me volvió a dejar muy descolocada, con lo tímida que parecía con esas gafas.
- Solo quería pedirte que fuéramos a mi habitación - le respondí yo - Seguro que nos encontramos más cómodas.
Andrea sonrió, se levantó y me cogió de la mano levantándome del sofá. Así, cogidas de la mano, caminamos hasta mi habitación. Andrea me volvió a empujar para que quedara tumbada en la cama frente a ella, mientras se desnudaba, quedándose sólo con un conjunto rosa de sujetador y braguitas. Se volvió a colocar sobre mí y nos volvimos a besar de forma apasionada, mientras yo desabrochaba su sujetador y se lo retiraba para que sus pechos chocaran con los míos. Nuestras lenguas se volvieron a unir dentro de mi boca mientras nuestras respectivas manos acariciaban todo el cuerpo de la otra. Andrea estaba dispuesta a cumplir con su promesa, devorar todo mi cuerpo con su boca. Mordió con suavidad una de mis orejas, mi cuello, mientras bajaba hacia mis pechos. Cuando llegó comenzó a lamerlos con delicadeza.
- Nunca había probado unas tetas tan bonitas y sabrosas, Ana.
- Son tuyas, nena.
Su lengua saboreaba mis pechos mientras sus dedos acariciaban mis pezones. Quedaba bastante claro que Andrea era una experta en hacerle el amor a otra mujer. Mientras su lengua lamía y estiraba mis pezones, cada vez con más fuerza, lo que provocaba que comenzara a gemir. Andrea se levantó y acercó sus pechos a mi boca para que los probara, cosa que hice con muchas ganas. Cogí uno de sus pechos con mis manos y lo comencé a lamer, eran más pequeños que los míos, pero muy hermosos. También lamí, en circulitos, su pezón, que enseguida se puso duro en mi boca, después empecé a repetir la operación con su otro pecho, mientras una de las manos de Andrea llegaba hasta mis muslos, acariciándolo con suavidad, subiendo sus dedos hasta mi sexo, que estaba empapado, y pasando sus dedos por él, de abajo a arriba, lo que volvió a provocar que gimiera de placer. Después, Andrea se separó un poco de mí, colocando su coño sobre mi boca, mientras su boca quedaba sobre el mío. Agarré sus caderas y comencé a lamer su sexo mientras ella hacía lo mismo con el mío, cada vez que su lengua tocaba mis labios vaginales una intensa ola de placer invadía mi cuerpo, mientras a Andrea le sucedía lo mismo con la mía, a veces tenía que parar de lamer el delicioso coño de Andrea para gemir, gritar y temblar y a ella le volvía a pasar lo mismo. Para las 2 era una maravillosa sensación la de dar y recibir placer de forma simultánea. Sensación que iba creciendo cada vez más y más. Nuestros cuerpos eran casi como uno solo que se retorcía de gusto. No sé cuánto tiempo pasaba, había perdido la noción del mismo, lo único que deseaba es que aquella increíble sensación no terminase nunca. Pero todo tiene su fin, aunque en este caso el final fuera todavía mejor. Y es que cada vez sentía más y más placer, hasta que una tremenda ola inundó todo mi cuerpo, no pude evitar sujetar con fuerza las nalgas de Andrea para gritar con toda la fuerza que pude. A ella le sucedió lo mismo, tuvo su orgasmo prácticamente a la vez que yo, pero ella se agarró a mis pechos. De repente, tras recibir aquella ola placer, quedamos las 2 con una gran sensación de relax y tranquilidad, Andrea se tumbó a mi lado, nos abrazamos y estuvimos un buen rato besándonos.
- ¡Eres maravillosa, cariño! - le dije yo besando sus labios.
- ¡Tú también, Ana y, además, tienes un cuerpo precioso!
Nos volvimos a besar las 2, me encantaba sentir el cuerpo de Andrea junto al mío.
- Me gustaría quedarme contigo toda la noche, amor, pero tengo que marcharme - se disculpó Andrea.
Se levantó y comenzó a vestirse, mientras yo la contemplaba embelesada.
- Una cosa más antes de marcharme, cariño - me comentó Andrea –Imagino que vas a cambiarte a nuestra compañía, ¿no?
- Todavía no lo tengo muy claro - respondí muy seria.
- ¿No lo tienes claro?
- No, necesito muchas más aclaraciones, así que te espero mañana a la misma hora para que me las hagas.
Andrea sonrió de nuevo, se acercó a mí y me volvió a besar.
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