El ascensor que bajaba lento (Continuación Capitulo V)

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
138 visitas

Marcar como relato favorito

Bruno vuelve la mirada hacia mí, pero en ese instante se escucha la voz de Antonio en el pasillo:

- Quiere decir que es su mujer. ¿No aprendiste mexicano básico en el colegio? Jajajajaja

¿Su mujer? Esa respuesta me descolocó completamente. Algo no me cuadra. Aun así, intenté disimular mi cara de sorprendido para no levantar ningún tipo de suspicacias. Si Bruno llegará a sospechar el deseo que siento hacia su mujer y todo lo que hicimos en mis sueños, no dudaría en descargar en mí todas las técnicas de taekwondo rompe huesos que supiera.

- Jorge, deja de curiosear tanto y siéntate a tomar algo con nosotros. – Me dice Antonio mientras me pone la mano en el hombro y me entrega un vaso de whisky con mucho hielo.

- Bruno me estaba contando su historia de cuando era joven y estaba en el ejército. – prosigue Antonio.

¿Ejercito? ¡Ya era lo que me faltaba! Primero experto en Taekwondo y ahora seguramente experto en armas. Lo mejor es que me aleje de todo esto y no vuelva a pensar nunca más en Linda, si es que valoro mi vida. Tener a la diosa mexicana entre mis piernas es lo que más deseo, pero mi integridad física esta primero. 

– Me tomo este trago y luego me largo de aquí. – Me dije a mi mismo.

Y así transcurre la tarde entre risas, tragos y anécdotas. Al final yo me terminé sintiendo cómodo y Bruno me cayó cada vez mejor. Es un tipo simpático y cercano, además tiene un montón de historias. Quizás el que ya fuéramos por el 5to trago de whisky hizo que lo viera todo de otra forma. Aunque es verdad que, entre su jerga mexicana y mi nulo conocimiento de esta, la comunicación entre Bruno y yo es un poco escasa. Antonio parece entenderse mejor con él. Seguramente porque es muy fan del cine mexicano.

Justo cuando Bruno nos contaba otra de sus anécdotas en el ejército, se escucha que alguien abre la puerta del salón. A continuación, se escucha una voz femenina que dice:

- ¡Hola amor, ya estoy en casa!

Aunque no escuché muy bien lo que dijo, para mi esa voz es inconfundible. Es mi diosa mexicana, no tengo ninguna duda. Segundos después mis sospechas se confirmaron cuando se acercó aquella mujer que estaba tan radiante como aquel día que la conocí en el ascensor.

- Hola amor, te presento a Antonio y Jorge. Son vecinos del edificio. – Responde Bruno.

Linda se acerca a Antonio y lo saluda con un beso en la mejilla:

- Encantada de conocerte Antonio. Yo soy Linda.

- Un placer conocerte Linda. Tienes un marido encantador. Bienvenidos al edificio. – Responde Antonio.

Se hace un silencio temporal, como si una tensión incomprensible se apoderada del ambiente. Luego Linda en un acto aparente de valentía, pero a la vez intentando disimular su sorpresa al verme ahí, se gira hacia mí y me da la mano:

- Encantada de conocerte Jorge – Me dice Linda. No me saluda con un beso en la mejilla, pero la forma intensa y apasionada en que clavó su mirada en mi mientras me daba la mano me lo dijo todo.

A partir de ese momento yo no pude dejar de admirarla. Está más hermosa que la última vez que tuvimos ese encuentro sexual en mi sueño. La realidad superó a la ficción en esta ocasión. Antes tenía miedo de las técnicas de Taekwondo y la maestría en manejo de armas de su marido, pero ahora mi sentido común había sido anulado por todo el alcohol que ahora mismo recorría mi torrente sanguíneo y por esa belleza que había entrado por la puerta que había despertado el valor en mí y me hizo comprender que existen cosas en este mundo por las que vale la pena arriesgarse. Sea una cosa u otra, lo único que sé es que mi deseo por Linda es indestructible en estos momentos.

- Bueno, yo los dejo aquí para que sigan disfrutando. Iré a darme una ducha porque estoy cansadísima. – Dice Linda mientras se aleja por el pasillo con ese movimiento de caderas y trasero que casi me hace irme detrás de ella.

En ese instante Bruno me hace una pregunta que me saca del trance en el que estaba sumergido:

- Jorge ¿Cuál es tu chamba mí carnal?

Creí entender que me preguntó qué a que me dedico así que le respondo:

- Soy ingeniero en informática. Doy soporte a sistemas informáticos y ordenadores.

- ¡Oh maravilloso! Quizás puedas ayudarme. Mi laptop funciona muy, muy, muy lenta. - ¿Tú crees que puedes revisarla? – Dice Bruno.

- Si, claro. No hay problema, tráemela y le echo un vistazo. – Respondo yo.

Bruno llama a Linda y le pide que le traiga la laptop. A los pocos minutos ella viene con la laptop en las manos y me la entrega; no sin antes volver a clavar su mirada intensa en mí. ¡Me vuelve loco cuando me mira con esa lujuria!

A partir de ese momento yo me centro en revisar la laptop y desconecto de la conversación que tienen Antonio y Bruno. A parte de las diosas mexicanas, mi otra pasión son los ordenadores. En ese punto yo estoy enfocado en lo mío, Antonio y Bruno en lo suyo y Linda… bueno Linda está conmigo, pero ella aun no lo sabe.

Después de una evaluación extensa le digo a Bruno:

- Ya sé cuál es el problema, tienes instalado un antivirus que te consume memoria de tu laptop, habría que instalar uno más ligero. 

- Oh, ya veo… ¿Puedes hacerlo ahora? – Responde Bruno

- Si quieres si, aunque te aviso que puede que tarde un poco. – Respondo.

Antonio interrumpe:

- Bruno se nos ha terminado la botella de whisky ¿Tienes otra botella?

- Pues esa era la última botella que yo tenía wey. – Responde Bruno

- No hay ningún problema Bruno, mi cuñado tiene un bar aquí en el barrio, podemos irnos allí si quieres y él nos pone una botella de lo que queramos. – Dice Antonio de forma eufórica.

- ¡A huevo carnal! ¿Jorge, vienes? – Pregunta Bruno

- Claro, pero primero quiero terminar con tu laptop para no dejar la instalación a medias. Si quieren vayan adelantándose ustedes y yo me uno luego. – Respondo yo.

- Perfecto, pues nosotros nos vamos y te esperamos allí. No tardes mucho ehhhhh. – Dice Antonio en tono burlón.

En un momento noto como Bruno se acerca a Antonio y en voz baja le pregunta:

- Hay chavas guapas en el bar ¿verdad?

- ¡Shhhhh! Cállate que te va a escuchar tu mujer. En el camino te voy contando jejejejeje. - Responde Antonio.

Es evidente que el alcohol los tiene totalmente dominado a los dos. Se acercan a la puerta abrazados cada uno del cuello, como si fueran adolescentes en fiesta de fin de curso. Allí nos quedamos solos yo, la laptop y Linda. El hecho de que yo me hubiera ofrecido a quedarme reparando la laptop de Bruno no es ninguna casualidad. Necesitaba un espacio y momento para averiguar si esas miradas que me clavó Linda antes tenían el mensaje que yo creía que tenían o solo son producto de mi imaginación.

Es momento de que Linda y yo salgamos de dudas…


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Cursos online gratuitos de escritura y redacción

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed