Hazme lo que quieras
Por Figueroa
Enviado el 19/08/2025, clasificado en Adultos / eróticos
1068 visitas
—Hazme lo que quieras —susurré al hombre.
Llevaba puesto un largo vestido blanco convenientemente ajustado para realzar la curva de mis senos y caderas, y lo suficiente translúcido para dejar entrever mis pezones endurecidos y la línea negra que recorría mi vello púbico sobre la raja del coño.
Él me observaba desde un sofá acolchado vestido con un batín de seda azul dado de sí alrededor de la zona de la tripa. Me gustan los maduritos fofisanos y este era mi tipo totalmente.
Tenía su teléfono en la mano y me estaba grabando en vídeo. Se levantó, dejó el teléfono en el sofá de manera que enfocase las guarradas que estaba a punto de hacerle, y se acercó a mí precedido de su graciosa barriguita cervecera.
—Quítatelo —ordenó, tirando de mi vestido.
Obedecí. Saqué los brazos por los tirantes y la tela resbaló por mi joven piel y se detuvo a mis pies. El hombre paseó una mirada aprobadora de mis espléndidos pechos a mi recortado pubis. No pudo evitar salivar como un perro en una carnicería.
Finalmente posó la mirada en mi cara. Tengo la piel morena, labios rosados y brillantes y ojos almendrados, a juego con una larga melena castaña y ondulada. Estoy segura de que le gusté.
Al momento me cogió de la mano y me condujo la cama. Las paredes de la habitación estaban cubiertas de espejos para que no se perdiera un solo detalle de los lametones de placer que estaba a punto de ofrecerle.
—Siéntate —me dijo, señalando al lecho.
Descansé mis nalgas desnudas sobre el borde del colchón, disciplinada y dócil. Él se puso delante de mí y se llevó las manos al cinturón del batín. Bajo su grueso vientre asomaba una erección.
—Ahora —pidió—, cierra los ojos y abre tu preciosa boquita.
Plegué los párpados, aflojé la mandíbula y despegué los labios. Estoy segura de que le agradaron mis dientes blancos y perfectos y mi lengua fresca y húmeda.
Me gusta tanto hacer mamadas activas —o sea, usar mi boca para masturbar salvajemente la polla— como efectuar felaciones pasivas —de esas en las que es la polla la que folla la boca como si fuera una vagina—. Por tanto, estaba preparara para cualquier contingencia que el barriguitas quisiera hacer conmigo.
Sentí su dureza entrando en mi boca y la dejé penetrar hasta que no quedó nada de carne fuera. Mi naricilla se enterró en los pelos apelmazados de su pubis...
Y en ese mismo instante su pene estalló en mi boca y me inundó de sustancia lechosa, caliente y copiosa.
Al mismo tiempo que drenaba su esperma, Mr. Precoz me inmovilizó la cabeza con las manos. Su miembro estaba retenido con el glande casi rozándome la glotis y no tenía manera de sacármelo de allí. Comprendí que lo que quería mi fofisano talludito era que me bebiese su esencia sin retirar ni un milímetro el pene del umbral de mis labios, y me dispuse a complacerlo. La clave está en saber abrir tu garganta como si fuera una pequeña boca, respirar con la nariz, resistir con serenidad la propensión a la arcada, y comenzar a dar traguitos pequeños, ayudándote con la lengua para enviar todo el semen garganta abajo.
Y eso fue lo que hice.
El hombre todavía dejó aparcado su falo en mi boca un poco más, hasta que se le puso fláccido, y entonces dijo:
—Voy a retirar la polla muy, muy lentamente. Mientras lo hago, vas a apretar los labios todo lo fuerte que puedas en torno a mi tronco, ¿entendido? —Asentí sumisa—. Lo vas a hacer de tal forma que mi rabo salga completamente limpio de esperma. Ya sabes lo que tienes que hacer con los restos que queden en tu boca.
Por supuesto que lo sabía. Dejé su pene reluciente y no permití que quedase ni una gota sin beberme. Y por cierto que me supo a maná de los dioses, pura ambrosía masculina.
________________________________________
¡Gracias por leerme y por los comentarios! Si te apetece disfrutar de este y otros muchos relatos inéditos en formato ebook, los encontrarás recopilados en mi libro Cuentos para orgasmar. Disponible en Amazon y Kindle Unlimited.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales