ASESINATO EN EL EXPRESO DE MEDIANOCHE (4)

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ASESINATO EN EL EXPRESO DE MEDIANOCHE (4)


Decidió interrogar a Curtiz. Le telefoneó y le convocó al despacho de la Estación.
—Usted dirá —dijo Curtiz sentándose a la mesa, frente a Sanders, con las piernas cruzadas.
—Gracias por su atención, señor Curtiz —comenzó Sanders—. ¿Cómo se encuentra usted después de la muerte de su socio el senador Maxwell?
Curtiz de agitó ligeramente, descruzó las piernas y movió una mano, llevándola hacia el cuello de su camisa.
—Francamente, impresionado. Maxwell, le vi ayer por la mañana y mantuvimos una larga reuny hasta la hora del almuerzo. Parecía completamente sano. Tenía planes de futuro... importantes; los estuvimos discutiendo.
—¿Podría explicarme algo de esos planes, señor Curtiz?
—Laurent tenía proyectos nuevos.
—¿Se le veía preocupado por esos proyectos?
Curtiz volvió a relajarse, dejó las manos sobre el regazo.
—En lo más mínimo.
—¿Le afectaban a usted o a la corporación de ambos esos planes del senador?
—No me afectaban personalmente. Laurent únicamente quería informarme de sus planes financieros a nivel personal. Señor Sanders, el senador Maxwell y yo llevábamos muchos años asociados y... de podría decir que... éramos amigos, más allá de los puros negocios. Si está pensando...
El detective levantó una mano y se acodó sobre la mesa; sonrió débilmente y adujo:
—Hemos de despejar todas las incógnitas, señor Curtiz. Sospechamos que la muerte de su socio no fue natural. Digamos que... tenemos pruebas.
—¿Cómo dice usted?, interpeló el magnate.
—Todavía es prematuro afirmar nada, pero todo indica un posible delito... un asesinato.
Curtiz reflejó en sus facciones una sorpresa que se tradujo en el blanco de su piel. Sanders prosiguió:
—Señor Curtiz..., necesito su colaboración. Créame, no le considero sospechoso del posible asesinato. Pero he de formularle algunas cuestiones... de carácter privado. Relevantes, ¿me comprende? Puede estar seguro de mi discreción absoluta. —El detective se respaldó en la butaca, cruzó las manos sobre la mesa y prosiguió el interrogatorio—: ¿Tiene usted alguna relación sentimental con la señora Maxwell?
Curtiz enarcó una ceja. Miró detenidamente al empresario, se movió nervioso en la silla y respondió:
—Escuche bien, Sanders. Sé muy bien quién es usted; su fama le precede. Yo soy un hombre de mundo..., no sé si me explico.
—Perfectamente —aseguró el detective.
—Yo —continuó el socio del senador— conocí a Karen antes que Laurent; de hecho fui yo quien se la presentó en un cóctel en la embajada norteamericana en la capital francesa. La "cuestionable" reputación de Karen era conocida por Laurent, de lo aseguro.
—Eso no responde a mi pregunta, señor Curtiz —repuso el detective.
—Yo no he matado a Maxwell, si es que le han asesinado —hizo una pausa y prosiguió —: Le hablaré en confianza. Cuando Laurent se encaprichó de Karen ella y yo éramos amantes. Maxwell no era un hombre con experiencia... —hizo una brevísima pausa y se corrigió— con experiencias, ¿entiende? Era un hombre fogoso, impulsivo, que se dejaba llevar por las emociones. En seguida se "enamoró" de ella.
Curtiz hizo otra pausa y observó a Sanders fijamente.
—Siga, señor Curtiz. Puede usted confiar en mi discreción y profesionalidad, se lo aseguro.
El financiero cabeceó visiblemente.
—No soy un moralista, señor Sanders; pero tengo mis principios. En cuanto Laurent me hizo saber que había iniciado relaciones íntimas con Karen Wilson me retiré del escenario. Hablé con ella y ambos decidimos romper nuestra relación íntima. —Movió una mano de manera horizontal, enfáticamente—. No nos vimos más. Cuando se casaron yo mantuve una relación puramente amistosa con ella. Créame. Laurent nunca supo de nuestra relación anterior.
El detective asintió; ladeó la cabeza y lanzó una mirada profunda a Curtiz.
—Por favor, señor Curtiz, quiero que conteste a mí pregunta: ¿usted y Karen Maxwell son amantes actualmente?

Jonathan Curtiz de ajustó el nudo de la corbata y respondió con un movimiento afirmativo;
—Karen y yo tenemos una relación íntima, sí.
—¿Desde cuándo?
—Pues..., hace un año, aproximadamente. Desde que ella... descubrió...
—La relación de su marido con Jane Candell —finalizó la frase Jack Sanders, que había confirmado su sospecha.
Curtiz movió visiblemente su lengua por dentro del labio superior.
—Así es. Laurent no era un hombre sensato. El ardor que convulsionó su vida cuando conoció a Karen se fue debilitando. Jane Candell y él pasaban mucho tiempo juntos; es —carraspeó y repuso—, era una secretaria imprescindible para Maxwell. Fueron intimando, pasaban muchas horas juntos, hasta que se convirtieron en amantes. Karen los descubrió y...
—Entiendo.
—No señor Sanders, hay más. Está relacionado con el propósito de este viaje. Maxwell y yo viajamos a Irak con el fin de finalizar la transacción de los intereses en el país de Laurent a nombre de Jane Candell. Laurent quería consultar previamente conmigo al respecto.
El detective se irguió descruzando las manos.
—Es un enorme valor económico, señor Sanders.
—Señor Curtiz, ¿obraba en conocimiento de Jane Candell este extremo?
—Como le dije anteriormente, ella era la secretaria de confianza del senador. Laurent me hizo sabedor de sus relaciones con Jane Candell. Quería proteger sus intereses de futuro. Efectivamente, ella conocía los proyectos del senador en relación a sus negocios en Irak.
Sanders pareció abstraído en sus cavilaciones.
—¿Convierte eso en libre de sospechas a Jane?
Levantándose, Sanders entrecerró los ojos y dijo;
—Bien, señor Curtiz. Muchas gracias por su confianza. Comprenderá que no puedo darle información sobre el estado de las pesquisas sobre la muerte del senador Maxwell, ¿verdad?
El empresario se levantó a su vez y salió del despacho con paso seguro y rápido. En ese momento el teléfono móvil del detective sonó.
—Jack, soy Patterson. Confirmado por el análisis forense: Maxwell sufrió una parada cardiorrespiratoria causada por la ingesta de un potente barbitúrico. ¿Cómo va tu investigación?
—Esto confirma algunas hipótesis. Sigo interrogando al círculo cercano a Maxwell. Aún hay eslabones sueltos, pero tengo sujeta toda la cadena. Una vez haya hecho algunas comprobaciones te informaré del engarce de mis sospechas. Gracias, Clive.


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