Un encuentro inesperado (1)

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Por motivo de mi profesión, un viejo y querido amigo pidió mi opinión, al cabo de unos días pasé a verlo a su departamento, sin avisar ni nada, toqué su puerta y me abre una mujer, buena moza, con una energía y buena onda a flor de piel, no la reconocí, mi amigo vivía sólo y me habían contado nada, sin embargo, ella me reconoció de inmediato, incluso por mi nombre, me abrazo y saludo tan afectuosamente que no supe que decir, al reaccionar, la saludé de igual manera, haciéndome el tonto sin saber su nombre, ni quién era, pensando o tratando de recordar, quién podría ser, se encuentra Alejo (mi amigo), pregunté, no salió, pero debe volver pronto, si quieres lo esperas, me indicó, invitándome a pasar, ofreciéndome asiento y conversación gratis, no tardó en darse cuenta mi ignorancia de su identidad, muy risueña dijo, soy la Pauli, inmediatamente la recordé, hace más de 10 años, al menos, no sabía de ella, desde que se separaron, pero me pareció que no habían sido tantos, retomamos un hilo y la conversa fluyó como si no hubiera pasado ni siquiera un mes, tuve una sensación extraña de conexión, cuando estuvieron juntos, jamás hubo demasiada cercanía, saludos y conversaciones de buena crianza, pero jamás fui grosero o di jugo en su casa, algo tuve con alguna de sus amigas o conocidas, en algún cumpleaños o junta, se sentó a mi lado y conversamos como si hubiéramos sido grandes amigos, esa buena onda , el click que sentí, me hizo divagar y mi mente comenzó a fantasear, yo estaba separado y proceso de divorcio, sin dramas o problemas, vivía sólo y no me faltaba el sexo ocasional, sin embargo, llevaba unos tres meses sin tener sexo y la sensación de esa hembra tan cerca, al parecer dispuesta, conservada casi igual que una década atrás, me hizo fantasear en demasía y mi imaginación está bastante bien, yo recordaba un lindo rostro, tetitas firmes y muy bien hechitas, estaban casi igual, ellos no tuvieron hijos, con sus 40 años muy bien llevados, era digna de todos los pensamientos lujuriosos de mi parte.

Me ofreció algo de beber, para matar la espera, acepté una chela bien fría y me acompaño con una copa de vino blanco, me contó que vivía en la playa, hace varios años, a lo que se dedicaba y sin siquiera preguntar, me contó que estaba sola hace poco más de dos años, sin darme por aludido me hice el desentendido, ella venía a hacer unos trámites, al menos una semana, sin consultar, insinuó su intención de aprovechar su viaje y disfrutar su estadía, sin pensar, dije hagamos algo, ¿cuando?, respondió, hoy si quieres, no tenía nada planeado, me iría a mi departamento, tomaría un copete y si podía, inhalar algo y ver porno, nada especial ni entretenido, no iba a mentir, ni inventar un panorama de película, eso dije, agregando la respectiva invitación a compartir mi velada.

De inmediato aceptó, añadiendo que debía ser algo totalmente piola y secreto entre nos, obvio sentencié, yo no he estado aquí, la espero en mi departamento, era temprano y pregunté por su hora de llegada, dame un par de horitas respondió, Ok me avisas y mandó a buscarte, no te preocupes, por whatapp coordinamos y mandé mi contacto.

Me retiré y al salir, un rico besito en los labios recibí, al llegar a la calle aún no procesaba lo ocurrido, mis planes no tenían el más mínimo parecido a lo que ocurriría, le mandé dirección y ubicación, cerca a no más de 15 minutos en uber.

Llegué a mi departamento, estaba todo ordenado y limpio, dos veces por semana, lunes y jueves, una chica hacía el aseo arreglando mi desorden, sólo debía acicalarse y esperar la llamada de la invitada. No eran siquiera las diez de la noche y recibí un mensaje, " saliendo en 5 min", grabé en contacto y personalizé el ringtone, avisé en conserjería que tendría visita, esos veinte minutos o media hora me parecieron interminables, la ansiedad era la culpable, Pauli llegó temprano, el citófono anuncia visitante, me dirijo al ascensor para recibirla en mi castillo, me la había imaginado vestida lista para la batalla, tacones, minifalda ajustada, un top apretado que dejara ver sus senos o algo por el estilo, nada de eso, lo mismo que vestía horas atrás, pero con un bolso de grandes proporciones a rastra, antes de siquiera decir algo me da sus razones, totalmente lógicas y entendibles por cierto, como salir de la casa de su ex vestida para matar, su excusa fue junta con sus compañeras del colegio y ponerse al día de sus vidas, totalmente lógico pensé e inmediatamente preguntó, ¿ donde me puedo cambiar? si quiere en mi dormitorio, le indique el lugar de las toallas, secador de pelo, como regular la temperatura de la ducha y ofrecí compañía si la requería, declinó de esa alternativa por ahora, pícara beso mi boca, me pidió una copa de espumante o vino blanco, junto la puerta abierta y seguimos la conversa, yo desde el living, pregunté sobre lo que deseaba hacer, si quería ir a comer, bailar o beber y conversar en algún lugar más íntimo, lo pensó unos segundo y dijo no sé, quiero pasarla bien, la conversación no se interrumpió, viendo desde el living como sus ropas caían al piso y desnudita daba la ducha, sin pudores ni vergüenzas, al salir de la ducha me consultó, que me pongo, ¿ jeans o mini ?, no sé, muéstreme y le digo, en menos de un minuto, sale al living vistiendo un jeans que estaba pintado en su cuerpo, unos tacos altos que me dejaban al menos 7 centímetros abajo y sus tetitas al descubierto, tal cual las imaginé horas antes, no hice comentario alguno, pidiendo ver la otra alternativa, una breve espera me deja ver una mini ajustada acompañada de esos colaless que no dejan nada a la imaginación, en ese momento pregunto por la parte de arriba, indicándome que daba lo mismo, sólo tenía un top ajustado que siempre usaba sin nada abajo, elegí el jeans para evitar muchas miradas, la mirarían de todas formas.

Quedé boquiabierto, se notó, terminó de arreglarse y antes de abandonar el depto. maliciosamente preguntó, salimos o quiere quedarse en casa? Vamos, ojalá me encuentre con algún conocido, si lo cuento no me lo van a creer. Fuimos a un lugar concurrido, bebimos, degustamos cositas finas, conversamos, reímos y luego fuimos a bailar los ritmos de cuando éramos jóvenes, nos besamos y conocimos nuestros cuerpos acariciándonos cada vez que se pudo, la velada transcurrió a pedir de boca, anunciaron el cierre del boliche, sin dudarlo tomamos nuestras cosas regresando raudos y extremadamente entusiasmados a mi departamento, ya en el auto, con una mano no dejó de acariciar mi pene mientras que con los dedos de la otra, delicadamente se autocomplacía, tocándose su conchita y susurrándome al oído lo que deseaba hacer conmigo y lo que ella deseaba le hiciera, me quedó claro que Dios los cría y el Diablo los junta, nos gustaba el sexo sin tapujos, trataría de cumplir sus deseos íntegramente.


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