EL MANANTIAL EN VERANO

Por
Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
110 visitas

Marcar como relato favorito

 

¿Cómo sigues, querida amiga? ¿Has encontrado el libro de cuentos seleccionados de Aldecoa que buscabas?

«No es como un reposado canal por el que transcurren las aguas desde el manantial en verano». Eso dijiste, Amelia. Lo recordé a la vuelta del molino rojo. Bajé solo, pero no solitario la tarde del jueves, mirando la línea de las choperas de Valdorríos. Las mismas en las que había posada aquella pareja de cornejas en el duro invierno nevado de hace dos años. ¿Te acuerdas? Cuando el convoy iba a entrar en el viejo puente de ladrillos rojos. Tú alborozada, me cogiste del antebrazo y los señalaste. La sensación del tiempo ralentizado permanece todavía en mi memoria.

Las luces del atardecer rielaban con una belleza incomparable. Lamenté que no estuvieras aquí para poder verte señalar con el dedo los lugares que atraían tu mirada expectante como la de una niña ante las bellezas del mundo. ¿Te dije que la posada en que comimos la han convertido en un restaurante moderno? El granero de tejas y el establo ya no están.

Pensaba en ti, en tu metáfora del manantial y el canal. Es cierto, el amor nunca es un tranquilo canal, sino una cascada burbujeante a través de la cual se puede ver la belleza de la luz descompuesta en un arco iris; tiene la fuerza de la primavera y espumea saltando sobre las rocas y en las revueltas. Cuando amamos, a nuestro alrededor se difumina todo lo demás. Pensamos constantemente en la persona que amamos. Todo guarda relación con ella. Hay una corriente magnética que nos une con un hilo invisible por lejos que se encuentre. Cuando no está a nuestro lado la encontramos en nuestra memoria, en nuestros recuerdos. Todas las pequeñas cosas que hicimos con quién amamos nos trasladan a esos momentos.

Al llegar a la estación y bajar del vagón, Amelia, es cuando pude entender completamente tu frase: el amor no es un canal, sino el manantial que salto a salto, curva a curva, burbujea transformado en un ancho caudal cuyo final es el inmenso océano y su destino el hermoso verano de la consciencia.

Espero que esta carta despierte en ti los mismos recuerdos que al escribirla se agolparon en mi pensamiento. Amelia, ¿también tú sientes como yo que nuestra amistad es un irrompible hilo magnético?

Un abrazo de tu amigo.

(Cartas a Amelia)

 

 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Cursos online gratuitos de escritura y redacción

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed