Soy bi y me encanta 2
Por AlexMx666
Enviado el 11/09/2025, clasificado en Adultos / eróticos
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Por un tiempo mi amigo y yo nos quedamos acostados, desnudos, sintiendo la piel de nuestros cuerpos rozarse. El olor a sudor se había incrementado pero ahora también olía a verga, huevos y culos. A mi amigo le corría el sudor por su cuerpo lampiño y yo ya tenía las axilas empapadas de sudor. Nuestras manos seguían sobando las vergas y huevos y también tocaban otras partes. Y yo fui el primero que le agarró los pezones y se los pellizcó y sentí cómo se pusieron duros. Él tocó los míos y me dijo que le encantaban, que yo los tenía enormes y duros... y que el pelo de mi cuerpo le gustaba mucho. Yo metí una mano, sin dejar de sobar su verga con la otra, bajo su axila y cuando la sentí empapada de su sudor, la olí y la chupé y le dije que me encantaba el olor y el sabor. Y sin preguntarle nada, primero me puse a besarle el pecho lampiño para después seguir con sus pezones y los chupé y mordí como si fueran de una mujer... y en un instante metí mi cara bajo su brazo y empecé a oler y chupar su axila con muy pocos pelos... y me volví loco con esa sensación de lamer una piel, y oler y sentir su sudor y chupar los pelos que tenía en la axila. Él gemía y suspiraba de placer. Y me dijo que quería hacer lo mismo. Y me tocó el pecho, jugó con mi pelos y me chupó y mordió los pezones y olía y se llenaba la lengua con mi sudor... y en eso estábamos cuando sentí que su verga empezaba a pulsar entre mis dedos... y con gemidos más fuertes, mi amigo empezó a llenarme la mano y los dedos con su semen... lo sentí caliente... pegajoso y el olor inmediatamente me llegó a la nariz... y me fascinó. Era la primera vez que pajeaba otra verga y sentir el orgasmo de mi amigo y su verga temblar entre mis manos y cómo caía su semen caliente en mis dedos me volvió loco de placer. Y como él había seguido sobando mi verga, yo también me empecé a venir en su mano. Y él jugaba con mi semen al salir.
Cuando el orgasmo de los dos terminó, seguimos abrazados y los dos seguíamos moviendo suavemente nuestras manos en la verga del otro... no tanto para dar placer sino para sentir el semen que las había mojado. Nos miramos y los dos sonreíamos... y lo confieso, yo no me pude aguantar. Acerqué mi cara a la de él... y puse mi labios encima de los de él... y en un segundo empecé a chupar y a lamer sus labios... él inmediatamente sacó su lengua, y la mía empezó jugar con la de él... sentía la saliva de los dos en mi lengua, boca y caer por las comisuras. Y ese juego de lenguas se convirtió en un verdadero beso francés... los dos tratábamos de meter la lengua en la boca del otro... y fue el beso más erótico que había sentido. Ni siquiera con la novia que en ese tiempo yo tenía, había sentido un beso así, mucho menos sentir que quien yo besaba estaba tan caliente. Y definitivamente no fue un beso homosexual o de "amor"... era la pasión que generaba la libertad de poder hacerlo sin ninguna barrera. Y por varios minutos terminamos abrazados lamiéndonos las bocas. Y al separarnos, respirábamos con dificultad... y yo volví a sentir mis dedos llenos de su semen... y la peste a sexo, sudor, semen y huevos que había en el cuarto.
Y frente a su cara, yo llevé mis dedos a mi nariz y aspiré profundo el olor de su semen... y abrí la boca y saqué la lengua y me empecé a chupar los dedos... y sentí el delicioso sabor de su semen. El primer semen de otro hombre que probé. Y me encantó. Tanto que lo que más me gusta al coger con un hombre, no es penetrarlo o que me la metan, sino mamarlo... todo. Su piel, su verga, sus huevos, su culo, sus axilas, su sudor, su semen.
Mi amigo al ver que yo lamía su semen de mis dedos, hizo lo mismo. Y los dos hacíamos gemidos de gusto. Y cuando terminamos, él fue el primero en hablar y me dijo que había sido delicioso. Miles de veces mejor que lo que había hecho con los otros compañeros de colegio; que con ellos sólo habían sido pajas en las que uno agarraba la verga del otro hasta venirse... y que después inmediatamente se limpiaban el semen y hacían como que no había pasado nada. Que él siempre se había quedado con ganas de hacer más y especialmente chuparse los dedos llenos del semen de esos compañeros, pero que no lo hizo por vergüenza con ellos. Pero que conmigo había sido maravilloso. Yo le dije que había sido la primera vez para mí y que nunca me imaginé algo así, que siempre creí que la primera vez que tendría sexo sería con una mujer, pero que me había encantado... y que quería más.
Le dije que el olor de su cuerpo, de su verga, de sus huevos, de sus axilas y de su sudor me tenía loco de placer. Y sin decir nada más, empecé a sobar de nuevo su pecho y acercando mi cara saqué mi lengua y volví a besarle y chuparle el pecho y los pezones. Volví a meter mi cara bajo sus axilas y chupé y jugué con sus pelos empapados... y empecé a bajar, suave, lentamente por su abdomen... le metí la lengua en el ombligo y empecé a tocar los pocos pelos de su pubis y se los jalaba... bajé una mano a su verga y la sentí todavía aguada y eso me encantó y le jalé más el prepucio, como sacando las últimas gotas de semen que pudiera tener allí. Bajé a sus huevos y los apreté... pero no me detuve allí. Al mismo tiempo que empecé a oler directamente los pelos de su pubis y a lamerlos, metí una mano bajo sus nalgas... y las sentí, duras y deliciosas. De piel muy suave.Y llegué a su culo y lo sobé. Bajé por los pelos su pubis y cuando él sintió mi cara muy cerca de su verga pegó un pequeño brinco y gimió y levantó más sus caderas, acercando su verga a mi cara. Yo olí su verga y saqué mi verga para pasarla por encima de su piel morena y mordí y chupé el prepucio. Y así sentí por primera vez el olor y el sabor del semen directamente de una verga... que acababa de sacar semen en mi mano. Y cuando me metí su verga, completa, en la boca él casi gritó... yo la empecé a morder suave y a pasar mi lengua, y sentí claramente cómo su pija empezó a crecer. Fue delicioso. La primera vez que mamaba una verga y crecía dentro de mi boca. Y eso me fascinó. Y empecé a darle una mamada enorme. Suave. Despacio. Subía y bajaba. Y me cabía toda.
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