Doris, mi nana y amante(5)

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Habían sido 2 días increíbles, de los mejores que puedo recordar, no podía creer la suerte mía, un regalo de Navidad que me obsequió su inocencia y que deseaba más placer, las horas pasaron y debía buscar a mi mujer y mis hijos, mañana partíamos a la playa, tempranito.

Salí a buscar a la familia, tenían que preparar las maletas y cosas de los niños, sábado y domingo eran de descanso y familiares, lo único en mi mente, era regresar la tarde del domingo, lo más temprano posible o bien tarde en la noche, para no delatar mis intenciones, no había apuro, mis niñas estarían esperando a cualquier hora.

El domingo insistí en venirme de noche para evitar el calor de la capital, aproveche todo el día y lo pasé realmente bien, al oscurecer raudo volví a casa, avisé mi partida y a diferencia del día viernes mis zorritas me esperaban ansiosas, yo pensaba estarían en mi dormitorio, para mi sorpresa, estaban desnuditas jugando en la piscina, recuerden que estábamos en Enero y las noches son calurosas, dejé mi celular, mi billetera y con ropa me tiré al agua, no tardaron ni un minuto en dejarme en pelota y de vuelta al placer, sentado en la escalinata de la piscina, se acomodaron una a cada lado y empezaron a lamer mi culo y mis bolas, con delicadeza y esmero, Doris tenía el mando y ordenó a la Marce, mamar como le había enseñado, su boquita beso la puntita del glande y su lengüita recorrió mi verga de arriba a abajo, no dejó nada sin chupar ni acariciar, cuando el niño estuvo duro y a punto de explotar, Doris intervino nuevamente, lo apretó con su mano, lo puso en su boca y un par de sacudidas bastaron para expulsar un chorro de mi leche caliente, apretando de nuevo mi pene y dirigiendo un segundo chorro a la boca de su prima, sin tragarlo, abrieron sus boquitas y tragaron mi semen, hambrientas y dichosas.

Jugamos un rato en la piscina, me ofrecieron una chela que acepté encantado, la Marce rauda fue buscarla gustoso Al rato me pidieron salir y acompañarlas, me llevaron a la cocina, tenían la mesa hermosamente presentada, habían horneado pan amasado, preparado carne al jugo y freían papas, me ofrecieron helado de postre. Seguramente para darme energía, esa noche era toda nuestra y debía estar a la altura, cenamos y conversamos de la experiencia, como se sentían, principalmente la Marcelita, al terminar me ordenan irme al dormitorio y que las esperara. Habían cambiado las sábanas, como les había pedido, por su lado tenían velas y había porno en la pantalla, sin duda, Doris era la mejor alumna que uno pudiera desear, caliente e inquieta como ella sola y su primita no se quedaba atrás.

Por mi parte, yo ya tenía pensado como proceder, lo primero para mí, siempre era tomar una ducha, como fuera, los tres o de uno a la vez. Esperé un momento y tardaban más de lo esperado, igualmente con sólo recordarlas, mi pene se puso a mil y erguido a full, tomé una pastilla azul y esperé mi suerte.

Las escuché venir por el pasillo y antes que entraran al dormitorio, pregunté ¿quién quiere ducharse conmigo?, y escuché al unísono, ya estamos limpiecitas, se pararon frente a mí, y la sorpresa era muy buena.

La lencería que regalé a la Marce y la que usaba Doris, fue exhibida, ambas querían mostrarse y pavonearse ante mí, como no se ducharían, Doris como siempre tomó la iniciativa, y me mandó a ducharme, agradecí la sorpresa y obediente fui a refrescarme a la duchita. Desde el baño las escuchaba, jugar, saltar, hablar y reír, con ganas, que habrían planeado. Terminé mi ducha y con la verga a mil regresé al lecho, pavoneándome de mi erección. Programé música y porno, todo estaba listo, me hicieron un espacio entre las dos, me acomodé de espalda y sin decir nada, comenzaron a lamerme la verga y las bolas, como si este mundo se acabara, sin darme cuenta Marce lamía el orificio pequeño y su lengua empujaba tratando de entrar, al menos un poquito, Doris sabía qué hacer y se montó sobre mi rostro, me tocaba hacer el mejor trabajo que pudiera dar.

Antes de correrme, pedí un descanso y acomodé a la principiante de espalda atravesada en mi cama y su cabeza como colgado hacia afuera, Doris por un lado de la cama se puso de rodillas y comenzó a lamer esa zorrita y el orificio pequeño de nuestra debutante, ambos eran estrechitos, por mi parte, de pie al lado opuesto, tomé el control y el oral se transformó en una felación un poco más dura, no hubo quejas, finalmente me corrí y ninguna gota cayó al piso, lo tomó todo, yo había bebido todo sus jugos y me encantaba, siempre respondió con la misma moneda.

Luego de un descanso y recuperar algo de energía, empecé un delicioso masaje, como los que aprendí a hacer en esta educativa página, la calentura subió rápidamente y el masaje de transformo en un delicioso asslick de mi parte, mientras ella se acariciaba sus turgentes pechos, Doris lamía entusiasta, mi culito y bolas, mi verga erecta era intermitentemente chupada por Doris, que entre zorrita y verga gozaba como ella sola lo hacía.

Sentí que ya iba a explotar, me detuve brevemente a tomar un poco de cerveza, y les ofrecí algo de beber, no querían nada de beber, querían no parar, de hacer lo que estábamos disfrutando.

Tomé media cerveza, busqué una cremita con sabor y retardante y volví a lo mío, dejarme querer.

El cansancio me venció, sin antes programar el día siguiente, la prima debía ver Institutos o carreras que le podrían gustar, saldríamos junto en la mañana temprano, yo a mi trabajo y ellas a lo planeado, ver donde estudiaría la Marce. Yo tenía algo en mente y después del trabajo, las invitaría a portarnos mal fuera de casa.


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