Soy bi y me encanta 1

Quienes han leído los relatos de las experiencias swinger que hemos tenido mi esposa y yo en más de 20 años, sabrán que los dos somos bi. Y nos encanta serlo. La bisexualidad no sólo nos complementa y nos une sino que multiplica por millones nuestro placer sexual. No hay nada como poder gozar del sexo sin límites de género y sin tabús y ser libre para disfrutar lo que se desea y gusta. 

Mi bisexualidad empezó muy joven. Y desde la primera vez me encantó. En esa época era muy difícil conseguir una mujer para sexo y las novias eran muy recatadas y lo poco que podías hacerles era muy limitado. Así que cuando tuve sexo con un compañero de colegio definitivamente no fue por homosexualidad de ninguno de los dos. Simplemente fue poder tener placer sexual y descargar las hormonas, y de una forma mil veces mejor que sólo pajeándose uno mismo.

Se dio de la forma más natural. Mi amigo y yo fuimos a una casa en la playa que mis padres tenían y al regresar de una mañana con mucho sol y ejercicio, estábamos llenos de sudor y adrenalina. Así que cuando entramos al dormitorio para cambiarnos traje de baño, los dos nos desnudamos completamente. No era la primera vez que lo hacíamos al mismo tiempo, pero antes siempre nos girábamos para tener más intimidad. Esa mañana mi amigo se desnudó casi frente a mí. Ya tenía la verga algo parada... y aunque yo había visto vergas en revistas porno, era la primera real que veía... y olía... porque su olor me llegó directamente a la nariz mezclado con el del sudor de los dos. Fue un olor que me impactó para toda la vida y que me embrujó desde el primer momento. Así que soy olfactofílico.

Mi amigo se movía frente a mí pero sin ocultar su verga.. se empezó a "secar" con la toalla, pero más era que se la frotaba para que yo viera... y por supuesto que la verga se le terminó de parar. Yo ya me estaba quitando el traje de baño y mi pija también quedó a su vista. Eran dos vergas muy distintas. La de él muy morena. La mía rosada. La de él con prepucio largo y negro, que ya dejaba a la vista la punta de su glande, entre moreno y morado. Mi verga circuncidada. A mí su pija me pareció enorme (con el tiempo supe que en realidad era bastante pequeña. 4 pulgadas. Lo supimos mi esposa y yo al mismo tiempo porque con ese amigo hicimos nuestro primer trío) y yo ya sabía que la mía medía 6 pulgadas. Y otra gran diferencia es que la de él es gorda y recta mientras la mía es un poco más delgada pero con un glande como hongo y bastante grande. Y por supuesto que mi verga se paró también.

Mi amigo dejó caer la toalla al suelo y quedó completamente desnudo frente a mí. Yo no me había dado cuenta que también había dejado caer la toalla con la que me secaba. Mi amigo se empezó a tocar directamente la verga, no como pajeándose sino más bien como examinando su pija... y hasta le quedó en los dedos un par de gotas de precum que le salían del prepucio. Y viéndome directamente a los ojos me dijo que tenía la verga muy caliente... y se llenó los dedos con más precum y los olió y se los chupó... y me dijo que le tocara la verga para que yo también sintiera lo caliente que la tenía... dudé un par de segundos pero estiré una mano y se la empecé a agarrar. En ese momento me quedé enamorado de tocar vergas. Era una sensación muy extraña para mí. Muy diferente a tocar mi propia verga (Quienes han tocado otra verga sabrán de qué hablo) y delicioso. Y no sólo sentí lo caliente de su pija sino que lo que más me impresionó fue la sensación en mis dedos... piel muy suave y encima de algo que era duro y suave al mismo tiempo... como tocar un tubo muy rígido... pero de hule. Y ya no se la solté. Se la seguí sobando, casi que haciéndole una paja. Mientras lo hacía, mi amigo me contaba que ya había hecho esto con otro par de compañeros de colegio y que le había encantado y que si yo quería me enseñaría. Yo no dije nada, estaba hipnotizado sobando su verga... y subí mi otra mano y le agarré el prepucio y jugué con el pellejito... y cuando mis dedos también tuvieron su precum, me los llevé a la nariz y el olor era igual al mío... saqué la lengua y lo chupé y el sabor también era como el mío. Mi amigo me dijo que ese olor y ese sabor le encantaban... y yo le dije -hablando por primera vez- que a mí también me gustaba mucho el mío. Mi amigo me dijo que cuando se pajeaba y le salía el semen él se lo embarraba en toda la verga, en el pecho y también lo olía y lo chupaba y eso lo volvía loco de placer. Yo le conté que yo también me llenaba la verga con mi semen y que también lo olía y chupaba y que me gustaba mucho.

Mi amigo estiró su mano y me agarró la verga y empezó a sobarla y a llenarse sus dedos con mi precum, y lo olía y chupaba... y con la otra me empezó a tocar los hombros y el pecho y la mano con que me agarraba la pija también la llevaba a mis huevos y me los apretaba. Los dos tenemos los huevos muy apretados y casi nunca nos cuelgan. Pero los de él son negros y lampiños y los míos rosados y muy peludos. Otra diferencia entre él y yo, es que él es prácticamente lampiño, con pocos pelos alrededor de los pezones y una pequeña mata de pelos negros, no muy abundantes, en el pubis y axilas. Y el culo lo tiene totalmente sin pelos. Muy arrugado y negro. Y yo soy muy peludo, incluso en esa época yo tenía el triple de pelo en el cuerpo de lo que tenía él. Ya mi axilas y pubis y culo eran muy peludos y con pelo café. Y en el pecho ya empezaba a tener bastante. Así que cuerpo contra cuerpo sí había importantes diferencias entre él y yo.

Y pajeándonos los dos y jugando con nuestros cuerpos, nos acostamos en una de las camas. Y yo sentía su cuerpo contra el mío. Era la primera vez que sentía algo así. Y también fue la primera vez que sentí otra mano, que no fuera la mía, la que me agarrara la verga, los huevos y me tocara así como lo hacía él. El principio de mi bisexualidad estaba siendo delicioso. Él ya lo había planeado pero nunca creyó que yo reaccionaría tan bien desde el inicio. Y en poco tiempo fui yo el que tomó el papel activo y tomó muchas iniciativas... incluso de cosas que él no había hecho antes.