AMIGOS 11 LOS AMANTES EN CHICAGO
Por LIZ
Enviado el 10/09/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Martes 10:47 pm
Llegamos al aeropuerto Internacional del O’hare, el lugar se ve enorme nunca me han gustado los aeropuertos me hacen sentir pequeña y perdida. Todo el día pensé en el viaje tensa y emocionada, preocupada culpable, compramos los boletos carísimos y no pudimos encontrar lugares juntos, hicimos el amor por la tarde y salimos a comer para después llegar al aeropuerto de la Cuidad de México y esperar el abordaje.
Nos reciben unos americanos altos como Manolo, pero rubios hasta las pestañas están casi igualitos vestidos como hípsters de la Condesa, me saludan en un español raro pero muy amigable uno se llama John y el otro Walter, Manolo me presenta como su novia tomándome de la cintura y besando mi frente, lo que altera mis nervios Walter lo mira algo confundido, pero Manolo lo ignora.
Subimos al auto y John se sienta a mi lado en la parte trasera del auto y Manolo lo mira con desdén y nos ponemos en marcha me dicen que son unas 17 millas del aeropuerto hasta el centro de Chicago siento la mirada curiosa del chico, pero no le digo nada mí inglés es nefasto, nunca me entro aun que lo estudie en la universidad y un par de veces más en cursos extras, pero nada sirvió, Manolo y Walter hablan del curso los pendientes y de la exposición.
- ¿Que mierda me mira este hombre Ma?, que me ve como si hubiera encontrado a la Virgen María - le digo a Manolo después de un rato de sentir la mirada de John.
Manolo suelta una carcajada.
- John stop looking at the girl like that, you’re scaring her, dude. - Le dice Manolo al chico entre risas.
- ¡Man she is your blue! - Dice John y sonríe.
Manolo asienta y luego le hace una señal para que no hable.
Walter dice
-Man, she is your blue, the realism with which you portrayed her is surprising, your girl is very beauteful- Le dice Walter sin quitar los ojos del camino.
Manolo me mira nuevamente con sus ojitos llenos de dulzura.
- ¡She’s just my angel Walter! - Le dice.
Y yo me quedo aún más confundida.
- Dice que eres bonita mi Angel eso es todo, ¿tienes hambre?, quieres cenar tal vez encontremos algo bueno que comer- Me dice como distracción.
Niego y lo ignoro.
Me hace sonreír e ignoro al gringo raro, por fin llegamos al edificio color crema, bajan las maletas John me ayuda a bajar del auto y sin más solo se despiden dicen algo de cenar y tomar tragos el siguiente día o algo parecido, suben al auto y se marchan lentamente.
Suspira y me besa tierno, nos tomamos de la mano y entramos a un vestíbulo hermoso que huele rico, vamos para el ascensor, presiona el número 5 y al cerrar las puertas se pega a mi cuerpo dándome un abrazo fuerte su cabello me pica la nariz y me hace estornudar lo que lo hace reír.
-Espero haber traído muchas ligas para el cabello porque si no sufriré para besarte o darte un abrazo en cada momento- Le digo mientras me hundo en su pecho y respiro profundo para quedarme con su aroma.
No pasa nada Ángel siempre puedo robarte la que usas tú, esa nunca la pierdes- Me dice mientras besa mi cabello.
Llegamos y las puertas se abren saca las maletas y vamos al departamento con un 7C en la puerta entramos y se encienden las luces, veo su personalidad por todo el lugar lo cual lo hace familiar, pero también muy extraño para mí, su sala de estar en pequeña, con sillones color rojo un par de pinturas colgadas que distraen mi atención.
Me dice que explore el lugar en lo que el entra a su habitación para dejar el equipaje.
Veo la cocina y un pasillo que me lleva a lo que pensé era un baño, pero es su estudio, parece una réplica de su taller en casa de su padre, paletas con pintura una mesa amplia con bocetos unos tripies con oleos montados, y al fondo dos cuadros enormes cubiertos se ven como de uno metro y medio de alto, me intrigan quiero dar un vistazo y siento que su mano me detiene.
- ¿A dónde crees que vas mi ángel?, la habitación está en dirección opuesta a esta ¿vamos? - Me dice con voz seductora.
-Quiero ver en que trabajas cielo- Le digo haciéndome la tonta.
-Ese trabajo esta terminado y no creo que te impresione mucho- Me besa el cuello y me encamina a la habitación, entramos y veo su habitación de joven esta es igual, paredes verdes claro con un par de carteles de obras teatrales, otros cuadros que, por supuesto no son su obra, pero una de las pareces me llama la atención tienes garabatos pintados son frases con marcador negro, diferentes legras, diferentes firmas, me llega una horrible punzada en la nuca y un hueco en el estómago.
- ¿Planeas quedarte en Chicago verdad?
Su cuerpo se tensa y me suelta con lentitud, giramos para quedar frente a frente.
- - Necesitaba sentirme en casa, por eso la pared la quise como la de mi habitación en casa de mi padre, eso es todo mi cielo- Me dice nervioso.
- -No es como la de tu casa, porque yo no estoy yo en esa pared- Le digo triste.
- -“Todos los días te quiero y te odio irremediablemente”, esa frase se quedará en aquella casa hasta que se haga polvo la pared mi cielo, nunca podría ser Chicago mi hogar, poque mi hogar esta ahí- Dice mientras señala mi pecho.
Inhala profundo y vamos ahora a su estudio en silencio se pone junto a una de las pinturas cubiertas jala la tela que la cubre y …
Las palabras del gringo suenan en mi cabeza ¡la pintura era mía!, soy yo en un atemorizante tamaño real realizada a detalle justo como si fuera una fotografía, la boca se me seca y las rodillas me tiemblan, la imagen es casi real estoy con unas botas negras altas, una falda azul celeste larga de vuelo asimétrica una blusa lisa negra, el cabello corto y azul, muy azul, con la mirada expresiva y dulce. La mano izquierda tomada de otra mano, pero sin una figura visible, la mano es morena con los dedos entrelazados. Me deja fría era una copia fiel del día en que salimos a Coyoacán, esa era exactamente la ropa que usaba, todo era igual se me paraliza el corazón, no puedo respirar y los ojos se me llenaron de lágrimas en un instante Manolo se vuelve y me mira aterrado.
No, no, no mi ángel por favor no llores, te la mostré para que vieras que si estás aquí pero no para hacerte llorar…- Me dice angustiado.
Eres un maldito imbécil, tantos años, tanto tiempo desperdiciado porque nunca me dijiste que sentías antes de Francia o después de Francia, después de Patricio, antes del anillo porque Manolo, ¿no se supone que somos mejores amigos? - Le digo colérica.
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