Las citas en Tinder - parte 2

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
411 visitas

Marcar como relato favorito

El CEO - Benjamín 

...Arrodillada ante él, tenía ante mí esa majestuosa polla. Decir que me lancé a ella con avidez es una forma elegante de decir que me volví una verdadera zorra cuando la vi. Verla liberarse del bóxer fue magnánimo. No niego que su tamaño me asustó - no la medí, pero si digo que poco le faltaba para que midiera lo que un antebrazo femenino, es solo dar una idea de su longitud - pero lamerla de rodillas me dio el aliento y las ganas que necesitaba para continuar...

Benjamin tomaba mi cabello en sus manos, mientras empujaba mi cabeza contra su polla, haciendo que invada toda mi boca, ahogándome por momentos. Yo veía ese mástil humedecido y cada vez más grande, solo podía aferrarme a sus piernas y volver a chuparlo con avidez.

-Ahhhhh!!! Esto es una delicia!! 

-pero ahora me toca a mí - me dijo, llevándome del sillón a la cama. Allí, tendida, me sentí indefensa, y él, totalmente desnudo, solo buscó despojarme de la panty y el sujetador mientras abría mis piernas con sus manos...

-¡Vean esta delicia! - dijo, mirando mi coño y acariciando suavemente con dos dedos - veremos lo que da - me dijo, y metiendo los dedos, empezó a explorar...

El toque de sus dedos dentro de mi coño me hacía explotar en cada estocada, sabía cómo hacerlo girando, metiendo, sacando. Empezó solo con los dedos, hasta que yo sentí por la fricción que algo recorría mis nalgas, fue entonces que sentí su lengua a la par con sus dedos. Ese hombre estaba empezando a enloquecerme metiendo sus dedos y su lengua en mi coño; con su lengua daba aleteos suaves, como un león en una fuente de agua, y con sus dedos jugaba dentro de mí, queriendo extraer algo, que luego entendí era el squirt generado por el toque de sus manos y su lengua.

-Tienes miel entre las piernas, cariño - me dijo, poniéndose ante mí, separando mis piernas nuevamente, que yo había cerrado ante el primer orgasmo - ahora me toca disfrutar a mí...

Y abriendo mis piernas, se dispuso a entrar dando toques suaves con el glande, mientras besaba mis labios y mi cuello. Me trató delicadamente al primer intento, como a una niña virgen, y al entrar, yo dejé escapar un gemido ahogado, como si algo se rompiera dentro de mí...

-Ese primer gemido es TODO... - dijo, sin dejar de moverse. Movía sus caderas estando dentro de mí, y besaba mi cuello y mis senos, sosteniendo mis manos. El toque se volvió cada vez más fuerte, cuando sentía que nuevamente yo me corría. Él me veía gemir, casi llorando de placer en cada toque, y embestía con más fuerza cada vez, a la vez que yo pedía "no pares, por favor, sigue, sigue.. " y él entraba con fuerza. Nos podíamos ver en el espejo de la habitación, aunque solo tuviéramos por luces las que nos daba la ciudad con las mamparas y el balcón abierto. La imagen en el espejo a él lo excitaba sobre manera, se veía a sí mismo sobre mí y se volvía rudo, alzando mis piernas y colocándolas en sus hombros y entraba con fuerza, viendo que yo me aferraba haciendo puños con la sábana y cerrando fuerte los ojos en cada embestida, porque su toque era fuerte, y yo me sentía pequeña.

Pero decidí retarlo...

-¿Es todo lo que tienes? - le dije, desafiante, mirando sus ojos oscuros, como una pequeña lilith. Era como si un demonio lujurioso se apoderase de mí y me hiciera hablar - No creo que sea solo esto lo que me darás...

-¡Ponte en cuatro, perra! - me dijo, y al obedecer, estampó su mano derecha en una nalgada - ahora verás el castigo que tu amo va a darte, por perra...

Y las embestidas, que al principio eran delicadas, pasaron a ser duras e intensas, con mi cabello entre sus manos, frente al espejo, obligándome a mirar lo que me hacía, acercándose a mí por detrás mientras me lo metía...

-¡Mira, perra! Eres una belleza en cuatro, mi reina, mi perra...

Y sostenía mi cabeza para que yo viera su imagen en el espejo, cabalgándome como a una yegua salvaje, intentando domarme. - ¿Es todo lo que tienes? ¡dame más duro, cabrón! - le gritaba yo mientras lo miraba, casi ebria de cada estocada, gimiendo y aferrándome a las sábanas mientras él aceleraba el ritmo...

-quiero venirme, pero no así - y me recostó como quien busca la postura del misionero, los dos, sobre la cama, su cuerpo sobre el mío, en estocadas suaves y besos profundos. Era una locura escuchar sus gemidos en cada embestida, liberaron mi dopamina...

-¡así, así, así cariño! ¡así, no pares!

-¡ahhh! ¡ahhh! ¡aahhhh! Mya, me vengo, ¡ahhh! ¡ahhhh!

-¡no pares, no pares, sigue, sigue, sigue, así bebé! ¡sigue, cariño! ¡Qué rico te mueves, maldita sea! 

-Ahhhhhhhhh Myaaaaaa..  

Y fue la explosión más inusual que haya tenido.

Ese hombre era un angelito estando dormido, sus brazos torneados por el ejercicio y sus hombros con los tatuajes tribales compaginaban perfecto con sus ojos cerrados durmiendo y sus pestañas preciosas de muñeca rusa. Solo atiné a recoger lentamente mi ropa, y mis zapatos, me vestí lentamente, y darle un beso suave en los labios, para abrir luego lentamente la puerta, y salir de allí, como se sale de la escena de un crimen.

Y, es que mi crimen era, que ya no lo volvería a ver...


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Cursos online gratuitos de escritura y redacción

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed