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En una sociedad donde la lógica del capital rige los destinos de los individuos, se produjo un acto que revela la alienación del ser humano en el capitalismo. Iryna, una refugiada ucraniana, fue apuñalada en un vagón de metro en Charlotte. Los pasajeros, sumidos en la lógica del "sálvese quien pueda", permanecieron inertes, incapaces de accionar en favor de la solidaridad. Este hecho muestra cómo el sistema atomiza a los individuos, destruyendo el tejido social y convirtiendo la cooperación en una mercancía escasa. Es un llamado a cuestionar el orden establecido y a buscar una sociedad donde la cooperación y la solidaridad primen sobre el egoísmo.
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