ASESINATO EN EL EXPRESO DE MEDIANOCHE (6)
Por Eunoia
Enviado el 08/08/2025, clasificado en Intriga / suspense
28 visitas
ASESINATO EN EL EXPRESO DE MEDIANOCHE (6)
Burt Donnegal cambió absolutamente su cara; adquirió un color violáceo y su tono de voz de elevó agresivamente.
—No tiene pruebas de eso, detective; son conjeturas. No voy a responder a más preguntas, me oye.
Sanders, sin perder la frialdad prosiguió:
—¿Conocía Jane Candell su relación íntima con la esposa del senador Maxwell, señor Donnegal? ¿Fue por celos que ella respondió iniciando su relación con su jefe?
Donnegal cerró los labios y apretó los puños.
—No tengo nada que decir ante esas sucias y burdas acusaciones. Son una trampa. Eso es falso, detective.
Sanders se giró y sin despedirse del asistente bajó del compartimento. Había un eslabón sin cerrar en la cadena... «Machacar el hierro cuando está caliente», se dijo, recordando a uno de sus maestros. Regresó al vagón que ocupaba el socio del senador.
—Dispense, señor Curtiz. Será un segundo —Se excusó el detective a la puerta del compartimento de Curtiz—. Quiero que me responda con total sinceridad: ¿advirtió a la señora Maxwell sobre la relación de Jane Candell con su esposo?
—Karen tenía sospechas... Me acosó a preguntas, y finalmente cedí; le confirmé sus temores. No debí hacerlo, lo sé, fue una debilidad y... una deslealtad hacia Laurent, pero...
Sanders ladeó la cabeza, elevó mecánicamente las cejas y subió el mentón. Luego preguntó nuevamente:
—Y, ¿puso usted también en conocimiento de la señora Maxwell los nuevos proyectos de su marido?
—¿Respecto a sus inversiones en Irak? Bueno..., sí... Karen me manifestó sus temores; se mostró muy persuasiva...
—Comprendo, señor Curtiz —respondió el detective.
Sanders sonrió amablemente y se despidió del socio del senador:
—Muy amable, señor Curtiz. Puede usted abandonar la reclusión y marchar cuando desee.
—¿No me considera sospechoso?
—Absolutamente inocente, señor Curtiz. Ha sido un placer —Y se alejó con paso rápido hacia el compartimento que ocupaba Jane Candell.
—¿Por qué lo ocultó usted, señorita Candell?
Jane Candell se sentó en una silla, junto a la pequeña cama del compartimento.
—Fue en el pasado, señor Sanders.
—Radicalmente falso, señorita Candell —arguyó el detective—. Usted nunca dejó la relación con Kurt..., es decir, con Burt Donnegal. De hecho, fue por mediación de su pareja, Burt Donnegal, que usted fue contratada. Él le consiguió el puesto de secretaria del senador, para que ambos pudieran estar cerca y mantener su relación de manera discreta.
—Lo admito —dijo la mujer, mordiéndose el labio inferior. Burt y yo estamos enamorados.
Sanders con gesto burlón adujo;
—¿Fue por ese "amor" que usted mantuvo un romance sexual con el senador Maxwell?
—Eso no es cierto —interrumpió Candell enfurecida.
—Sí que lo es, señorita Candell. Porque ocurrió "algo" inesperado, ¿verdad, señorita Candell? Descubrió usted la infidelidad de su pareja, Burt Donnegal, que era su verdadero nombre con la esposa del senador Maxwell. Actuó usted bajo la acción de los celos y el deseo de venganza. Por eso se convirtió en amante del senador Maxwell, ¿no es cierto?
Jane Candell enrojeció visiblemente.
—Pero, de nuevo el azar jugó su papel: el senador no sólo mantuvo con usted un episodio sexual; se enamoró de usted; se enamoró tan perdidamente de usted que hizo que él tratase de asegura su futuro económico. Eso fue lo que le llevó a tomar la decisión de poner en favor de usted su parte en los negocios financieros e inmobiliarios, que tenía conjuntamente con el señor Curtiz en Irak.
—No puede usted demostrar tal cosa, detective.
—No..., es cierto —reconoció Sanders—, porque no se llegó a ejecutar el proyecto; aunque tengo el testimonio del socio del senador. Usted trabajaba continuamente con el señor Maxwell. Él conocia perfectamente sus capacidades para continuar con el negocio financiero en el Golfo; sabía que usted podría llevar adelante los intereses de la compañía; no se opuso.
Jane Candell guardó silencio. Su ira había desaparecido.
—¿Estaba al corriente su pareja Burt Donnegal de todo ese negocio suyo con el señor Maxwell?
—Claro que no. ¿Adónde pretende llegar?
—Al motivo del asesinato del senador, señorita Candell.
—¿Asesinato..?
—Efectivamente. El senador Laurent Maxwell fue asesinado en la noche de ayer.
Jane Candell se llevó las manos al rostro.
—Repito mi pregunta, señorita Candell. ¿Conocía su pareja sentimental que el viaje del senador y su socio iban a terminar con la firma del traspaso de los intereses financieros del senador Maxwell a nombre de usted?
—No..., ¡claro que no! Burt no sabía..., es decir..., hubiera descubierto...
—¿Su relación con el señor Maxwell? Una relación fruto de los celos y el deseo incontrolado de revancha —Sanders terminó la frase.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales