Sandi descubre el verdadero amor Part 1

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
371 visitas

Marcar como relato favorito

Ahí me encontraba nuevamente, sola en mi cama, por enésima vez tratando de digerir la noticia que habí­a dado un vuelco a mi vida, Andy mi marido, me confesaba su homosexualidad y con ello terminaba con 5 años de casados y 8 de estar juntos, de la perfecta vida que pensaba que tení­a, ahora sumida en la incertidumbre de todos los planes a futuro se esfumaban ante mi incredulidad.

Las pistas ahora que lo veo siempre estuvieron presentes­, su manera tan especial de tratarme, el respetar muy fácilmente mi decisión de mantenerme virgen hasta el matrimonio, las varias veces que platicamos de hijos y él decí­a que podíamos esperar, ya casados que nos tomó una semana consumar sexualmente el matrimonio, debo aceptar que yo no he experimentado un gran apetito sexualmente, así­ que incluso su falta de presionarme en ese aspecto me parecía muy romántica y empática.

Mi teléfono sonó, un mensaje de Samuel, un antiguo amigo y compañero de trabajo, avisándome que estarí­a de viaje de trabajo en la ciudad donde radico, que le encantarí­a poder saludarme y cenar una noche, que coincidencia, de todos los que me podían mensajear, en ese momento, tenía que ser Samuel, el amigo que más me advirtió de que Andy era gay, en ese momento empecé a recordar las pláticas que teníamos y en las que varias veces me pedí­a que pensara en dejar a Andy. Como llegamos a ser buenos amigos.

Recuerdo una de sus bromas, siempre me decía: hey Sandi, ven, y movía su dedo meñique indicando que me acercara y ya que llegaba cerca, me decí­a mira te hice venir aquí con este dedito, imagínate lo que te haría con este otro y me mostraba el debo anular, moviéndolo en forma circular, yo me sonrojaba y le golpeaba suavemente.

Recordé que su principal argumento sobre Andy, era que yo era demasiado bonita y bien formada como para esperar a casarnos, que no sabí­a cómo Andy podí­a aguantar las ganas de llevarme al cielo en vida, de igual manera me sonrojaba y yo le contraargumentaba que esa era la diferencia entre un caballero como Andy y de un patán como él, la sonrisa de Samuel brotaba diciendo yo soy un caballero, pero tú me conviertes en un patán.

Decidida respondí­ el mensaje de Samuel, sabía que si alguien me podría sacar de mi estado de ánimo serí­a él, le propuse dí­a y lugar para cenar y rápidamente contesto confirmando.

A pesar de no habernos visto en 5 años, desde que nos vimos, la familiaridad que nos teníamos y la facilidad de comunicarnos seguí­a presente, nos pusimos al dí­a con nuestras carreras y vidas, y por supuesto le comenté lo de Andy, a lo que sorprendentemente Samuel cortésmente solo sonrió y ladeo la cabeza en signo de lo sabí­a y cambio el tema al ver que mi cara y mis ojos mostraban el sufrimiento de la situación. Recordamos viejos momentos y pasamos muy bien la cena. Ya cuando nos despedíamos me comentó que tenía muchas ganas de ir a bailar, le dije de un lugar y quedamos de vernos en él el sábado.

Estaba nerviosa y me cambié de ropa varias veces hasta que me convencí que un vestido gris oscuro que dejaba ver mi buen cuerpo era la mejor opción.

Samuel pasó a recogerme y yo ya lo esperaba, en cuanto me vio me devoró con la mirada y me sentí encantada, después de los saludos salimos hacia el lugar, solamente llegar y ordenar una bebidas, sin más tomó de mi mano y me llevó a la pista de baile, bailamos de todo y nos estábamos divirtiendo de lo lindo, cuando el DJ cambió la música a un ritmo lento, yo pensaba regresar a la mesa, pero Samuel me sujetó de la cintura y me atrajo hacia él, y me apretó en un abrazo susurrando, no vas a librarte de mí tan fácil, te ves muy hermosa y soy con toda razón el hombre más envidiado del antro, bailamos un par de canciones pegaditas de mejilla, yo me sentía como en una nube, me embelesaba la sensación de sentirme deseada, la musico cambio a un ritmo más sensual y sin pensarlo empecé bailar agitando mis caderas y volteando mi espalda hacia Samuel quien con sus manos comenzó a recorrer mi cuerpo, no de manera vulgar, si no con mucho cuidado y gentileza. Durante el baile regrese a verlo de frente y sin hablar los dos nos entrelazamos en un beso de gran deseo, sentía la ternura de sus besos y sus caricias, pero a la vez su deseo por mí y eso me llevaba a un estado de sentirme flotar en las nubes. Así continuamos la noche, entre baile, caricias y besos, estaba siendo por mucho la mejor noche de mi vida. Llegada la hora de salir, lo hicimos abrazados, besándonos de cuando en cuando, fuimos a mi departamento, llegando sin pensarlo arrastré a Samuel para el interior, seguimos besándonos y lo llevé hacia la recámara, pasamos un tiempo devorándonos a besos frente a la cama, cuando sus dedos llegaron al cierre de mi vestido y lo deslizó hacia abajo y recorriendo mi costado llegó a mis hombros donde con sensualidad deslizó los tirantes para que mi vestido cayera, dejó de besarme y me admiró ya sin el vestido, sus ojos disparaban lujuria y deseo, sus manos nuevamente me tomaron y el comenzó a besar mi cuello y a recorrer con sus besos hacia mis pechos que súbitamente ya se encontraban desnudos y recibieron sus labios con mis pezones sumamente duros, embelesada solo podía disfrutar de sus caricias y besos mientras mis manos recorrían su cuerpo, quitándole el saco y la camisa para poder disfrutar el toque de su piel y el calor de su cuerpo. Comenzó a acariciar mi nalgas de manera más deseosa, mientras también sus besos comenzaron a ir a mi vientre, arrodillado me tomo de tal manera que me guió hacia la cama, me senté en la orilla y luego su mano me recostaba y la otra se deshacía de mis panties, mientras sus labios seguían su ruta hacia mis labios interiores, mi cuerpo se estremeció como nunca cuando sus labios y su lengua comenzaron a danzar sobre mi vulva, con la razón nublada solo me dejé llevar por las sensaciones que mi cuerpo me regalaba. La excitación crecía en mi interior cuando sentí que los dedos de Samuel penetraban en mí, el danzar de su boca y la estimulación de sus dedos solo acumulaban esa sensación hasta que exploté en un orgasmo maravilloso y que hasta ese momento podía decir que ahora si conocía un orgasmo. 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Cursos online gratuitos de escritura y redacción

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed