**Aterrizaje en un Nuevo Mundo:**
Ella, Jahir, era pelirroja y sacudía su encrespada cabellera incorporando su cuerpo poco a poco, lentamente. Después de un baño de ultrasonidos con olor a jazmín, se encontró en la nave estelar, a millones de años luz de la mítica Tierra; Había llegado a un nuevo planeta.
Jahir era científica, en una expedición de investigación a nuevos mundos. Al pisar aquel suelo, se sintió envuelta en una atmósfera que era sombríamente bella. El cielo verde se extendía sobre ella, acompañado por sus dos majestuosas lunas. Al anochecer, pareció cambiar su tonalidad a un plateado que iluminaba los paisajes de aquel mundo, creando un contraste sugestivo.
El fondo del planeta era muy oscuro, marcando un espectáculo celestial donde las estrellas fugaces caían abundantemente, como cascadas de fuegos artificiales iluminando la oscuridad. Era un espectáculo que le fascinaba; cada uno de esos miles de puntitos brillantes formaba antiguos soles en decadencia, evocando en ella recuerdos nostálgicos de su hogar.
La extinta Tierra, tan lejana y, sin embargo, siempre presente en su corazón, era un run run de lo que había dejado atrás. En medio de su admiración por esta nueva realidad, sintiéndose tan lejos la llenaba de melancolía.
Mientras avanzaba por el terreno desconocido, Jahir comprendió que había una belleza inigualable en lo desconocido. Aunque sabía que nunca volvería a ver la Tierra, ese nuevo mundo le ofrecía oportunidades para descubrir, explorar y, quizás, encontrar la capitulaciòn en la ciencia y el amor por lo que aún existía. Con determinación renovada, respiró profundamente el aire fresco de ese planeta extraño, lista para desentrañar todos sus secretos.
**Las Desapariciones:**
El tiempo era una especie de sombra que marcaba cambios persisitentes. Todo se transformaba, mudaba, de forma velada. A veces existian desconcertantes: desapariciones fortuitas, sin explicación.
Su bonito color de pelo rojo natural, "color rubí" solía decir ella, comenzó a transformarse inexplicablemente. Nada ni nadie, le habría hecho sospechar que aquella atmósfera fuera letal para su cabellera. La oxidación de su pelo no podía ser explicada de forma cientìfica.
Pasado dos tercios lunares , observó horrorizada que su hermoso cabello rojo comenzaba a cambiar a verde. Aquello era surrealista; Todo en aquel planeta era extraño. Tan parecido a su extinguida Tierra y, al mismo tiempo, tan diferente. Al principio, nada extraño se anunciaba. La composición del aire era casi igual que en la Tierra; Después de unos minutos, no era necesario llevar oxígeno ni un traje espacial. Pero con el tiempo, algo iba cambiando en ellos de forma silenciosa. Eran pequeños cambios apenas perceptibles: el paisaje cambiaba de color, los tonos pasteles se oscurecian o aclaraban segùn las caras lunares. Algo en aquel planeta se transformaba, como en un laberinto, abriendo caminos y cerràndolos sin que nadie lo advirtiese.
Después del semestre lunar, notó que su cintura se ensanchaba. Cuando se miraba al espejo, era difícil comprobar la diferencia, pero lo notaba en la ropa. Poco a poco, lentamente, se estaba transformando. La influencia de aquellas dos lunas parecìan condicionar en la orientaciòn espacial. Algunos de sus compañeros se perdían y tardaban en volver. Nada que en principio sembrara la alarma, aunque algunos desaparecían para siempre sin causa justificable
**La Transformación:**
Mientras tanto, el plenilunio pasaba de forma tranquila. Era hermoso observar el bello cielo de aquel universo. Sobre el horizonte resplandecían las dos lunas verdes, satélites de aquel planeta. Para contemplar aquel espectáculo, apoyò su espalda sobre una roca de grandes dimensiones. El resplandor lunar la hizo fijarse en un saliente de aquella roca. Siempre había tenido una mente inquieta, y desde allí, un perfil peculiar sobresalía de la roca; una nariz aguileña. ¡No podía ser!
Estaba acostumbrada a ver todo tipo de pareidolias y todas tenían explicación. ¡Pero aquello!
—¿No son estas las gafas de mi compañero? —musitó asustada.
¿Qué hacían incrustadas allí? Algo la sobresaltó; estaban apoyadas sobre un saliente. ¡No podía ser! Pensó fervorosamente.
Se dirigió hacia el laboratorio y tomó muestras de su adn. Lo que descubrió la dejó paralizada: su adn mutaba rápidamente. Su cintura se agrandaba, sus piernas, sus brazos... Ella también se estaba transformando de forma irremediable.
Trató de convencer al resto del convoy, pero nadie la tomó en serio. Y un buen día, ella, también se perdiò al igual que sus compañeros de viaje.
Sin embargo Jahir, estaba allí, cerca de su campamento: formaba parte de aquel paisaje, de aquel planeta. Observaba cómo desaparecìa ante ellos; ante sus ojos. Sus compañeros partían en su búsqueda. Pero Jahir no podía hacer ni decir nada… Sus piernas se habían transformado en profundas raíces. Su cuerpo, en una hermosa planta. Todavía quedaba algo de conciencia en ella.
—¡¿Pero hasta cuándo?! —se preguntó en silencio, mientras algo parecido a una lágrima se desbordaba sobre aquella mata de pelo que ahora; era sólo grandes y enormes hojas verdes.
**FIN**
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