Comunicación Interestelar

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Desde el centro de la galaxia, algo intentaba observarnos. No todos éramos conscientes; sin embargo, los que estaban acostumbrados a meditar o a calmar la mente percibían una extraña sensación, como si algo —o alguien— quisiera comunicarse. Sucedía también en los sueños, pero inmediatamente al despertar, todo se diluía como humo en el espacio. 

Inventamos un agujero de gusano cuántico activado por la conciencia, en un tiempo record. Algo estaba pasando en nuestra forma de ver la realidad. De la noche a la mañana surgieron muchos científicos y pensadores capaces de desarrollar tecnología que parecía pertenecer a otro tiempo.

El agujero era como una entrada hacia cualquier espacio/tiempo. Pero el "viaje" no era físico, era una transferencia de la mente. Lo que llegaba era la conciencia, no los cuerpos. Además, solo permitía ir más allá del sistema solar, sin posibilidad de viajar a diferentes épocas de nuestro propio planeta.

Muchos pensaron que había una influencia extraterrestre, que nos habían transmitido conocimientos con la finalidad de comunicarse. Aunque no teníamos pruebas tangibles, el hecho es que avanzábamos demasiado deprisa.

Algunos querían proyectar la conciencia hacia el origen. Se buscaron y se entrenaron a los primeros "Medinautas", expertos en meditación y estados alterados de conciencia. 

Ellos viajaron mentalmente por la galaxia y rastrearon el origen de aquellas visiones y pensamientos. Sus conciencias se movieron, pero no encontraron nada. Sin embargo, no querían ir más allá. Sabían que estaban cerca pero no daban con ellos. Quizá buscábamos algo que no existía como nosotros creíamos que debería existir. 

Hasta que llegó la señal... 

Manoliño, un gallego de última generación, que había nacido en Lalín, descubrió en una de sus profundas meditaciones, el origen que tanto buscábamos. Todo hay que decirlo, estaba dotado de un super cerebro, desarrollado a partir de bloques de neuronas de seis cerebros de científicos ya fallecidos y seis cerebros de grandes lamas ausentes. Uno de estos lamas fue Parchen Rinpoche, reencarnación de un gran maestro tibetano de la meditación intergaláctica.

Descubrió que no eran una civilización. No eran cuerpos existiendo en un lugar, en algún planeta. Más bien los definió como una entidad colectiva que se desplazaba por el espacio/tiempo, como quien navega por un río de conciencia. Su existencia no dependía de años ni distancias. Eran pensamientos vibratorios que emergían con el fin de proyectar y recrear. Y a partir de ese momento la comunicación se volvió fluida.

Manoliño, que a parte de hacer un lacón con grelos cojonudo, se convirtió en el medinauta principal para la comunicación con aquella conciencia, que pasó a conocerse como los Atemporales Unidos. 

—¿Quiénes sois? —pensó, pero la pregunta sonó como agua cayendo en un cántaro vacío a cámara lenta.

No hubo respuesta. Solo una vibración, una contracción, como un vértigo suave. Como si el tiempo de la pregunta fuese un chicle que se estira sin fin.

—No entendemos el tiempo como vosotros.

La voz, no voz, sonó en los cerebros del medinauta como una presencia que lamía sus ideas, probándolas.

—Vosotros vivís aferrados a una línea de tiempo. Nosotros lo sentimos como un campo abierto, despejado de cualquier duda. Todo ocurre, pero no siempre se percibe.

—¿Qué buscáis en nosotros?

—Buscamos algo que no podemos reproducir, lo llamáis emociones. Pero es mucho más que eso. Es vuestra forma de sentir como transcurren las cosas. De percibir el tiempo a través del cuerpo. De envejecer y trascender.

"Buscamos esa manera de estar incompletos".

Manoliño, no supo porqué, pero comprendió. Todas las combinaciones químicas de sus componentes cerebrales pusieron al descubierto porqué habían elegido su conciencia: vibraba en ondas aleatorias, nunca fijas, nunca estables.

Desde aquel momento, la galaxia pasó a convertirse en espacio conocido y el tiempo dejo de ser un línea inalterable. Teníamos algo único como nunca habíamos conocido, pero sabíamos que había que protegerlo tanto por ser tan frágil como poderoso. A partir de ahora sabíamos que los Atemporales existían navegando a través de la galaxia y aprendimos que estar incompletos era la llave hacia nuestra realización.

¡Gracias Manoliño


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